Café Cubano




Tejuca  (11-09-2002)

Desde un balcón en La Habana puedes ver cómo se hace café simultaneamente en varias casas de cubanos que se afanan en no perder -o no dejar que les quiten- uno de sus últimos rituales. No es un ritual muy complejo. El pueblo cubano en eso de los rituales no es muy abigarrado: nunca le han dado tiempo para desarrollarlos pues entre la mansedumbre que se les impone y el ingenio para escapar de su encierro han hecho de sus costumbres un reducto de mínimos momentos, y del café una manera de reunirse, de cortejearse o de obtener fuerzas y lo han llevado a un pequeño receptáculo humeante que bien cabe entre dos dedos, y dentro de esta tacita cabe nuestra casa toda en el momento del sorbo. Aunque no sea café el de la isla, es muy efectivo para lograr unos minutos de sosiego y aunque no sea cubano el de la diáspora es un suspiro para pensar en lo frágil de nuestra nacionalidad.


                                                

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