El mundo inexistente

Una interpretacion de la mente desconocida de un conocido.




Yisell  (09-16-2003)

No soy yo el que se ha tomado aproximadamente tres vasos lleno de una mezcla alcohólica muy refinada. No importa el contenido, no quisiera acordarme de la sustancia, al final el efecto es mucho más interesante. Me pregunto si soy diferente cuando tomo, me pregunto si me comporto igual después de unos tragos… yo soy otro pero eso mañana cambiara. No lo se pero creo que no haría ninguna diferencia, la mayoría de las personas casi nunca se preocupan por conocerse a fondo, a casi nadie le importa si eres tal y cual tu apariencia, o un poco más profundo, alocado…confundido. Las personas no esperan muchos días para conocerse, no se disfrutan. No tienen tiempo.

¿Quienes son estos individuos a mi alrededor? Acaso seran desconocidos artistas, intelectuales de cuatro libros leídos y un poema después de amanecer.Petulantes mediocres, que que se apoderan de frase hechas para improvisar su ignorancia.

Los juzgo como mismo ellos no me juzgan, de la misma forma que me invento otro cigarrillo y les tiro una foto cuando menos se lo imaginan. Tan poco les importa mi presencia que ni siguieran posan para mi.

Merodeo por la casa, no se ve nada interesante, aunque disfruto de aparecer incógnito entre los invitados; me son indiferentes, no los conosco, pero ellos tampoco saben quien soy…Ni siquiera soy aparentemente conocido.

Pasan horas, los rostros son similares, amorfos; casi continuan el espacio entre ellos. No le dan definicion histrionica a las sombras. Aún asi logro distinguir una belleza viva, natural sin acertijos disimulados, su cadencia baila, sonríe sin pudor. Su pelo rizo, negro da brillo a las luces, a los bostezos, su juguetón cuerpo de bailarina marroquí es un un descubrimiento despues de siglos al oriente..Lleva una blusa provocadora pero muy sutil, es sencilla pero atrevida; casi irreverente. ..¡No! todas son iguales, además casi todas tienen el pelo negro…Como siempre la similitud es el tumulto, la maza. Nada es importante. Me preparo otro trago.

Me siento a pensar si pienso, si continuo analizando el medio ambiente, si vale la pena esforzarme tanto por encontrar significado a los cabellos negros en las sonrisas de los artistas diletantes. Alguien canta una canción de Silvio, nadie afinaba, nadie recuerda la letra…

Del tumulto surge una figura delgada, probablemente esbelta, otro pelo negro. Se sonríe, no estoy seguro. No depara en los espacios que arrebata, no se espera, camina segura hacia el teclado… La letra de Silvio finalmente renace humeda en un papel que se imprime calido en mi impresora. Ella canta, pero yo no la escucho, mueve los labios rápidamente, ambiciosa abre su boca. ¿Tú hiciste todo esto? Asombrada me pregunta. Yo no tengo respuestas, nunca creí haber hecho nada importante.


                                                

Miami / USAmail@armandoacosta.comInicio