¿Para qué sirve un filósofo?

Tomado de la participación de Emilio Ichikawa en nuestro Foro (otoño del 2005).




Ichikawa  (01-30-2008)

Para Mario Romero, "Mayito", amigo de mis amigos.

Cualquier clase de filosofía comienza pretendiendo exponer la etimología de la palabra. El profesor asegura que "filosofía" trata de un amor, un amor que apunta hacia la sabiduría. En efecto, el filósofo debe ser capaz de establecer una relación erótica con el saber; el saber mismo ha de causarle satisfacción, por lo que no necesita saber para algo: el saber mismo es ya un fin. Ortega y Gasset subía la parada al hecho postulando que descubrir una idea es como admirar un cuerpo desnudo; pero esto ya es parte, solo una parte, de la filosofía.

Pudiéramos aceptar, es lo que propongo, que plantearse la pregunta "para qué sirve" implica una duda, una sospecha que está un tanto fuera de la misma filosofía. La filosofía tiene una relación tan equívoca con el "servir" que solo una convicción, un destino, puede funcionar como pretexto de la vocación.

No obstante, "de hecho", la filosofía le ha servido a la gente para algo. Dicen que Tales de Mileto pudo ajustar varios negocios gracias a las consecuencias prácticas de su universo filosófico, en tanto Protágoras de Abdera cobraba por enseñar una filosofía entendida como dialéctica, como arte de polemizar. Gracias a la filosofía Sócrates satisfizo su gran vanidad y Platón se ganó el favor de algún político, igual que Aristóteles. Cuando no hay mucho que comer el filósofo puede hacer lo mismo que Diógenes: adular al poderoso para que le dé la bienvenida a su mesa.

Puede el filósofo tener un aula y vivir de dar clases. Clases de filosofía, de esa disciplina que una vez escolastizada se pregunta para qué, cómo y a quién puede servir. O puede dar consejos a sus vecinos. Predecir el curso de las cosas igual que los astrólogos. Dar razones a los curas, los artistas y los militares.

Como son muy estudiosos, los filósofos suelen estar enterados de anécdotas y cosas curiosas que les propician ser buenos conversadores, habilidad que le permite armarse de buenas relaciones y acceder al prestigio social. El filósofo puede ayudar a consolar personas, como hicieron Epicuro y Boecio, quien escribió una Consolación por la filosofía. Y también, en el mundo moderno, cuando los gobiernos se vuelven pudorosos y buscan ejercer la dominación con alguna justificación retórica, los filósofos pueden ayudarlos explicándole a la gente que el presidente, el tirano o el primer ministro ejerce el poder, digamos, por consecuencia histórica, por conclusión racional o por necesidad de justicia. Algunos filósofos hasta sirven como cómplices en la invención de bochornosas constituciones.

El filósofo, cuando no quiere trabajar, puede hacer muchas cosas, servir para algo, "ofrecer servicio": puede ascender en un sindicato, conspirar a favor de un alcalde, escribir cartas solicitando, dirigir revistas, reportar noticias, espiar.

Pero concretemos, aquí en Miami, en el año 2005, un filósofo puede servir para otras cosas. Puede dar clases de filosofía en algunas de las universidades del condado; si no domina bien el inglés puede dar clases de literatura hispanoamericana o insertarse en alguna de las disciplinas que han alcanzado rango universitario en los últimos tiempos. Si no domina el inglés, o solo lo balbucea, puede dar clases de idioma español, que en el nivel más bajo incluye el saludo, las horas del reloj y la descripción de comidas: tacos, enchiladas, arroz con frijoles negros, empanadas, mofongo, mangú... Todos los grandes e inmortales filósofos latinoamericanos que he conocido en los Estados Unidos dicen que hacen ese tipo de trabajo para sobrevivir; aseguran que después del servicio docente ellos alcanzan sus cumbres sublimes. Puede ser cierto, pero supongo que ninguna de esas cosas se hace impunemente.

Quien tiene suerte, puede filosofar un semestre, es decir, ir tirando para tener paz al menos medio año. También puede solicitar beca o alguna ayuda institucional, siempre y cuando se demuestre a quien puede dar dinero que el filósofo sirve para algo. Es decir, amigo Mario, que si bien decía que tu pregunta no estaba centrada en la filosofía, puede ser muy útil para los filósofos.

Para mí la filosofía ha llegado a ser una suerte de hermandad referencial, un convivio en códigos. Eso me sirve para tener amigos y también para decantarlos. La filosofía es un linaje, una jerga a la que hay que ser leal. En ese sentido, sirve para tener confianza. Y para conocer a gente como tú, por ejemplo. Es la filosofía quien me acredita ante la pintura de Tejuca, la que me hace admirar la fuerza de los familiares de Wong, la que me detiene ante las pocas palabras del padre de Armando y me esperanza ante las decisiones de su pequeña y talentosa hija. Porque la filosofía sirve para aprender a escuchar.

Emilio Ichikawa.

Otoño-2005.


                                                

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