Mujeres


  1. Mujeres
  2. En estos días
  3. Ya no te espero
  4. ¿Qué hago ahora?
  5. Río
  6. Te doy una canción
  7. Cierta historia de amor
  8. ¿A donde van?
  9. Hoy no quiero estar lejos de la casa y el árbol
  10. Esto no es una elegía
  11. Aceitunas
  12. Y nada más

Mujeres

Me estremeció la mujer que empinaba a sus hijos
Hacia la estrella de aquella otra madre mayor
Y como los recogía del polvo teñidos
Para enterrarlos debajo de su corazón

Me estremeció la mujer del poeta, el caudillo
Siempre a la sombra y llenando un espacio vital
Me estremeció la mujer que incendiaba los trillos
De la melena invencible de aquel alemán

Me estremeció la muchacha
Hija de aquel feroz continente
Que se marchó de su casa
Para otra de toda la gente

Me han estremecido un montón de mujeres
Mujeres de fuego, mujeres de nieve

Pero lo que me ha estremecido
Hasta perder casi el sentido
Lo que a mi más me ha estremecido
Son tus ojitos, mi hija, son tus ojitos divinos

Me estremeció la mujer que parió once hijos
En el tiempo de la harina y un kilo de pan
Y los miró endurecerse mascando carijos
Me estremeció porque era mi abuela además

Me estremecieron mujeres
Que la historia anotó entre laureles
Y otras desconocidas, gigantes
Que no hay libro que las aguante

Me han estremecido un montón de mujeres
Mujeres de fuego, mujeres de nieve

Pero lo que me ha estremecido
Hasta perder casi el sentido
Lo que a mi más me ha estremecido
Son tus ojitos, mi hija, son tus ojitos divinos

(1975)


En estos días

En estos días, todo el viento del mundo sopla en tu dirección
La osa mayor corrige la punta de su cola
Y te corona con la estrella que guía: la mía

Los mares se han torcido con no poco dolor hacia tus costas
La lluvia dibuja en tu cabeza la sed de millones de árboles
Las flores te maldicen muriendo, celosas

En estos días no sale el sol, sino tu rostro
Y en el silencio, sordo del tiempo, gritan tus ojos
¡Ay!, de estos días terribles
¡Ay!, de lo indescriptible

En estos días no hay absolución posible para el hombre
Para el feroz, la fiera que ruge y canta ciega
Ese animal remoto que devora y devora primaveras

En estos días no sale el sol, sino tu rostro
Y en el silencio, sordo del tiempo, gritan tus ojos
¡Ay!, de estos días terribles
¡Ay!, del nombre que lleven
¡Ay!, de cuantos se marchen
¡Ay!, de cuantos se queden

¡Ay!, de todas las cosas
Que hinchan este segundo
¡Ay!, de estos días terribles
Asesinos del mundo


Ya no te espero

Ya no te espero
Llegarás, pero más fuerte
Más violenta la corriente
Dibujándose en el suelo
De mi pecho, de mis dedos
Llegarás con mucha muerte

Ya no te espero
Ya eché abajo ayer mis puertas
Las ventanas bien despiertas
Al viento y al aguacero
A la selva, al sol, al fuego
Llegarás a casa abierta

Ya no te espero
Ya es el tiempo que fascina
Ya es bendición que camina
A manos del desespero
Ya es bestia de los potreros
Saltando a quien la domina

Ya no te espero
Ya estoy regresando solo
De los tiempos venideros
Ya he besado cada plomo
Con que mato y con que muero
Ya se cuándo, quién y cómo

Ya no te espero
Ya he liberado a tu patria
Hija de una espera larga
Ya hay un primero de enero
Que funda a sus compañeros
Con la sed de mi garganta

Ya no te espero
Porque de esperarte hay odio
En un noche de novios
En los hábitos del cielo
En madre de un hijo ciego
Ya soy ángel del demonio

Ya no te espero


¿Qué hago ahora?

¿Dónde pongo lo hallado?
En las calles, los libros
La noche, los rostros
En que te he buscado

¿Dónde pongo lo hallado?
En la tierra, en tu nombre
En la Biblia, en el día
Que al fin te he encontrado

¿Qué le digo a la muerte tantas veces llamada a mi lado
Que al cabo se ha vuelto mi hermana?

¿Qué le digo a la gloria vacía de estar sano
Haciéndome el triste, haciéndome el lobo?

¿Qué le digo a los perros que se iban conmigo
En noches pérdidas de estar sin amigos?

¿Qué le digo a la luna que creí compañera
De noches y noches sin ser verdadera?

¿Qué hago ahora contigo?
Las palomas que van a dormir a los parques
Ya no hablan conmigo

¿Qué hago ahora contigo?
Ahora que eres la luna, los perros
Las noches, todos los amigos


Río

Hoy se que no hay nada imposible
Anoche supe la verdad
Creí a mi alma inservible
Pero era cansancio vulgar, nada más

Tú eres un don de la brisa
Un ser de la resurrección
Un pájaro con una risa
Capaz de arrastrar a la noche hasta el sol

Río, río, río
Río de verdad
Como un animal
Que ha sido puesto en libertad

Río
Me dejo ir en mano alegre, voy previendo
Porque mañana, a lo mejor, hay un entierro
Y una mordida de pantera en lo más mío

Río
Y no es un desafío
A la vida del sueño
Es que vivo camino al cementerio


Te doy una canción

Cómo gasto papeles recordándote
Cómo me haces hablar en el silencio
Y cómo no te me quitas de las ganas
Aunque nadie me vea nunca contigo

Y cómo pasa el tiempo
Que de pronto son años
Sin pasar tú por mí
Detenida

Te doy una canción
Si abro una puerta
Y de las sombras sales tú

Te doy una canción
De madrugada
Cuando más quiero tu luz

Te doy una canción
Cuando apareces
el misterio del amor

Y si no lo apareces
No me importa
Yo te doy una canción

Si miro un poco afuera
Me detengo
La ciudad se derrumba
Y yo cantando

La gente que me odia
Y que me quiere
No me va a perdonar
Que me distraiga

Creen que lo digo todo
Que me juego la vida
Porque no te conocen
Ni te sienten

Te doy una canción
Y hago un discurso
Sobre mi derecho a hablar

Te doy una canción
Con mis dos manos
Con las mismas de matar

Te doy una canción
Y digo: Patria
Y sigo hablando para ti

Te doy una canción
Como un disparo, como un libro
Una palabra, una guerrilla
Como doy el amor

(1970)


Cierta historia de amor

Yo era un muchacho tranquilo
Hasta que di con mi sueño más dorado
Que era una mujer algo mayor que yo
Ella tenía 35 y yo 18 para mi favor
(Favor dudoso)

Empezó por regalarme
Dos camisas y un vestido
Para que yo se los diera a mi mamá
A eso le siguió una lluvia de pequeños regalitos para mí
(Para mí entierro)

Hasta me froté las manos
Cuando supe que vivía sola
Desde que por fin se divorcio
Y en su casa hice meriendas, comidas y desayunos hasta engordar
(Casi reviento, como verán)

Lo tenía todo, y me puse ocioso
Me pasaba el día de la lectura al amor
¿Qué quiere mi dueño? ¿Qué quiere mi encanto?
Me decía con voz azucarada si me iba a mover

Mi amigos comentaban
Que yo si eran un bárbaro del diablo
Y la fama de conquistador nació
Las pepillas me buscaban, yo me pellizcaba el brazo para ver
(Si era soñando)

Aprendí, de un buen amigo
A pegarle a mi mujer
A llevar los pantalones, como es la tradición
Y ella iba a mi trabajo, para sorprenderme en algo ilegal
(Era normal)

Me di cuenta que las cosas
Ya no estaban es su sitio
Cuando me empezó a coser la ropa encima, al salir
Después vino la algazara, las denuncias y los llantos al dormir
(Y pasó el tiempo)

Decidí dejarla cuando una noche
Desperté y la vi que se lanzaba sobre mí
Con unas tijeras de podar sus matas
Mientras me juraba que no iba a ver a otra mujer jamás

Me puse las botas y salí corriendo
Entre amenazas que no puedo repetir
Me puse las botas y salí corriendo
Sin sueños dorados, pero a salvo el honor


¿A donde van?

¿A donde van las palabras que no se quedaron?
¿A donde van las miradas que un día partieron?
¿Acaso flotan eternas, como prisioneras de un ventarrón?
¿O se acurrucan, entre las endijas, buscando calor?
¿Acaso ruedan sobre los cristales, cual gotas de lluvia que quieren pasar?
¿Acaso nunca vuelven a ser algo? ¿acaso se van?
¿Y a donde van? ¿a donde van?

¿En que estarán convertidos mis viejos zapatos?
¿A donde fueron a dar tantas hojas de un árbol?
¿Por donde están las angustias, que desde tus ojos saltaron por mí?
¿A donde fueron mis palabras sucias de sangre de abril?
¿A donde van ahora mismo estos cuerpos, que no puedo nunca dejar de alumbrar?
¿Acaso nunca vuelven a ser algo? ¿acaso se van?
¿Y a donde van? ¿a donde van?

¿A donde va lo común, lo de todos los días?
¿El descalzarse en la puerta, la mano amiga?
¿A donde va la sorpresa, casi cotidiana del atardecer?
¿A donde va el mantel de la mesa, el café de ayer?
¿A donde van los pequeños terribles encantos que tiene el hogar?
¿Acaso nunca vuelven a ser algo? ¿acaso se van?
¿Y a donde van? ¿a donde van?


Hoy no quiero estar lejos de la casa y el árbol

Hoy no quiero estar lejos de la casa y el árbol
Hoy quisiera estrechar mi ciudad sumergida
Boca de los corales, alma de las esponjas
Dureza de las piedras que se encuentran a veces
Ojos de las estrellas de mar y los peces

Hoy te quiero cantar más allá
Más allá de donde ha de llegar la canción

¿Cómo voy a cambiarle el color a una ola?
¿Qué se puede querer, si todo es horizonte?
¿Qué le voy a enseñar a la suma del viento?
¿Qué le puedo objetar a una noche estrellada
Con mi vela amarilla y mi proa emparchada?

Hoy te quiero cantar más allá
Más allá de donde ha de llegar la canción

Hoy no quiero estar lejos de la casa y el árbol
Cada rizo del suelo es un sueño contado
Algo como un recuerdo, una imagen, un beso
Y en la espalda del día se queda ese algo
Hoy no quiero estar lejos de la casa y el árbol

Hoy te quiero cantar más allá
Más allá de donde ha de llegar la canción

(1969)


Esto no es una elegía

Tú me recuerdas el prado de los soñadores
El muro que nos separa del mar, si es de noche
Tú me recuerdas sentada, ciertos sentimientos
Qué nunca se sabe que traen en las alas
Si vivos o muertos, si vivos o muertos

Me quito el rostro y lo doblo encima del pantalón
Si no he de decir tu nombre, si ajeno se esconde
No quiero expresión
Suelen mis ojos tener como impresos sus sueños, risueños

Tú me recuerdas las calles de La Habana Vieja
La Catedral sumergida en su baño de tejas
Tú me recuerdas las cosas, no se, las ventanas
Donde los cantores nocturnos cantaban
Amor a La Habana, amor a La Habana

Esto no es una elegía, ni es un romance, ni un verso
Más bien una acción de gracias
Por darle a mis ansias razón para un beso
Una modesta corona encontrada en la aurora

Tú me recuerdas el mundo de un adolescente
Un seminiño asustado, mirando a la gente
Un ángel interrogado, un sueño acostado
La maldición, la blasfemia de un continente
Y un poco de muerte, y un poco de muerte

(1973)


Aceitunas

Tus piernas de 3 a 6 de la tarde
En la memoria de pronto me arden
Y cuando quiero aliviar mi locura
Sólo me calma comer aceitunas

Una aceituna mordida le ha
Vuelto la vida a todo tu sabor
Maravillado, respiro y siento tu olor

O yo deliro, o me corta tu filo
Hasta el límite de la ilusión
Como despacio, y alargo el espacio
Entre el beso inicial y el de adiós

Una aceituna mordida le ha
Vuelto la vida a todo tu sabor
Maravillado, respiro y siento tu olor

Y aquí me tienes, bien aferrado
A la semilla, cómo colgando de ti

Tus piernas de 3 a 6 de la tarde
En la memoria de pronto me arden
Y cuando quiero aliviar mi locura
Sólo me calma comer aceitunas


Y nada más

Esta extraña tarde
desde mi ventana
Trae la brisa vieja
de por la mañana

No hay nada aquí:
sólo unos días que se aprestan a pasar,
sólo una tarde en que se puede respirar
un diminuto instante inmenso en el vivir.
Después mirar la realidad
Y nada más, y nada más.

Ahora me parece
que hubiera vivido
Un caudal de siglos
por viejos caminos

No hay nada aquí:
sólo unos días que se aprestan a pasar,
sólo una tarde en que se puede respirar
un diminuto instante inmenso en el vivir.
Después mirar la realidad
Y nada más, y nada más.

(1966)


Créditos

EGREM LD-3757 Estéreo

Grabado en La Habana en 1978

Letra y música: Silvio Rodríguez

Productor: Silvio Rodríguez

Asesor artístico: Frank Fernández

Técnicos de grabación: Tony López y Jerzy Belc

Diseño gráfico: Raúl Martínez


Comentarios: Héctor Velarde

[ Silvio Rodríguez ]

Última revisión: 06/04/98