Rabo de nube

Grabado en La Habana en 1979
Producción: Silvio
Asesor: Frank Fernández
Grabación: Jerzy Belc


Al XX Aniversario del Triunfo de la Revolución


  1. Vamos a andar
  2. Rabo de nube
  3. El día feliz que está llegando
  4. Te amaré y después
  5. Fábula de los tres hermanos
  6. Que ya viví, que te vas
  7. Con diez años de menos
  8. Imagínate
  9. Testamento

Vamos a andar

Vamos a andar
En verso y vida atentos
Levantando el recinto
Del pan y la verdad

Vamos a andar
Matando el egoísmo
Para que por lo mismo
Reviva la amistad

Vamos a andar
Hundiendo al poderoso
Alzando al perezoso
Sumando a los demás

Vamos a andar
Con todas las banderas
Trenzadas de manera
Que no haya soledad

Vamos a andar
Para llegar
A la vida


Rabo de nube

Si me dijeran pide un deseo,
preferiría un rabo de nube,
un torbellino en el suelo
y una gran ira que sube.
Un barredor de tristezas,
un aguacero en venganza
que cuando escampe parezca
nuestra esperanza.

Si me dijeran pide un deseo,
preferiría un rabo de nube,
que se llevara lo feo
y nos dejara el querube.
Un barredor de tristezas,
un aguacero en venganza
que cuando escampe parezca
nuestra esperanza.

(1978)


El día feliz que está llegando

Se está arrimando un día feliz
como hace un barco tras sus meses.
Se está arrimando un día de abril,
un día de abril se va a arrimar
a los finales de noviembre.

Y yo me apego más al mar,
me hermano doble de los peces.
Yo enciendo leña en el hogar
que vio brillar la tempestad
que guía el curso de estos meses.

Se está arrimando un día de sol,
un día de duendes en añejo.
Se acerca un pájaro feroz
zumbando al goce de tu olor:
se acerca un tiempo de conejos.

Y a mí me escarba la ansiedad,
me escarba hondo, acá, en lo blando;
me escarba simple, de escarbar,
como para que se hunda más
el día feliz que está llegando.

(1975)


Te amaré y después

Te amaré, te amaré como al mundo
Te amaré aunque tenga final

Te amaré, te amaré en lo profundo
Te amaré como tengo que amar

Te amaré, te amaré como pueda
Te amaré aunque no sea la paz

Te amaré, te amaré lo que queda
Te amaré cuando acabe de amar

Te amaré, te amaré si estoy muerto
Te amaré el día siguiente además

Te amaré, te amaré como siento
Te amaré con adiós, con jamás

Te amaré, te amaré junto al viento
Te amaré como único ser

Te amaré hasta el fin de los tiempos
Te amaré y después, te amaré


Fábula de los tres hermanos

De tres hermanos el más grande se fue
Por la vereda a descubrir y a fundar
Y para nunca equivocarse o errar
Iba despierto y bien atento a cuanto iba a pisar

De tanto en esta posición caminar
Ya nunca el cuello se le enderezó
Y anduvo esclavo ya de la precaución
Y se hizo viejo, queriendo ir lejos, con su corta visión

Ojo que no mira más allá no ayuda el pie
Óyeme esto y dime, dime lo que piensas tú

De tres hermanos el de en medio se fue
Por la vereda a descubrir y a fundar
Y para nunca equivocarse o errar
Iba despierto y bien atento al horizonte igual

Pero este chico listo no podía ver
La piedra, el hoyo que vencía a su pie
Y revolcado siempre se la pasó
Y se hizo viejo, queriendo ir lejos, a donde no llegó

Ojo que no mira más acá tampoco fue
Óyeme esto y dime, dime lo que piensas tú

De tres hermanos el pequeño partió
Por la vereda a descubrir y a fundar
Y para nunca equivocarse o errar
Una pupila llevaba arriba y la otra en el andar

Y caminó, vereda adentro, el que más
Ojo en camino y ojo en lo por venir
Y cuando vino el tiempo de resumir
Ya su mirada estaba extraviada entre el estar y el ir

Ojo puesto en todo ya ni sabe lo que ve
Óyeme esto y dime, dime lo que piensas tú


Que ya viví, que te vas

Dejé pasar unas horas
por si se huía tu sueño.
Durmiendo la veladora
tu tiempo se entró en mi tiempo
y, en fin, la guitarra sola
gira contigo en el centro.

Creo que la luna ya es muy alta
y en la caricia falta
un viaje a la humedad.
Creo que de noche me despierto
con frío, al descubierto,
tantenado oscuridad.
Creo que la lluvia está cayendo
y no voy sonriendo
dejándome mojar.
Creo que me va a quitar el sueño
un dedo aquí,
un labio allá,
que te perdí,
que ya no estás,
que ya viví,
que te vas.

Dejé pasar unas horas,
pupila veladora,
por si me daba igual.
Tu tiempo se metió en mi tiempo,
momentos y momentos
que no quieren pasar.
Y he aquí que la guitarra
vuelve a soltar amarras,
canta y gime al volar.

Creo que me va a quitar el sueño
un dedo aquí,
un labio allá,
que te perdí,
que ya no estás,
que ya viví,
que te vas.

(1976)


Con diez años de menos

Si fuera diez años más joven, qué feliz
y qué descaminado el tono de decir:
cada palabra desatando un temporal
y enloqueciendo la etiqueta ocasional.

Los años son, pues, mi mordaza, oh mujer;
sé demasiado me convierto en mi saber.
Quisiera haberte conocido años atrás
para sacar chispas del agua que me das,
para empuñar la alevosía y el candor
y saber olvidar mejor.

Esta mujer propone que salte y me estrelle
contra un muro de piedras que alza en el cielo
y como combustible me llena de anhelos,
de besos sin promesa y sentencias sin leyes.

Esta mujer propone un pacto que selle
la tierra con el viento, la luz con la sombra;
invoca los misterios del tiempo y me nombra.
Esta mujer propone que salte y me estrelle
sólo para verle,
sólo para amarle,
sólo para serle,
sólo y no olvidarle.

Con diez años de menos, no habría esperado
por sus proposiciones y hubiera corrido
como una fiera al lecho en que nos conocimos,
impúdico y sangriento, divino y alado.

Con diez años de menos, habría blasfemado
con savia de su cuerpo quemaría los templos
para que los cobarde tomaran ejemplo.
Con diez años de menos, hubiera matado
sólo para verle,
sólo para amarle,
sólo para serle,
sólo y no olvidarle.

(1977)


Imagínate

Imagínate
que desde muy niño
te llevaba flores
te daba mi abrigo.

Imagínate
que soy el amigo
de tu mismo barrio
que lleva tus libros.

Imagínate
que soy de tu calle
que siempre pasé
por donde miraste.

Imagínate
que hasta mi perro
me busca en tu puerta
cuando me le pierdo.

Imagínate
que eres mi dama
mi último sueño
mi más roja flama

Imagínate
que somos nosotros
tú y yo para siempre
que no eres de otro.


Testamento

Como la muerte anda en secreto
y no se sabe qué mañana,
yo voy a hacer mi testamento,
a repartir lo que me falta
pues lo que tuve ya está hecho,
ya está abrigado, ya está en casa.
Yo voy a hacer mi testamento
para cerrar cuentas soñadas.

Le debo una canción a la sonrisa,
a la sonrisa de manantial, esa que salta:
le debo una canción a toda prisa
para que quede que estuvo cerca, agazapada.

Le debo una canción a lo que supe,
a lo que supe y no pudo ser más que silencio:
le debo una canción, una que ocupe
la cantidad de mordazamor de un juramento.

Les debo una canción a los pecados,
a los pecados que no gasté, los que no pude:
les debo una canción, no como hermano,
sólo de sal que el delectador también alude.

Le debo una canción a la mentira,
a la mentira pequeña, frágil, casi salva:
le debo una canción endurecida,
una canción asesina, bruta, sanguinaria.

Le debo una canción al oportuno,
al oportuno mutilador de cuanta ala:
le debo una canción de tono oscuro
que lo encadene a vagar su eterna madrugada.

Le debo una canción a las fronteras,
a las fronteras humanas, no a las del misterio:
les debo una canción tan poco nueva
como la voz más elemental de los colegios.

Le debo una canción a una bala,
a un proyectil que debió esperarme en una selva:
le debo una canción desesperada,
desesperada por no poder llegar a verla.

Le debo una canción al compañero,
al compañero de riesgos, al de la victoria:
le debo una canción de canto nuevo,
una bandera común que vuele con la historia.

Le debo una canción, una, a la muerte,
una a la muerte voraz que se comerá tanto:
le debo una canción en que hunda el diente
y luego esparza con la explosión fuegos del canto.

Le debo una canción a lo imposible,
a la mujer, a la estrella, al sueño que nos lanza:
le debo una canción indescriptible
como una vela inflamada en vientos de esperanza.

(1977)


Comentarios: Héctor Velarde

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Última revisión: 9/11/95