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He creado este espacio para compartirlo con familiares y amigos, aunque no descarto la posibilidad de que otros visitantes se encuntren a gusto y lo puedan disfrutar tambien...

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Y encima del sofá... un televisor

¿Realmente merece el televisor ese papel protagónico que solemos darle?


¿Un flat panel sobre mi buró?

¿Y por qué no... "debajo" del buró?


Foto Reportaje

Llaima y las piedras

07-27-2003 En estos tiempos modernos en que los tesoros hundidos en el mar han perdido el poder de exitarnos, los hombres buscan otro tipo de tesoros, los intangibles, los inagotables; algunos buscan en la lejanía del cosmos, otros hurgan en lo profundo de su corazón.

Esta tarde era una de esas tantas; Llaima paseaba descalza por la orilla del canal en busca de piedras para su jardín; el mar acariciaba sus pies y la lente enamorada de mi cámara capturaba este tesoro en medio de una tarde simple como tantas otras.



Después de atravezar la cuidad con su corriente, las aguas del canal desembocan en el mar sin mucho estruendo. Junto a la orilla se hierguen mansiones, árboles, un muelle, un barco, la brisa, la luz agonizante de la tarde, es un buen comienzo.



Las aguas de la orilla tienen el olor inconfundible del mar, la brisa fresca invita a buscar en lo profundo del alma; cada cual sale en busca de su propio tesoro.



Llaima también busca el suyo; calzada con zapatos mínimos que apenas visten sus pies semidesnudos, se adentra entre las piedras, resuelta.



Pero las piedras le incan en los pies, parecieran defender su territorio con su hostil dureza ¡Cuan duras pueden ser las piedras!



Llaima toma una piedrecilla entre sus manos. "Qué linda eres", le dice; la piedrecilla se siente desarmada: miren que descubrir la belleza de una piedra entre tantas piedras.



Llaima desata sus pies y se adentra en las aguas, su tesoro ha de ser bastante húmedo, supongo.



Las aguas son transparentes, el agua es su medio, ni peces ni algas ni erizos son barrera para sus pies iluminados.



"No te escondas", implora, "sé que estás ahí. ¿Acaso no sabes que hoy es el dia de encontrarte?"



Entonces ocurre el milagro, una piedra amarilla y grande emerge del fondo, salta a las manos de la niña quien la atrapa sin demora.



Llaima ha encontrado su tesoro, la última de una extensa colección de piedras para amurallar el pequeño cantero con flores que tiene en la puerta de su casa; de no ser por ellas, la tierra se derramaría por los bordes cuando llueve.

                                                

Miami / USAmail@armandoacosta.comInicio