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Y encima del sofá... un televisor

¿Realmente merece el televisor ese papel protagónico que solemos darle?


¿Un flat panel sobre mi buró?

¿Y por qué no... "debajo" del buró?


Nuestros Cuentos de Ciencia Ficción

Reflición




Roberto Wong  (10-25-2002)

Desde que la sombra verde se instaló en el asteroide ABUC 26-59 sus habitantes intentaron consecutivamente de abandonarlo ya sea en frágiles burbujas sintéticas con precarias condicio-nes de presión o emigrando a satélites del Gran Planeta, objetivo final de todo asteroideo. Muy pocos habíanse atrevido a hacer luz bajo la verdeoscuridad densa y adormecedora sin embargo una vez llegados al astro mayor donde la alternativa suicida de lanzarse al espacio para eludir una vida o una responsabilidad indeseada era reverenciada desde hacía siglos, muchos inven-taban inimaginables artefactos para desde allí destruir a la sombra enemiga ignorando los bajos tonos verdosos indelebles llevados consigo; contaminados así, sufrían de una castración mental obstáculo para cualquier parto de luz; terminaban haciendo lo mismo que por costumbre, más que por obligación, habían hecho en el asteroide: gritar; no importaba contra quién o qué, el caso era gritar, desahogarse, dar gusto a esa sombra dueña de la entraña; en un contexto su-puestamente diferente (y para algunos diametralmente opuesto) algo se repetía: había quienes colocaban los gritos mejor que otros, sin desgañitarse, donde y cuando era adecuado, acoplan-do su voz al bien modulado coro de los exitosos, deviniendo así en conductores de otros tantos para bien de sus bienes... los que del otro lado quedaron conviviendo con la repugnante sombra seguían en sus cuevas atrapados en el paleolítico estado.

También existía entre los gritones cierta competencia en cuanto a la antigüedad en el astro mayor(que si tantas o mascuantas ge-neraciones) o era cosa de más o menos prestigio el haber pasado más o menos trabajo para aclimatarse o para bregar con la selva virgen del principio pues "este lugar lo hicimos nosotros …" [y no sus habitantes originales aunque sean ellos los que dicten las leyes]; también había grados de culpabilidad de la permanencia de la sombra verde en el abandonado asteroide... "asteroide..." rumiaban algunos con nostalgia e idealizaban cada reptil del barrio o partícula de cosmos respirada allá... sombra... verde... arrastraba cada quien a su manera, afloraba de algún modo en lo íntimo, y en la mirada, en la conducta, garganta, abrumando, haciendo discutir, ir contra el de al lado, culpar al último que llegó en fin, aunque parezca repetitivo, gritar...A nadie se le ocurrió combatir lo oscuro con claridad interior, limpidez de alma, sincera comunicación, con la Bondad Infinita enseñada en el libro por casi todos conocido mas no por esto interiorizado a pesar de.continuarse asistiendo a los ritos relacionados con sus páginas (¿se merodea por sus márgenes sin adentrarse en el texto?).

Habría que ver más allá del asteroide, tener un potente telescopio cuyos lentes no parecieran haberse fabricado, con él podríanse descubrir nuevos horizontes, soluciones no porque eso suena a soluble, como la sal en el agua, soluble... voluble... la palabra "solución" (¿salación?) es bien manejada en boca de los gritones que ya viven de su potencia decibélica, que saben manejar el concepto sombraverde en sus discursos desde los podios enclavados en planeta ajeno, también ellos atacan, acorralan, amenazan, vituperan, disminuyen, tratan de anular todo proyecto inconveniente a su estabilidad (¿no es esto demasiado parecido a algo bien conocido y sufrido por los asteroideos?)... se seguirá padeciendo de esa plaga mientras a un grupo le sea tentadoramente conveniente y su campaña arrastre a otros desafortunadamente no tan benefi-ciados como a quienes siguen; el incesante juego irá más allá de la destrucción de una sombra o de un asteroide o de historias parecidas en cualquier rincón de la Via Láctea.


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