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Y encima del sofá... un televisor

¿Realmente merece el televisor ese papel protagónico que solemos darle?


¿Un flat panel sobre mi buró?

¿Y por qué no... "debajo" del buró?


Cuentos de Error y Mis Tedios

Feria

Cuentos de Error y Mis Tedios.




Roberto Wong  (10-25-2002)

Pedro Towing se sentía especialmete animado; los dias de feria le traian siempre su billete extra; le gente se parqueaba donde fuera por tal de no caminar unas cuadras y los vecinos del lugar lo llamaban para retirar a los bloqueadores de sus driveways. En ocaciones, mientras armaban los aparatos, se ponía a bromear con los muchachos en su torpe inglés pues casi todos ellos era americanos; desplegaban sus carpas de juegos y otros entretenimientos desde más al norte en cada espacio donde negociaban el permiso y por dos o tres fines de semana cualquier plaza, parqueo o solar yermo, era el punto de reunión de familias, sobretodo con niños, que tenían asi a la mano una divertida noche; en cada zona esto se hacia cíclico una vez al año más o menos… el caso es que los más alejados venian en sus autos y alli los dejaban donde podian ser remolcados por Pedro Towing quien los llevaba derechito al lugar donde permanecerian hasta que sus desconcertados dueños los fueran a sacar.

Esa noche se dirigía a la casa de una “informante” de todos los años por esta fecha, no sólo denunciaba a quienes le afectaban directamente sinó a todo quienes al alcance de su vista detrás de las persianas intentara siquiera estacionar en lugar indebido… a veces era tan entrometida que habia hecho remolcar carros de visitas de los vecinos o en ocaciones Pedro llegaba cuando el intruso se habia ido pues sólo habia estado alli unos minutos… no obstante apreciaba la entereza de Doña Smith y sabía que al menos en esa cuadra no se escapaba infractor de su grúa… por cierto habia perdido su apellido debido a esta profesión, todos lo conocían por Pedro Towing.

En esta ocación pudo entrever ya desde la esquina de casa de doña Smith el vehículo blanco de cierto arbitrariamente estacionado en el mismísimo jardin de la señora, era algo grande, tal pareciera una pequeña casa remolque, por cierto de lineas bastante modernas… se acercaba y la tal “casa remolque” no tenia ni ventanas… ni ruedas… en fin era un gran ovoide del alto de un hombre pero del largo de un auto… como un Van… pero no era un Van, era... un huevo?, eso era, un huevo, eso pudo comprobar al pasar la mano por la calcárea superficie… Pedro no sabia nada de biologia pero de que era un huevo no cabia duda, bastantes habia cocinado… un gigantesco huevo… ¿de dinosaurio?… depositado alli esa noche… no sabia nada de prehistoria tampoco; pero habia visto algunas peliculas relacionadas con este tipo de elementos y de lo que tampoco le cabia duda era de que no era capaz de transportarlo… ¿por donde lo podria agarrar?… además ¿Juan se lo admitiria en su sitio?… ¿y si nadie lo reclamaba?… todo esto se lo fue diciendo en su escaso inglés a doña Smith, a quien el tal le obstaculizaba totalmente su campo visual desde la ventana lo cual era lo más imperdonable… “mejor llama a los de “animales raros”; fue lo último que le dijo, sin ánimo de ser entendido mientras rechazaba los cuarenta pesos que la vieja le extendía desde detrás de la puerta entreabierta o entrecerrada…

Algunos curiosos estaban ya merodeando el lugar, vecinos o visitantes de feria quienes habian interrumpido su camino ante el fenómeno en cuestión y uno de ellos, compadecido de la anciana y oyendo al indolente gruero sacó su cellular y llamó a la oficina sugerida por el propio Pedro… No se demoraron mucho, llegó un carro-jaula; se bajaron dos individuos de azul y armados con unas garrochas-jamos; se dirigieron a la puerta de la casa y ya frente a la ocupante le preguntaron “¿Donde esta el animal?”. La señora con esa cara de perpetuo asombro de algunos septuagenarios cuando atisban a través puerta semicerrada o entreabierta, se limitó a señalar al gigantesco huevo…-“¡Coño, compadre, esto es un huevo de dinosaurio!”- casi gritó Alberto a su colega que no entendió un carajo porque era gringo hasta la médula pero en su anglo-cerebro sacó similar conclusión y ambos estuvieron de acuerdo en que aquello no les concernia pues el animal sería el dinosaurio si hubiera nacido y como sabian tanto de estas cosas como Pedro no podrian calcular el tiempo que demoraria esto… Se fueron no sin antes dejarle la tarjeta a Miss.Smith por si acaso - “just in case” le dijo literalmente el gringo.

Era la medianoche y Alberto ya regresaba a la casa cuando le dió por volver al sitio… alli vió como la superficie del artefacto iba siendo victima de graffitis, infantiles unos, no tan inocentes otros… aun algunos vecinos o curiosos ya de regreso de la feria, adonde se habia corrido la voz, observaban aquello; y sacaba cada cual sus conclusiones y sus fotografias sin resolver nada… oyó decir: “habrá que llamar a alguna sociedad científica…”…Alberto tenia su cellular a mano y como recogedor de animales salvajes tenia a su disposición números telefónicos afines a estas cosas por lo que comenzó a llamar… “carajo” se interrumpió al quinto número… “¡qué sociedad científica va a trabajar un sábado en la madrugada!… ¡habrá que esperar al lunes!… en lo que decidía se detuvo en un bar donde siempre estaba su compadre Joaquín para comentarle el asunto; Joaquín, a pesar de sus borracheras era un tipo lúcido, o al menos escuchaba las historias más increibles sin reprochar nada, eso es bien importante… Sin dar rodeos le planteó el asunto a su compadre y este, acostumbrado a cuentos similares de sus tabernáculos -habitantes de la misma taberna- ni se inmutó; pero tales cosas sólo se asimilan con tragos… por lo que fue diluyendo en alcohol la segunda narración de lo sucedido. El bartender, sin embargo, estuvo atento todo el tiempo al relato y le preguntó a Alberto la dirección del acontecimiento pues no se iría a casa esa noche sin ver aquello… eso dijo pero en un brake hizo una llamada a un amigo, vecino del lugar, comprobando la veracidad del asunto pues había tenido la brillante idea de llamar a la prensa ¡y ser el centro de la noticia! No obstante no tuvo otra alternativa que dejar pasar la madrugada; hasta las tres o cuatro que se fueran los últimos bebedores, incluido Alberto ya sumado a su compadre en relatos etílicos que fueron llendo de la prehistoria a las más recientes elecciones presidenciales.

Con algo de cansancio pero persistente en su idea Rolando se dispuso ver con sus propios ojos al huevo de dinosaurio antes de reportar a la prensa, asi tendría algo de veracidad al contar su versión de haber sido el primero en verlo… mas las cosas que pasan en los momentos más inesperados; unas molestas luces bicolores en el retrovisor le hicieron saber que la policía lo detenía… nada, en la comedera de mierda y pensando en las musarañas -o en los dinosaurios- se habia llevado en claro una luz roja… imagínese usted como le explico al “mono” este que voy en busca de un huevo de dinosaurio que esta parquedo a diez cuadras de aqui, capaz que me ponga a caminar la línea para ver si estoy borracho y yo que me he tomado mis traguitos -cosa del oficio- “¿que la licencia esta vencida?, ¿pero como puede ser eso? ¿que tengo que dejar el carro aquí mismo?… pero compadre!, disculpe, señor oficial!

La feria se retiró el domingo en la mañana, se suponia que estuvieran al menos hasta la tarde; pero por no sé que cosas del contrato recogieron desde la mañanita; desmontaron cada tornillo, barra, contrapeso, carpa, con precisión; todo tenía su lugar para luego ser distribuido ordenadamente en el siguiente espacio; los grandes globos de colores fueron bajados de la torre desde temprano pues tomaba algún tiempo en desinflarlos; no eran globos regulares sino los usados para decoracion de la feria todos los años; parecian pequeños porque estaban alla arriba; pero ya en el suelo eran bien grandotes, del tamaño de un Van, parecian como huevos de dinosaurio… por cierto ese año notaron que faltaba el blanco, seguro se desprendió y salió volando, a saber donde habrá caido…


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