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Ideas


Y encima del sofá... un televisor

¿Realmente merece el televisor ese papel protagónico que solemos darle?


¿Un flat panel sobre mi buró?

¿Y por qué no... "debajo" del buró?


Dos testimonios

Un esclavo en Roma y un cubano en USA nos cuentan sus respectivas historias.




Armando Acosta  (11-09-2002)

Testimonio #1:

De la plaza publica fui conducido a casa del señor de la túnica con ribetes púrpura. Alli fui obligado a asearme y pelarme, y luego me pusieron en fila junto a otros esclavos. Un hombre robusto nos dio entonces las instrucciones preliminares. Solo que no no entendía el Latin, porque en la Galia no se habla ese idioma, asi que no aprendí nada ese dia, más que una cosa: si hacia todo lo que los amos querían, no iba a tener problemas en aquella casa.

Gracias a otro esclavo galo que alli habia, pude iniciarme en mis nuevas obligaciones. Poco a poco fui aprendiendo mi trabajo como esclavo doméstico, y tambien todos esos modales que agradaban a mis amos. Tambien aprendí Latin, y eso me evitó muchos latigazos porque ahora podia comprender las órdenes y obedecerlas sin titubeos.

Mi estancia en aquella casa no fue realmente desdichada, y ya con el tiempo, me parecía que hasta mejor que en mi aldea natal en la Galia... despues de todo, estaba viviendo en Roma!

Pero a la muerte de Julio Cesar, mi amo cayó en desgracia. Fue despojado de todos sus bienes y tambien de sus esclavos. Yo fui enviado al ejército como remero de una galera... mi vida cambió radicalmente, y entonces supe de verdad lo que es ser un esclavo del Imperio.

Testimonio #2:

Del Centro de Detención de Krome, fui conducido a casa de mi tio Petro en Hialeah. Alli me esperaba un fiestón donde estaba casi toda la familia reunida, incluyendo a muchos primos nacidos acá. Uno de estos primos se sentó a solas conmigo y me dió las primeras instrucciones de cómo uno tiene que comportarse en este pais. Pero como él habla mitad en Español y la otra mitad en Ingles, yo no entendía mucho que digamos, aunque me hacia el que entendia para no desairarlo. Solo una cosa me quedó muy clara: si me dejaba guiar por estos parientes que son nacidos y criados aquí, no iba a tener problemas en este pais.

Gracias a este primo, comencé a trabajar como chofer en una compañia americana. Con el tiempo fui prograsando y aprendiendo todos los clichés de esta sociedad, con lo cual resultaba más natural y agradable a los demás. Aprender Ingles me evitó muchos problemas, porque ahora podia comprender mejor las órdenes de mi jefe y podia ejecutarlas con mayor eficiencia.

Nunca llegué a ser millonario, pero la verdad es que no me podia quejar: tenia un salario decente, un trabajo limpio y con futuro, tarjetas de crédito, un automovil del año, computadora, internet; a decir verdad, vivia mucho mejor que en mi antigua casona de Luyanó, en mi tierra natal... y a fin de cuentas, estaba viviendo en los Estados Unidos!

Pero a la caida de la torres, la compañia para la que yo trabajaba tuvo problemas económicos y terminó botando a una pila de empleados entre ellos yo. A pesar de todo lo aprendido, me fue imposible volver a encontrar un trabajo asi. Fui a parar a una factoría donde trabajaba más y ganaba menos; mi vida cambió radicalmente y supe entonces lo que es en verdad ser un obrero asalariado.


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