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He creado este espacio para compartirlo con familiares y amigos, aunque no descarto la posibilidad de que otros visitantes se encuntren a gusto y lo puedan disfrutar tambien...

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Ideas


Y encima del sofá... un televisor

¿Realmente merece el televisor ese papel protagónico que solemos darle?


¿Un flat panel sobre mi buró?

¿Y por qué no... "debajo" del buró?


Granito de Arena

Un granito que siempre está quitecito en el fondo del mar, es el protagonista de esta historia.




Clipsia Wong  (12-09-2002)

Yo soy un granito de arena y quiero contarte mi historia porque es muy bonita. Imagínate, con lo insignificante que soy, que muchos cuando quieren hacer ver que es como nada dice: es como un granito de arena. Y yo que era un granito muy pero muy miedoso, tenía cada pesadillas… Una vez tuve una que no se me olvida nunca: Yo estaba quietecito ahí en la playa como siempre, pues como tú sabes ni las piedras ni los granitos de arena nos podemos mover solos, y de pronto el mar se enfurece y me arrastra hasta su fondo, y cuando ya me estaba acostumbrando a vivir allí viene una boca muy grande y me come junto a todos los granitos allí reunidos, me alza, y justo cuando ya me iba a vaciar dentro de una cosa que llaman camión, me desperté… ¡Qué susto!

Luego pasaron muchos dias y yo como siempre, quietecito, hasta que un buen dia en que hacía un sol muy lindo y el mar parecía más azul y tranquilo que nunca como diciendo a los niños: vengan a refrescarse, yo los quiero y los dejaré jugar hasta cansarse, sin ponerme feo ni que mis olas los golpeen. Así estaba el mar de bueno ese día, cuando siento que me cogen junto a muchos granitos más y me ponen en una caja. ¡Ay, qué miedo! Estaba seguro que no era un sueño, me estaban encerrando de verdad. Pensé: ahora sí estoy perdido ¿A dónde me llevarán? Y me llevaron, sí, me llevaron lejos del mar; pero con cuánto amor me trataban, a mí y a mis compañeritos los granitos de arena.

Por fin sentí que no nos movían más y que estábamos en un lugar muy grande y limpio, y que no estábamos solos, que junto a nosotros allí muy cerca había muchos granitos de arena, pero de distintos colores y tamaños. Por ellos me enteré que procedían de diferentes playas de Cuba. Conocí a unos granitos chiquiticos muy lindos y blancos que decían ser de una playa llamada Varadero y otros preciosos que los habían traido de Guardalavaca, y unos granitos negros, esos me dijeron que eran de Isla de Pinos. Y los más interesantes para mí son los de Playa Girón; esos sí son valientes: cuando me contaron todo lo que habían pasado, me abochorné mucho de ser tan miedoso.

Pero ahora soy muy feliz, estoy en ese lugar maravilloso llamado Museo de Ciencias ¡Y tengo tantos amigos…! Y lo que más me gusta es poder ver desde aquí a mayores y niños mirándonos así con ese respeto, con ese interés, y saber que hasta un simple granito de arena puede ser útil y muy importante.


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