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Ideas


Y encima del sofá... un televisor

¿Realmente merece el televisor ese papel protagónico que solemos darle?


¿Un flat panel sobre mi buró?

¿Y por qué no... "debajo" del buró?


Cuestión de comunicaciones

Una historia tristemente cotidiana.




Armando Acosta  (06-12-2003)

Cuando Pedro y Manuela se casaron, se mudaron de inmediato para un apartamento de dos cuartos con vista al lago. Como eran bien afines en gustos, pasaban casi todo el tiempo juntos, veian los mismos programas, leían los mismos libros, se sentaban en la terraza a contemplar el mismo lago y por las noches dormían en la misma cama para compartir el sueño también.

Entonces fue cuando Pedro se cambió de trabajo, mucho más lejos, ya no se hizo factible seguir compartiendo el mismo carro, de modo que tuvieron que comprarse otro. Cuando llegaba a la casa se metían en el cuarto a trabajar en la computadora por lo que Manuela no podía ver la comedia de las 9 con tranquilidad. Entonces decidieron utilizar el segundo cuarto como oficina y trasladar el televisor que allí había, para la sala.

Además de eso, tuvieron que comprar una segunda computadora porque Pedro acaparaba practicamente todo el tiempo de maquina con sus tareas nocturnas. A esto siguió la separación del correo electrónico... sí, hasta ese momento el matrimonio compartía la misma cuenta: pedro_and_manuela@aol.com, pero ahora Pedro estaba recibiendo muchos mensajes de trabajo que a Manuela le molestaba ver en su buzón. Por último fue preciso ordenar un servicio de DSL para que ambas computadoras pudieran tener acceso a Internet simultaneamente.

Con el tiempo, Manuela se acostumbró a ver la televisión sola en su cuarto y tal vez esto le hizo cambiar un poco sus gustos televisivos. Ahora veía alguna que otra novela y otros programas de farándula, esos que Pedro siempre había aborrecido. También se acostumbró a recibir mensajes electrónicos privados y a navegar la internet por su propia cuenta; se interesó por los chats de MSN e hizo muchas amistades cibernéticas por esa via.

Pedro, por su parte, comenzó a interesarse por el asunto del Medio Oriente y muchas veces cuando terminaba de trabajar en la oficina, se sentaba en la sala para ver el noticiero de las once.

"mi marido colecciona armas blancas, las tiene de todos los paises"

"Que interesante... el mio no las colecciona pero tiene una daga disque de la India"

"verdad q me dijiste q a el le gustan las cosas del medio oriente :) ustedes no ven el canal publico???"

"A veces..."

"dile a tu marido que hoy van a poner un documental sobre israel que esta buenisimo"

"¿A qué hora?"

"creo que es a las 9 pero puedes ir al sitio de wlrn y averiguarlo".

"Espera ahí un minuto, que se lo voy a decir".

...

You've Got Mail! --- "Pipo, hoy ponen un programa sobre Israel en WLRN. Te quiero, tu conejita".

Pedro miró el reloj y al comprobar que eran casi las nueve, dejó lo que estaba haciendo y se dirigió de imediato para la sala. "¿Dónde habré puesto el control remoto?" - En la mesita del centro no estaba, encima del televisor tampoco, fue hasta la cocina, abrió el refrigerador, sacó una cerveza... "Ah, claro! Anoche hice esto mismo" - En efecto, el control estaba encima del refrigerador. Cerveza y control en mano, regresó a su butacón y se sentó a ver el programa sobre Israel.

El documental era realmente bueno... y pensar que se lo habría perdido de no ser por la cibernauta amiga de su mujer. Pedro se sintió agradecido y en el primer intermedio aprovechó para regresar a la oficina - "Voy a tener que poner un televisor aqui también..." - Abrió el mensaje que había recibido de su mujer unos minutos antes y le hizo un "reply":

"Gracias por acordarte de mi, mi amor... yo tambien te quiero".

Manuela no leyó este mensaje hasta el dia siguiente porque estaba enredada en un chisme buenísimo con su amiga la cibernauta.


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