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Y encima del sofá... un televisor

¿Realmente merece el televisor ese papel protagónico que solemos darle?


¿Un flat panel sobre mi buró?

¿Y por qué no... "debajo" del buró?


El rey de los ruptos

Lidio se prepara para la partida. Junto a los primogénitos de todas las familias canalias partirá hacia tierras lejanas donde deberá contruir una nueva ciudad de la que será rey.




Armando Acosta  (07-17-2003)

Desde la altura de su apocento, el joven Lidio observaba las aguas tranquilas del canal. El sol naciente proyectaba sombras largas develando detalles de la corriente; se preguntaba si en el sur sería tan hermoso como aqui. Los glaciales se hiergen hacia norte, lo sabía, o más bien en el mismo norte, pero desde aquella latitud apenas si se les podía distinguir en el horizonte. Permanecía envuelto en la misma frazada con que había dormido; con la ventana abierta las piedras térmicas no alcanzaban a calentar la habitación, pero Lidio no sentía tanto frio como tristeza; meditaba sobre su viaje.

Todo cuanto conocía y amaba estaba en la pequeña cuidad que le vio nacer y crecer. No el único hijo del rey Alticio Dunes de Canalia, pero sí el mayor de cuatro, dos varones y dos hembras, Lidio Dunes había alcanzado la mayoría de edad. Más allá se extiende la tierra sin plantas, las riveras desconocidas del canal de aguas heladas que siempre corren hacia el sur. Más allá de lo conocido, Lidio y todos los hijos mayores de todas las familias canalias deberán fundar una nueva ciudad… la repoblación del planeta debe continuar.

Cuando bajó a desayunar, el viejo Robín apenas había tenido tiempo para colocar los vasos sobre la mesa. Lidio tomó su asiento y esperó sin hablar. Después llegaron sus hermanas Frida y Luidmida, luego su hermano Pedro; para cuando llegó el padre, la mesa ya estaba repleta de frutas y verduras de todo tipo. Siguiendo la costumbre de los canalios, nadie se atrevió a hablar antes que el padre, aunque no se abstuvieron de enguyir sus verduras con avidez.

       - No dormiste bien anoche - Dijo por fin el rey a su primogénito.

       - Dormí poco, pero bien.

       - Entonces tuviste tiempo para pensar en el nombre.

       - Pensé mucho en el viaje, el nombre no es tan importante.

       - Tal vez para tí no es importante, pero para tu pueblo sí lo es; un nombre es un concepto, algo en lo que se cree, y la gente necesita creer en algo.

Lidio reflexionó unos segundos antes de aprobar, pero el rey no quedó satisfecho.

       - Llámala "Suria", puesto que está más al sur.

Frida rompió a reir aunque procuró no hacer demaciado estruendo. Su hermana menor la secundó sonriendo mientras Pedro se concentraba en sus verduras para no comprometerse.

       - Padre –Explicó Frida al ver que el rey la miraba con desaprobación - las cuidades siempre se fundan al sur. ¿Cómo llamarán los "suranos" de la tercera generación a la próxima cuidad?

       - Disculpa, padre - Intervino Luidmida en apoyo de su hermana - lo mismo sucedió con Canalia, claro, porque está a la orilla del canal, pero es que todas las ciudades están a la orilla del canal... es damaciado obvio.

       - Hijas mias, un nombre no es un acertijo sino la evocación de un concepto, por eso ha de ser obvio, para que el concepto pueda evocarse con facilidad.

Luidmida no se dio por vencida:

       - Sí, tienes razón, padre, pero el concepto aqui no es el hecho de estar más al sur, ni de estar a la orilla de un canal... el concepto es mucho más profundo, cada nueva cuidad es un paso más en la repoblación del planeta... ¿Qué nombre le darías a ese concepto?

El Rey continuó comiendo con parcimonia; las princesas comprendieron que la discusión había terminado.

       - Creo que ya tengo el nombre para mi cuidad - Anunció Lidio con la boca llena.

Las miradas se volvieron sobre él. Lidio terminó de masticar, tragó su bocado y continuó:

       - La llamaré Rupturia.

Las miradas siguieron sobre Lidio pero no para aprobar ni desaprobar sino para tratar de descifrar el acertijo. Frida se dió por vencida.

       - ¿Qué tratarás de "romper", hermanito?

       - Esa maldita costumbre de que el nombre lo explique todo. Un nombre es un símbolo, el concepto está solo detrás.

Unos pocos segundos de silencio sirvieron para asegurarle el éxito de la propuesta. El rey se levantó entonces para hacer el anuncio solemne.

       - Declaro que en el dia 690 del año 242 de la nueva era, mi hijo es Lidio Dunes de Rupturia, primer rey de los "ruptos", habitantes de la quinta ciudad más al sur de los glaciales.

       - Y así fue - Aceveraron sus hijos al unísino según la costumbre de los canalios.

El viejo Robín se encargó de archivar el registro fonográfico en la Biblioteca Pública para que así constara en la historia de los hombres por el resto de los dias.


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