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Y encima del sofá... un televisor

¿Realmente merece el televisor ese papel protagónico que solemos darle?


¿Un flat panel sobre mi buró?

¿Y por qué no... "debajo" del buró?


Segundo Cine Debate con Suite Habana

El proximo jueves 28 de Agosto, Sergio de los Reyes presentará en Cine Debate, la cinta cubana Suite Habana, del realizador cubano Fernando Pérez.

La cita es en casa de Armando a las 7:00 PM.




Armando Acosta  (08-22-2003)

Algunos potenciales participantes me han reclamado la elección del jueves, por ser este un dia de entre-semana. En realidad no teniamos muchas opciones, pues este es el único dia disponible para su presentador, Sergio. Es realmente difícil acomodarse a los horarios de todos, cosa que lamento profundamente.

No obstante, esperamos mejor participacion esta vez, basado en la buena experiencia del cine dabate anterior, y tratandose esta vez de una película cubana.

Tal vez sea oportuno en este punto, explicar cómo se organizan estos cine debates. Existe una especie de "junta directiva", compuesta por Sergio, Yisell y yo. Cada cine debate constituye un proyecto presentado por uno de nosotros, el anterior fue de Yisell, este que nos ocupa es de Sergio. El presentador se ocupa de hacer toda una investigación, ponerla por escrito para su distribución previa al debate, y luego hacer una introducción oral previa a la vista del filme.

Una de las experiencias que nos dejó el cine debate anterior fue constatar que la lectura previa del material enriquece la vivencia del filme, de modo que les recomiendo que se lean este material elavorado por Sergio para Suit Habana.

Ficha técnica

Dirección: Fernando Pérez

Producción: Magalys González

Asistente de Dirección: Gloria Maria Cossío

Edición: Julia Yip

Director de Fotografía: Raúl Pérez Ureta

Banda Sonora: Edesio Alejandro

Un fragmento del material elavorado por Sergio

La estructura del filme recuerda un día entero, desde la madrugada hasta el siguiente ocaso, cuenta Fernando Pérez. Su relato consigue adentrarse en la cotidianidad de por lo menos seis personas, quienes se “interpretan” a sí mismos ante la cámara: la anciana vendedora de maní como único recurso para mantenerse y mantener a su esposo inválido, el doctor-payaso cuyo hermano se va de Cuba, el obrero ferroviario que sueña con ser músico, el ropero del hospital convertido en travesti de noche, el niño Dawn junto a las personas que lo protegen y el bailarín obligado a dedicarse a la construcción. Narrativamente, se devela primero la cotidianidad, el sudor, la monotonía y la escasez, pero a medida que el filme avanza, con un ejemplar sentido del suspense, el espectador accede a la verdad íntima de cada personaje, a cada personal y portentosa, inmarcesible, capacidad de crear, de crecerse, de emocionarse y de soñar de cada personaje. Todos, o casi todos, son presentados desde una doble perspectiva: son gente común y al mismo tiempo excepcional, personas erosionadas por la penuria, los obstáculos y el infortunio, pero en ellos permanece intocada la capacidad para forjar quimeras, para alimentar esos reductos de exaltación y espiritualidad sin los cuales jamás trascenderíamos la categoría de animales que comen, duermen, copulan y acechan.

Aunque por momentos, muy breves, el contumaz propósito de transparentar lo incorpóreo y anímico derive en una cierta retórica visual y anecdótica, en imágenes y situaciones de un subrayado emotivo tal vez redundante, Suite Habana es una de los testimonios fílmicos más auténticamente humanistas, raigalmente enaltecedores y anticonvencionales en los últimos diez años de la cinematografía nacional. Al principio el filme aturde un tanto con su exceso de información, de tramas y subtramas, a lo cual contribuye el exceso de letreros identificativos de cada personaje, innecesarios dado el epílogo necesariamente textual y retórico. A medida que avanza el metraje, se va depurando la idea, se acrecienta la cercanía a los protagonistas, y aunque alguna transición no resulte del todo fluida, a pesar de que la historia de los vigilantes de la estatua de Lennon quede cual viñeta casi surrealista y semihumorística, en ruptura con el tono general del filme, Suite Habana quedará por mucho tiempo como la exposición cinematográficamente más lograda de la eterna tensión entre cotidianidad erosionadora e intimidad con ansias de trascendencia. Su retrato elocuente de los cubanos sobrevuela todo circunloquio vanamente nacionalista para articularse con preceptos humanistas de universal resonancia

Seguimiento

Jueves, 28 de Agosto de 2003

A pesar de amenazas de aguacero, el segundo cine debate tuvo lugar.

Suite Habana es todo lo que esperaba y más, definitivamente un filme con tantas diferentes lecturas que no basta con ver una vez. Una propuesta visual en primer lugar, cargada de símbolos que trascienden lo cubano para insertarse en lo universal, una carga emocional contenida que te desploma y te pisotea hasta arrancarte las lágrimas por más que te resistas.

Cada espectador buscó por separado la forma de escapar, algunos se levantaron para buscar pastelitos en la cocina, otros comentaron en alta voz para defenderse del clima, Sergio devoraba las imagenes y se confundía con los personajes, Yisell escondía sus lagrimas en la oscuridad de la sala, Tejuca no decia nada.

Al terminar la pelicula no hubo aplausos ni debate conjunto, la pequeña audiencia se disgregó para comentar en grupos separados como en cualquier reunión de amigos, los que quedaron en la sala enlazaron la pelicula con Platón, Carpertier, y Lesama Lima. Era obvio que Suite Habana nos había trastocado a todos.


Mensión especial merece la ensalada fria preparada por Clipsia en la noche anterior, las "tambochas" le rindieron honores con los dientes.


En el momento de escribir estas notas, Suite Habana gira por segunda vez en de mi reproductor de DVD. No estoy prestando atención, solo escucho los efectos sonoros y escudriño tras la mampara, imagenes por las que no quiero dejarme atrapar, escapo como la primera vez. El fujitivo acaricia a una rana, se despide de ella, tambien de su perro, todo es demaciado cercano para él, mañana estará muy lejos, amar de prisa en la última vez. Despues vendrá mi escena favorita, cuando el ventilador del fujitivo se detiene, y me lo dejan ver hasta el final, gracias, Fernando.

Perderse un cine debate en mi casa no es gran cosa, pero perderse esta película es como no haber nacido... no dejen de verla.


Asistentes

  • Enrique

  • Ms Eventos


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