Viernes 3 de Octubre, 2003
La sala teatro no es muy grande, pero sà acogedora y hasta elegante, muy bien ubicada además en el corazón de la hermosa cuidad de Coconut Grove. La cita era a las ocho de la noche de un viernes; los alrededores ya bullÃan con la acostumbrada actividad nocturna y su tráfico abrumador; nada parecÃa demasiado diferente.
Mis entradas las habÃa reservado por Internet (http://www.cgplayhouse.com) a las doce del dÃa. A las ocho en punto estaba ya en la puerta del teatro fumándome un cigarro mientras observaba atentamente al público de Habana Abierta. Trataba de establecer alguna conexión entre toda aquella gente, descubrir algún factor común que los identificara como un todo, pero me fue imposible: los habÃan de todas las edades, colores y formas, vestidos desde lo conservador hasta las más estrafalario; vi algunas caras estiradas a lo Coral Gables pero me pareció que eran las menos. Jóvenes, muchos; cubanos, creo que todos.
Lo que siguió tampoco puede encasillarse dentro de algún "ismo". Creo que la música de Habana Abierta es la sÃntesis, o más bien la herencia, de muchas cosas. Tiene mucho de rock, pero no de rock anglo, creo que la referencia más cercana serÃa JoaquÃn Sabinas ó Pedro Guerra. También tiene de Boza Nova, pero no brasilero, sino tal vez Gerardo Alfonso o Roberto Poveda. Cubanos, todos los ingredientes, pero no puros sino pasados por el prisma personal de alguien con mucho talento y con mucha honestidad artÃstica.
Pero lo que salta inmediatamente a la vista (y al oÃdo) es el desenfado... aquà se vale de todo. Parece no haber reglas, o prejuicios, o clichés; pareciera tratarse de una música escrita para cantar, y no para vender.
El público estaba eufórico, el espectáculo fluÃa fresco pero muy bien diseñado, los integrantes de la banda intercambiaban códigos "de acere" con los allà presentes, la comunicación era obvia, los de Habana Abierta demostraban ser cubanos de última generación... y su público también.
Me llamó la atención la ausencia de teclados, ni siquiera un piano. La armonÃa se basa absolutamente en guitarras (eléctricas y acústicas) asà como metales que no forman parte del grupo sino que fueron contratados para este concierto. Otra cosa que llama la atención es el movimiento escénico; cada cantante tiene su momento dentro del show en el cual es protagonista... el público los va descubriendo uno por uno.
La escenografÃa es ingeniosa y se apoya en back projection perfectamente sincronizado con el espectáculo. Las luces sin embargo no son abrumadoras, sino apenas lo indispensable, lo cual deja un sabor de autenticidad a la propuesta. Lamentablemente, el sonido no estuvo del todo bien, aunque tampoco fue fatal.
Salà enriquecido, Habana Abierta es tal cual sugiere su nombre, una herencia sin freno, un torrente de música cuyo origen es universal y cuyo sentimiento es cubano en su sentido más amplio. "¡Abrete, Habana!" - Gritó alguien desde la última fila. Una Habana definitivamente más abierta, le respondió con más de su música.