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He creado este espacio para compartirlo con familiares y amigos, aunque no descarto la posibilidad de que otros visitantes se encuntren a gusto y lo puedan disfrutar tambien...

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Ideas


Y encima del sofá... un televisor

¿Realmente merece el televisor ese papel protagónico que solemos darle?


¿Un flat panel sobre mi buró?

¿Y por qué no... "debajo" del buró?


Hay momentos que de verdad quisiera visitar mi tierra




Clipsia Wong  (04-11-2004)

Hay momentos que de verdad quisiera visitar mi tierra y caminar por la Habana Vieja, ver alguna obra de teatro en el Teatro Nacional o una función de ballet en el Gran Teatro. No sé, pero hasta las salas de cine tienen otro sabor allá, por más lujos que pongan aqui todo parece escenografía, allá es bloque puro, cemento, y arena...pa mi casita en los pinos... ¿Recuerdas eso? - También me gustaría recostar un taburete a la pared de una casa de tabla de palma y sentir la brisa limpia con sabor a fruta y árboles....son cosas que disfrutábamos sin darnos cuenta, era natural y cotidiano hacerlo, como asar el maiz en las brasas y la yuca enterrada debajo de estas en la ceniza caliente, nunca he comido manjar más delicioso ¿Lo comiste alguna vez? - Y un buen atol con maiz acabao de traer del maizal, y con hojas de naranja y sacándole la naiboa con leche hervida con anis. Muchos en la gran ciudad tenían lástima a los campesinos porque no conocían un teatro, un cine, etc. Yo tuve la oportunidad de vivir en ambas partes, ciudad y pleno campo. Mi etapa en el campo fue la más feliz, y aún tengo en mis oidos, allá en lo mas recóndito, el sonido del dominó, el mujido de las vacas y el piar de los pollitos o cacarear de las gallinas, junto a la risa franca y espontanea de mi tio Angel o tio Bello, como le deciamos al esposo de mi tia Ñica. Los campesinos en su gran mayoria (no todos) eran felices con su choza de guano y con su cria de puercos y aves de corral, y durmiendo su siesta en una amaca. Nadie añora lo que no conoce, y yo que viví entre esos campesinos te aseguro que más infelices eran los pobres de la ciudad, donde veian y tenian todo a su alcance pero no podían disfrutarlas. El guajiro todo lo que tenia a su alcance le pertenecia, y por lo tanto lo disfrutaba. Lo mismo asaba un lechón que se comia un chivo, que con el tiiii, tiiiii... asi llamaban a las gallinas que venian a comer el maiz que se le echaba todos los días, y escogian dos buenos pollos, y pa la cazuela. Asi mismito era compay, hasta que llegó el comandante y mandó a parar.

Bueno, me remonté ahí porque no tengo ganas de hablar de dolores y problemas, que bastante tienes con los tuyos ¿No es cierto?


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