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Y encima del sofá... un televisor

¿Realmente merece el televisor ese papel protagónico que solemos darle?


¿Un flat panel sobre mi buró?

¿Y por qué no... "debajo" del buró?


No más de lo mismo




Armando Acosta  (10-27-2004)

Su sonrisita petulantemente burlona me presigue durante todo el viaje, como un fantasma. Retrocedo sobre mis pasos, de regreso a casa, no tiene sentido arrepentirme porque no se puede regresar de un regreso, tengo que enfrentarla. Su pelo suelto, revuelto, el que fue "cascada" en mis alagos, no es más que un matorral en mi recuerdo cercano ¿Por qué no se hizo nunca un corte más moderno, más audaz? Acaso le faltó valor para abandonar ese cliché machista a que las mujeres se asen con más aprehensión que los mismos hombres. Sus ojos pardos de mirada irreberente, cómplices de su burla, componentes indispensables de su sofisticado aparato de manipulación. ¿Cómo pude casarme con una mujer asi? ¿Cómo me dejé reconquistar despues de cada desabrupto?

Será la última vez que abra esta puerta con esta llave, eso me reconforta, estoy cereno. Sí, algo hará para remendar su ultima metida de pata, me esperará en la sala y sobre la mesa habrán dos copas, una con vino, la otra con schotch... o tal vez me permita llegar hasta la sala pero en realidad me esté esperando en el baño, duchándose... con la puerta abierta, naturalmente.

O tal vez retome la ultima escena de nuestro ultimo pleito, no me hable, espere paciente por mis disculpas para aceptarlas gustosa y triunfal, entonces vendría el besito, el cariñito... ella no sabe lo que le espera, porque esta vez voy a ser seco y directo, no más de lo mismo.

La llave entra en la cerradura sin hacer mucho ruido, la puerta se abre, ella está detrás con una sonrisa neutra, sus ojos brillan deslumbrantes, en su su cabeza lleva dos trenzas, como una niña rusa, es la imagen más tierna que jamás he podido imaginar, retiro la llave, me acerco a su encuentro, no sé quien de los dos inició ese camino breve que separa al enfado de un beso.


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