Inicio
He creado este espacio para compartirlo con familiares y amigos, aunque no descarto la posibilidad de que otros visitantes se encuntren a gusto y lo puedan disfrutar tambien...

InicioMapa del sitioDescargasColaboradoresEnlacesAutor    
Buscar :

Ideas


Y encima del sofá... un televisor

¿Realmente merece el televisor ese papel protagónico que solemos darle?


¿Un flat panel sobre mi buró?

¿Y por qué no... "debajo" del buró?


Callendo la tarde

"Donde quiera que encuentras abejas, ahi estarán los rajís" - Palabras de un rají.




Roberto Wong  (01-21-2005)

Mi padre desciende sudoroso del árbol y me dedico a sacarle los aguijones de abeja de su rostro; aun no puedo trepar pues soy pequeño y me tengo que dedicar a esta otra tarea, madre ha estado haciendo el humo para azorar a los insectos pero ellos defienden lo suyo con encono… aunque no sé si en definitiva la miel y la cera fue creada para los rajies, si Dios permite que la tomemos asi será… abuelo decía que el árbol mismo era Dios y por eso nos provee de ese alimento…

Hoy hemos sacado buena cosecha y nos retiramos al rio; hoy tenemos un acompañante inusual, no es la primera vez que viene y nos divierte, es Eric con su cámara de fotografiar… se empeña en hacer vida con nosotros para tomarnos fotos y anotar todo lo que ve con sus ojos claros y semi asustados, asustados de la altura cuando sube para estar más cerca de papá, susto de las picadas de abejas a las que no se acostumbra…

Hacemos la comida del día, pronto nos iremos de este claro pues el rio está por crecer, de todos modos también las abejas están por irse e iremos tras ellas; Eric dice que él vive todo el año en un mismo lugar, o al menos ahí regresa siempre después de sus viajes y alli guarda sus cosas y hasta recuerdos familiares… un rají no lleva más de lo que pueda acarrear sobre sí y quizás por eso nos dicen mendigos… pero no pedimos a nadie, nuestra gran familia va de un lado a otro y sólo vamos a los poblados a trocar la miel y la cera por sal, vasijas, ropa a veces… tampoco es frecuente toparnos con otros rajíes, el bosque es inmenso aunque abuelo dice que era mayor y además antes nadie reclamaba su propiedad; ahora los gendarmes nos hostigan, destruyen nuestras casas antes que el rio pues dicen que es “propiedad estatal” y si un comerciante del pueblo les dice que los estamos molestando le creen y nos echan.

Prefiero olvidar todo esto cuando me entrego al atardecer sobre el rio, al olor a pescado, a las historias de abuelo y a la compañia de Eric y sueño con escalar el más grande árbol con una buena esposa al pie y un hijo que me saque los agijones de abeja.


  • Otros cuentos


  • Imprimir   Enviar a un amigo   
                                                    

    Miami / USAmail@armandoacosta.comInicio