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He creado este espacio para compartirlo con familiares y amigos, aunque no descarto la posibilidad de que otros visitantes se encuntren a gusto y lo puedan disfrutar tambien...

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Y encima del sofá... un televisor

¿Realmente merece el televisor ese papel protagónico que solemos darle?


¿Un flat panel sobre mi buró?

¿Y por qué no... "debajo" del buró?


Roberto Wong presenta credenciales en el Drawing Center de NY

Especialmente para los lectores de armandoacosta.com en su mayoria amigos muy cercanos he escrito este resumen de mi último viaje a New York espero que, como yo, disfruten esta experiencia, siempre vivificante del contacto con la capital del mundo.




Roberto Wong  (08-24-2005)

He ido a New York todos los años de mi estancia en este pais- exceptuando el año pasado- en algunos años fui más de una vez lo cual suma más de una docena de viajes a esta área metropolitana desde Florida o desde Washington DC -donde viví por año y tanto entre entre 1999 y 2000- y al menos la mitad de las veces he ido anejando, casi siempre solo al timón acumulando horas de carretera y experiencias en este tipo de actividad. En una única ocación desde Washington DC fui en tren hasta el World Trade Center; por circunstancias ajenas a esta narración hice ese viaje gratuito a costa de un fallo en las computadoras y un error del inspector del tren; la siguiente ocación que estuve en esa área, por cierto, era ya “Ground Zero” con toda la parlafernaria turística desatada apenas un año después de la tragedia.

Este año 2005 mi viaje a New York tuvo varias cosas especiales, una haber paseado por Manhattan un dia de mi cumpleaños, de una manera algo agitada, eso si; aunque no hay otra manera en este lugar. Hace ocho años por esta fecha estaba haciendo lo mismo pero con intenciones diferentes: en 1997, tras dejar un trabajo de algo más de cinco años era para ver perspectivas de vivir allí o al menos en New Jersey, estuve hospedado en un sótano del barrio latino de Newark donde vivia Joaqui; pero en dos semanas me regresé a Miami a continuar mi apacible vida tropical.

Como segunda circunstancia especial esta vez mi fugaz incursión en La Gran Manzana tuvo motivaciones profesionales sin por ello dejar escapar la sensación de locura de Manhattan cuyo paroxismo son las estaciones de subways… Rubby y yo debimos tomar en dos ocaciones en nuestra corta estancia en New Jersey-New York un tren subterráneo desde el Times Square hasta Canal Street al sur de la Isla y luego de regreso; como curiosidad al menos para nuestros ojos de turistas fue tropezar entre los numerosos músicos que ofrecen su soledad a las vias subcutáneas newyorkinas con un ecuatoriano octogenario tras un teclado, acompañado por una movida orquesta de muñecos muy familiares en cualquier tienda de souvenirs pero una vez reunidos alli alrededor de este singular artista daban una imagen simpatiquisima y por ello era premiado con las propinas de muchos… la sonrisa animada del estrafalario personaje ejecutando música verdaderamente alegre ponian un tono diferente a los nostálgicos saxos o las arpergeadas quejas de algún rockeo instalados en otros rincones.


Otra circunstancia especial fue el estreno en carretera del reciencomprado GMC Envoy; pues en marzo, tras ocho años y un mes de fiel servicio abandoné en una concesionaria de Vero Beach el verde caparazón humeante del Pontiac Grand Am 96 con mas de ciento cincuenta mil millas en sus pistones y salimos de alli con un flamante modelo del 2004 con CD player, AC independiente para chofer y pasajeros además de ser alto y espacioso…; pero volvamos al asunto que nos trajo a leer estas lineas.

Después de algo más de nil millas donde sólo fuimos interceptados en North Carolina por un agente de la ley muy benevolo -sólo nos aconsejó “slow down”, y de verdad que ibamos que jodiamos- Paramos directamente en donde Maritza, en la desconocida localidad de Monachie- se lee como esdrújula y la última sílaba se pronuncia “ki”-, pocas millas al noroeste de North Berguen algo más conocida por nosotros por haber parado en más de una ocación donde René quien ahora junto a Marquitos está estrenando negocio: una peluquería montada con muy buen gusto en una esquina bien estratégica.

Nuestra primera intención planificada desde nuestros esbozos del viaje fue parar en Queens, donde Lucia; pero primeramente iríamos en avión- se sacó pasaje con tres meses de antelación- mas el volumen de equipaje que, por su naturaleza, no podiamos despachar y tampoco sería permitido en la cabina de pasajeros nos hizo cambiar radicalmente el diseño del viaje; a esto se sumó los atentados en Londres los cuales hicieron subir el nivel de alerta en este país y eso redundaba en estar tres horas en un aeropuerto- a una hora de camino- por un viaje de dos horas y media… después de todo Rubby y yo nos gusta el tiqui tiqui de la carretera y en realidad hubieramos hecho un exelente tiempo si no fuera por lluvias torrenciales en Virginia; el GMC se portó de maravillas bajo el agua pero el tráfico se retrasó y nos vimos forzados a hacer una segunda dormida no planificada entre Washington DC y Baltimore en un pueblito llamado Laurel.

Por las razones antes expuestas decidimos quedarnos en New Jersey pues realmente no daria tiempo a atravezar hasta New York; nuestra cita era inicialmente a las 4:30pm en South Manhattan, luego me contactaron para adelantarla dos horas y llegamos a Monachie a las once de la mañaba sin tener la más mínima idea de cómo llegar a nuestro destino final en transporte público, no queríamos arriesgarnos al tráfico yanquee y muchos menos a la imposibilidad de encontrtar parqueo con el tiempo apremiando.

A estas alturas, ya abordando la tercera página, no he dicho el motivo de este viaje… se trata, como ya adelanté, de una cita de trabajo; desde hace meses habia enviado un portfolio de mi trabajo al Drawing Center de New York, institución encargada de recopilar y archivar datos sobre el mundo del dibujo… muchos curadores y otras personas relacionadas con arte van a los archivos de este lugar y un artista es incluido en estos tras una revisión de su portfolio por personal especializado; si satisface el criterio de tal “jurado” queda incluido en el “Viewing program” y es invitado a visitar el centro para mostrar la obra personalmente y teorizar sobre ella en una conversación muy fresca pero de alto nivel intelectual; de esa manera ellos obtienen una visión más completa del artista y su obra lo cual es parte importante de su trabajo; uno renueva el material enviado cada dos años y es suceptible de ser invitado a cualquier expocisión organizada por el centro o por cualquier otro interesado..

Llegamos a las puertas del Drawing Center casi una hora antes de la cita, decidimos tomar algo por por el área, algo refrescante para atenuar el tremendo calor; le dimos la vuelta a la manzana para asegurar de no perdernos y cruzando una calle localizamos un mercado japonés donde también hay un pequeño espacio con mesas donde, si se encuentra lugar, puede uno sentarse a consumir lo que haya comprado.


De regreso al Centro de Dibujo me encontré finalmente con Catherine, asistente del curador principal con quien “pasé la prueba” de sostener una conversación teórica de arte en inglés; ella, además de echarme muchas flores acerca de mi “originalidad” y “asombrosa técnica” me recomendó entrevistarme con su boss, también artista, pieza clave para ser incluido en alguna muestra del centro, esta otra cita puede ser en cualquier momento antes del siguiente verano.


Para cerrar el capítulo del Drawing Center diré que presenté diez dibujos a tamaño de toda hoja de -aproximadamente 20x26 pulgadas- además de cuatro dibujos hechos en seis o cuatro de estas hojas unidas y también tres proyectos tridimensionales así cómo una pequeña carpeta de dos docenas de dibujos de pequeño formato… este volumen de trabajo con unidad de estilo, y hechos en su mayoría en los dos últimos dos años dió una idea de la intensidad de trabajo desarrollado. Para desplegar toda estas piezas tuve a Rubby a mi lado.


Ellos tienen una gran mesa de conferencias donde se pusieron los polípticos y las piezas tridimencionales; se usaron las sillas a manera de caballete para el resto de los dibujos adheridos a un soporte rígido; Rubby tomó parte también de la conversación lo cual hizo aún más rica la charla y no se abstuvo de tomar algunas fotos.

Una vez fuera, con la misma temperatura de antes, volvimos al mercado japonés y nos sentamos a comer suchi, no faltaba más; pusimos la carpeta debajo de la mesa y entre unos jóvenes hablando ruso y un solitario asiático que alternaba su sopa con intrincadas letras de su país, hicimos las conclusiones del caso.

Pare ser sincero tras este encuentro me siento más tranquilo en cuanto a lo que hago en arte, es cómo si hubiera llegado a algún lugar, cómo haber dado un paso; esto no debiera ser asi, yo sé lo que estoy haciendo aún sin estar “confirmaciones”; pero escuchar de alguien que maneja miles de artistas y es especializado en el asunto que no ha visto nada como lo de uno es reconfortante en un mundo donde la originalidad da una especie de “prurito”.

Misión cumplida, regresamos a Monachie, hicimos contactos telefónicos con otras amistades de New Jersey incluida la frustrada Lucia que nos esperaba desde la noche anterior y Carlos Alberto un coleccionista que me comprara tres lienzos hace tres años y vive a escasas cuadras de donde nos quedábamos… también al regreso notamos que la carpeta de dibujos pequeños se nos había quedado en el Drawing Center asi que tendríamos que recuperarla al otro dia antes de irnos al PS1, un museo en Queens donde se exponia una importante muestra de artistas Newyorkinos- este lugar fue la sede provisional del MOMA mientras este hizo los trabajos de ampliación que hoy duplica su capacidad de exhibición, es una pena no haber tenido tiempo para visitar ese otro museo, uno de mis preferidos-


En la mañana del segundo dia sin planificarlo pudimos visitar la peluqueria de René y Marquito, inicialmente pensábamos comer con ellos en la noche pero tuvimos un inesperado “ride” a Nort Berguen y asi pudimos charlar, tomar fotos y café en este recien inaugurado negocio que, por cierto, va muy bien.


Ya en Queens por lo del PS1- el recorrido por este antiguo recinto estudiantil merece un material aparte- no podíamos pasar por alto visitar a Lucia, nuestros planes iniciales de quedarnos en su apartamento incluian una visita a la fábrica donde trabaja su esposo donde se hacen esculturas y elementos arquitectonicos de acrilico y cemento con moldes; hubiera sido muy interesante pero no fue posible esta vez asi que nos limitamos a una breve visita donde pude conversar con este señor mientras Rubby “chismeaba” con su esposa.

De regreso tomamos un subway desde Queens hasta el Times Square, cometimos un error y emergimos a la ciudad unas siete cuadras antes de la terminal de bus, no quiero ni mencionar que además nos quedamos antes de la parada de bajarnos y tuvimos que caminar horrores, Maritza nos esperaba en la parada correcta y le cayó atrás al bus cuando vió que no nos bajábamos- la habíamos llamado antes-, fue todo un troque pero con final feliz en un inesperado cumpleaños doble pues Freddy, hermano de Maritza nació no sólo la misma fecha sino exacto el mismo dia que yo… allí estuvieron también sus hermanas Belinda y Lorena - todos viven en la misma área- y uno de los sobrinos quien le puso nombre, al fin, a nuestro hamster, el dichoso animalito anónimo es bautizado a mitad de su vida como “Miles” -leerlo con la pronunciación en inglés-

La fiesta de cumpleaños me dió la oportunidad de conocer a esta familia quienes quieren mucho a Rubby; hasta ese dia habian sido solo nombres, saludos por teléfono, algún comentario sobre la carrera de fisioterapia de Maritza… pero ahora fueron gente haciendo chistes, compartiendo, ayudándonos en nuestro breve paso por el lugar; se me quedó la agradable sensación de haber hecho nuevas y buenas amistades como hacia mucho tiempo no hacía.

A pesar de sentirnos de maravilla nos quedaba la ineludible visita a Carlos Alberto, él siempre se alegra de verme y hablar sobre los cuadros mios colgados en las paredes de la casa, también le mostramos parte de los dibujos; cerramos la noche con broche de oro con el compromiso de decorarle el apartamento adonde se mudará en dos semanas en Miami Beach.

El viaje de regreso estuvo salpicado de un trancón al sur de New Jersey gracias a habernos desviado por consejo de uno de nuestros anfitriones por la carretera 295 en vez de tomar el turnpike estatal; en Trenton, capital de ese estado, por donde pasamos también por este desvio descubrimos un restaurant egipcio-árabe donde hicimos una comida muy sana, inusual en la carretera; también por lluvias esta vez en Maryland y por una conversación sobre hinduismo con el manager del motel donde nos quedamos quien, para variar, era Hindú.

Hicimos un feliz arribo a nuestro hogar antes del oscurecer del domingo sólo lúgubremente matizado con el exitoso intento suicida de nuestra pequeña langosta de rio quien por segunda vez saltó de la pecera esta vez sin nadie para regresarla.

Sólo restaba descansar para integrarnos el lunes a nuestras cotidianidades….


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