Inicio
He creado este espacio para compartirlo con familiares y amigos, aunque no descarto la posibilidad de que otros visitantes se encuntren a gusto y lo puedan disfrutar tambien...

InicioMapa del sitioDescargasColaboradoresEnlacesAutor    
Buscar :

Ideas


Y encima del sofá... un televisor

¿Realmente merece el televisor ese papel protagónico que solemos darle?


¿Un flat panel sobre mi buró?

¿Y por qué no... "debajo" del buró?


El osito Boribóm

Cuando Armando me dijo que publicaría textos autobiográficos pensé inmediatamente en el Osito Boribón, ese que habia escrito relatando mi vida laboral en Estados Unidos hasta mi regreso a Miami desde Maryland en el 2000.




Roberto Wong  (08-24-2005)

Para conocimiento de quienes tengan la paciencia de leerlo después de haber escrito esto estuve empleado en el cabaret Tropigala donde retomé mi oficio backstage, también oficié como valet parking en un condominio de Bal Harbor, -alli manejé jaguares, BMWs, mercedes benz y hasta un roll royce y me tuve que ir porque no sabia manejar autos de cambio-; por fin, tras mucha insistencia de mi amigoVillamil fui a a parar de decorador a un Publix cerca de Aventura Mall hasta que me llamaron a cubrir una plaza de assistand manager en un Goodwill store de donde sali un poco despues de la tragedia del nueve-once; antes de casarme e irme a vivir a Hollywood salí en tres ocaciones a limpiar alfombras en cruceros que me llavarian por Bermuda, Bahamas, Saint Lucie, Granada, Saint Marteen y otras islas que no recuerdo... en Broward, ya casado, trabaje como framer en Michael art and craft y ya en Vero Beach como stoker y "sales associates" en Pet supermarket... la lista no termina pero ahi se los dejo para que comiencen a leer desde el principio "El Osito Boribón"


No sé si el osito Boribón fue un personaje popular, lo conocí como protagonista de un sencillo cuento para niños que recibí a través de un libro de cubierta verde “en rústica” como después supe que se llamaba este tipo de encuadernación elemental; la historia contenida en aquél formato horizontal, no la recuerdo, pero las ilustraciones del osito Boribón en diferentes indumentarias según el oficio que desempeñaba vienen a mi cuando me veo cambiando de delantal para chaleco, de ropa negra para carmelita de acuerdo a la compañia donde esté trabajando en la dinámica historia laboral experimentada por mí en este país – no muy diferente en dinamismo a la de Cuba donde además de en Manzanillo y Matanzas trabajé ne los catorce municipios habaneros en diez años-

Mi primer empleo en Miami fue el de mantener la limpieza en un gran supermercado ubicado en la Coral Way -calle 22 del sur- y la 33 avenida, allí no usaba uniforme y mis instrumentos de trabajo eran un recogedor y una escoba; le debo a esta corta etapa la correcta pronunciación de los términos “excuse me”, “thanks”, and “I’m sorry” pues los utilizaba constantemente al pedir permiso, dar las gracias a quien me cedia el paso o disculparme con quienes no lo hacian y “tropezaban” conmigo; este supermercado se llamaba “Varadero” y no muy lejos estaba el restaurante “Habana Vieja” con quienes trabajaría meses después dándome la sensación de que ambas locaciones cubanas se habian aproximado por ese nostálgico surrealismo de inmigrante que las habia ubicado al cruzar de la calle una de la otra.

El “Habana Vieja” no fue el primer lugar donde me até el típico lacito al cuello de empleado de restaurant comenzando la boribonesca cruzada de indumentarias provisionales; comenzó cuando simultaneaba mi trabajo de tarde-noche en el Varadero Supermarket con mañanas en El Pub de la Ocho en la Pequeña Habana manteniéndome asi ocupado de ocho de la mañana a once de la noche sin día libre pues no me coincidian los de uno y otro empleo, entre ambos trabajos no ganaba docientos dólares a la semana y me trasladaba de uno a otro en un triciclo regalado por alguien de la familia -unas de mis verguenzas es no saber montar bicicleta-. En supermercados y restaurantes se fueron mis primeras experiencias laborales, asi debo agregar el Maria Greek’s Restaurant y el Winn Dixie Marketplace, ambos sobre la Coral Way también, en el primero fregé platos por cinco dólares la hora de part-time -sólo unas horas a la semana-; el oficio me exigía delantal y botas de goma; todavia no hablaba inglés y me comunicaba con los dueños además de por mímica a traves de sus hijas quienes venian del colegio a la tarde y sabian algo de español por tener compañeros de escuela latinos. En el Winn Dixie, gran cadena de supermercados, aprendi el oficio de stock boy, allí debía vestir camisa blanca, pantalón oscuro y corbata; en esta etapa pude agregar a mi vocabulario en inglés muchos nombres de productos comestibles y especificaciones para su consumo útiles hasta hoy.

Antes de estos dos últimos lugares mencionados estuve empleado en un hotel barato del área noroeste de la ciudad, me acuerdo que fue antes pues aún no tenia auto -al Winn Dixie y al Habana Vieja llegaba con mi viejo Pontiac sunbird de dos puertas “heredado” de una tía- ; al hotel me iba caminando unas veinte cuadras sobre la doce avenida; mi ocupación era de houseman -sacar basura y ropa sucia-; el personal de allii eran, en su mayoría, mujeres latinas y negras norteamericanas encargadas de limpiar y arreglar los cuartos, recuerdo que el manager de los housekeeper era venezolano; este hotel lo dejé un mes de diciembre porque supuestamente viajaría a España con el grupo de músicos con quienes vine a Estados Unidos; el viaje no se dió y perdí el empleo; pero un salario mínimo no se lamenta mucho; en esa etapa de "a pie" también me emplee en una pequeña factoria donde tenia la ocupacion sui generis de teñir plumas de ave... preferi esta ocupación, a pesar de las dos rutas de guagua para llegar al lugar, rechazando una plaza de stocker en el Navarro pharmacy discount a tres cuadras de casa pues me pareció que podría aprender algo en este oficio donde al menos de color se trataba pero también se trataba de acidos, agua hirviendo y mala paga....

Mas adelante vendrían los supermercados y restaurantes mencionados y no mencionados y en un final el mayor periodo de trabajo cubierto en este pais fue precisamente con aquél grupo de músicos con quienes crucé la frontera; con ellos viajé, enhuacalé, transporte e instalé instrumentos musicales por cinco años y medio contando año y tanto en Colombia; siempre vestido de negro como utilero, stage manager, staff, routie o como quiera que se llamara este oficio backstage. El primer concierto en Estados Unidos, se ofreció en un anfiteatro al aire libre cerca de la bahia de Miami donde Willy Chirino hizo la presentación de la cantante al público de esta ciudad; no teníamos permiso de trabajo y un poco a manera simbólica nos regalaron cien dólares a cada uno después de la presentación- un buen símbolo según nos pareció a todos…-

Mientras el grupo de músicos se organizaba y comenzaba carrera del lado de acá yo fui empleado en todas estas cosas que dije, luego fue llamado otra vez “a filas” y con ellos me mantuve hasta julio del 97, exactamente el dia de mi cumpleaños de ese año daba instrucciones a mi sustituto y viajaba a Newark, New Jersey para pasar dos semanas reflexionando en un sótano donde vivia un amigo, el dia de mi viaje allí fue record de lluvia en Newark y fue asesinado el diseñador de modas Versacie en Miami Beach, noticia que saturó los medios de comunicación por todos esos dias.

De regreso a Miami, por alguna razón que no viene al caso pude darme el lujo de estar unos meses sólo dedicado a la pintura, al final de 1997 regresé al rebaño empleándome en una fábrica cerca del aeropuerto de Miami, como "tapicero", entrecomillado porque en los tres meses alli sólo tapicé un tipo de pieza, una especie de rail en “C” a su vez doblado como una “U” - con la canal hacia adentro-, esto era parte de un asiento de avión; tapizaba un promedio de ocho o diez de estas piezas al dia y mi estancia en ese fábrica duró lo suficiente para que se cumpliera el contrato de Aircraft Modular Product, mi empleador, con Lufhansa…

A principios del 98 hice mi primera exposición personal en este pais y comencé a trabajar esporádicamente para Silvia Dorfman, amiga y art dealer organizadora de esta muestra, de esta manera llevé una exposicion de atistas cubanos a Rockville, Maryland; asi conocí la capital de Estados Unidos pues esto esta muy cerca de Washington DC y a Luis y Olga Busto, quienes al siguiente año me invitarían a incursionar el norte y con su apoyo me instalé por casi dos años en Wheaton, no muy lejos de ellos; donde me emplearon en su compañia de accounting –contaduría-; pero antes de esto me quedarian dos oficios por desempeñar en el sur de La Florida: otra vez busboy en el restaurante La Carreta de Pembroke Pines y cajero y luego “sales representative” en “Big K’Mart”, cadena de tiendas por departamentos donde atendí el departamento de articulos de deportes en pleno fin de año; en esos lugares, para no perder la historia del osito boribón, usé un delantal verde en el primero y un chaleco rojo en el otro, ambos con camisa blanca debajo.

En la oficina de los Busto organizaba los archivos y, de vez en cuando Luis me hacia encargos personales que me pagaba con salario de la compañia aun asi no habia contenido de trabajo para ocho horas diarias razon por la cual busque otro empleo antes del "periodo de gracia" de dos meses en el cual Luis me pagó el alquiler del cuarto donde vivia, también sabiendo que terminaba la época más ajetreada de este tipo de negocio, esto es hasta abril quince cuando todos debemos enviar nuestra declaración de impuestos a la oficina de gobierno correspondiente.

En Wheaton vivía en un sótano que compartía con una guardería infantil, a esto se dedicaba la dueña de la casa, cliente de los Busto; la mitad de mi habitación estaba soterrada y la otra mitad eran ventanas de cristal por donde el sol entraba, infalible despertador de todas las mañanas junto a la muy madrugadora aspiradora de Martha y la llegada de siete preciosos párvulos; gracias a todo esto cuando comencé a trabajar en Cosmos Beauty Supply entrando a las diez de la mañana tenia tiempo de hacer muchas cosas antes de irme al trabajo, la mayoria de mis esculturas de esa época las hice de siete a nueve y media de la mañana y los fines de semana; de noche casi nunca trabajé pues llegaba a veces como a las ocho, algo cansado, después de manejar de Twinbrook a Baltimore en el nororeste de Maryland, por las seis tiendas de la empresa en un van de carga; era un negocio de coreanos y casi todos los empleados procedian de ese país, se puede decir que comencé a perfeccionar mi inglés con cierto acento asiático. Apenas a los cuatro meses de estar alli me tropecé un negocio de hacer carteles donde solicitaban a alguien para trabajar, esto era tambien cerca de la casa y aún más cerca de adonde me mudaria por esa fecha -junio 99- buscando más espacio para hacer mis esculturas.

The Sign Shop fue una bonita etapa y también pasé por esa fecha el invierno más frio de mi vida hasta hoy, a Maryland habia llegado a finales del invierno anterior pero me tocaria en el 2000 presenciar la nevada mas grande en muchos años en esa zona. Para variar mi taller ahora estaba tambien en un sótano; la amplitud de este y la generosidad de la dueña de la casa a quien sólo pagaba por un cuarto con baño, me permitió hacer esculturas más grandes, en cuanto a indumentaria recuerdo que en todo mi tiempo como signmaker usé un delantal plateado, de material sintético, herencia del empleo anterior pues estos delantales se usan en las peluquerias pero me vino muy bien en mi nuevo oficio. Mr. Levi, dueño del negocio y su hijo Stephen quien diseñaba los carteles fueron mis amigos y a pesar de que trabajaba hasta los sábados al mediodia estaba motivado y mi carrera artistica se desarrolló; también conseguí mucho material gratuito en el taller donde se desechaban a veces grandes tablas.

Escribo estas lineas en Miami, de regreso a la familia; aun me cuestiono si fue un error el regreso pues aunque tomé el diluvio que acompañó mi regreso, responsable de inundaciones en esta ciudad, como bautismo de bienvenida, estuve dos meses sin empleo y aun hoy navego en posiciones temporales sin encontrar algo realmente apropiado; regresé ilusionado con un taller en un espacio de la casa que compró mi hermano y para contribuir a la economia del nuevo hogar pero ninguna de las dos cosas han sido posibles y sigo sosteniendo que Miami no es buen lugar para una buena carrera como pintor a pesar de sus festivales de arte, al menos para el pintor que soy yo… eso es tema para otro texto.

Actualmente trabajo como chofer en una pequeña compañía de courrier, esto es mensajeria: llevar paquetes y sobres durante todo el dia de un lugar a otro a vecves tambian hay que aguantar cada paquete!… me ha servido para conocer mejor esta ciudad de manera que si algún dia la dejo definitivamente puedo decir que la conozco tanto o más que La Habana; como preludio a esta actividad trabajé temporalmente en UPS de ayudante de chofer, para mis amigos que no viven en Estados Unidos, UPS es una de las compañías más grandes e importantes de envio de paquetes, funciona a nivel internacional y es tan poderosa como el correo mismo que es federal -del gobierno-; los fines de año United Parcel System, como otras compañias, contrata personal extra para reforzar el intenso trabajo de esas fechas; todos me felicitaban por estar empleado en esta gran empresa pero les confieso que mi experiencia no fue la mejor; conocí por poco tiempo como funcionan este tipo de empresas, como se tratan a los empleados, como sólo importa la eficiencia en detrimento de lo humano; la maquinaria de la eficiencia norteamericana quizás se base en eso, incluso a UPS lo llaman el brown army aduciendo al color del uniforme y a la manera que funciona de jefe a subalterno; me alegré de estar un poco al margen de todo eso por mi condición temporal; pero desafortunadamente no escapé a mi sino de observador perpetuo aun durante fugaces etapas que he pasado como mi contribución al censo de población de este país en el area de Silver Spring allá en Maryland comprobando el mejoramiento de mi inglés y la ventaja, en este caso, de hablar español; o la jornada entrevistando clientes por teléfono con head-phone, micrófono y una pantalla de computadora delante, dia de demostarme mi ineptitud para estas cosas de estar sentado ocho horas, encerrado en un cubículo de apenas diez pies cuadrados como los más de cien en aquél lugar ocupados en su mayoría por jóvenes de menos de veinte años parloteando como cualquier estudiante en clase aburrida y para contra estar recibiendo continuos rechazos a mis intentos de hacer la entrevista programada acerca de servicios telefónicos de larga distancia.

Por lo pronto Boribón devolvió el uniforme carmelita de UPS y se puso la camiseta gris de “RDS”, la compañía de mensajería para la cual trabaja ahora; radio en mano, apéndice imprescindible de este oficio sube escaleras o elevadores, aparca diez veces al día en cualquier parte de la ciudad, acarrea sobres, cajas, arreglos florales, teje una madeja de ciento cincuenta millas diarias como marcando en esa torpe traslación la transitoriedad de todo en su vida desde la vulgar manera de ganarse cuatro pesos hasta su relación con la realidad y la irrealidad circundante.


  • Articulos similares


  • Imprimir   Enviar a un amigo   
                                                    

    Miami / USAmail@armandoacosta.comInicio