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Y encima del sofá... un televisor

¿Realmente merece el televisor ese papel protagónico que solemos darle?


¿Un flat panel sobre mi buró?

¿Y por qué no... "debajo" del buró?


España, la llegada

Mi primera visita a la madre patria comienza en Madrid amaneciendo sábado, pero mis vivencias como viajero comenzaron en el areopuerto internacional de Miami, doce horas antes.




Armando Acosta  (10-25-2005)

Aeropuerto Internacional de Miami

Sabido es que en el aeropuerto hay que estar tres horas antes del vuelo, de lo cual tienen la culpa los terroristas según nos han dicho. Lo que yo no había tomado en cuenta, sin embargo, es que en el aeropuerto de Miami no se puede fumar, y en el avión de American Airlines mucho menos, asi que mi primera vivencia como turista internacional fue de doce horas de astinencia total de nicotina.

El chequeo de voleto y despacho de equipaje fue relativamente fácil, una cola de de seis capas en caracol que me tomó una hora y media. Luego vino el chequeo de seguridad para pasar al "gate", otra hora cuarenta minutos; con el respeto de una sonrisa, los oficiales me hicieron quitar los zapatos para impeccionarlos, y también me retuvieron una fosforera de gas que por nada del mundo podría viajar en el avión, en fin, nada fuera de lo normal.

El vuelo, sin embargo, me resulto agotador, nueve horas es demasiado tiempo para estar encerrado en un tubo volador y encima de eso, sin poder fumar. La próxima vez voy a considerar viajar en primera clase para tener por lo menos asientos más espaciosos, aunque creo que la mejor opción sería viajar en una linea arerea que tenga "area de fumadores".

Aeropuerto de Barajas (Madrid)

Lo primero que hice cuando llegué al terminal fue dirigirme al primer guardia español que me encontré y preguntarle (y esto lo hice con tono suplicante): "Usted cree que yo podría fumar allá afuera?". -- El hombre puso cara de perplejidad y tras pensarlo por dos segundos, me respondió con un acento bien castizo:

"Pues yo creo aquí no está prohibido fumar en ninguna parte".

Más perplejo quedé yo; miré en derredor y advertí que efecto, había gente fumando dentro del terminal. Y así fue como terminó mi astinencia de nicotina de doce horas, impuesta por el terrorismo internacional.

Madrid

Al arepuerto fueron a recibirme mis anfitriones, Pedro Betancourt y su esposa Susana. Nos movimos rapidamente por las arterias subterraneas del transporte público hasta llegar a la casa de ellos, ubicada en un pueblo llamado Valdemoro, a unos 20 Kilometros al sur de Madrid.

Después de un buen baño y una buenísima merienda a lo madrileño, mis anfitriones me invitaron a recorrer (a pie) su querido pueblo, y fue entonces que cumplí mi promesa de sentarme en un bar a tomarme una cerveza y una "tapa" (bueno, fueron más de una en realidad)... Y sí, es verdad que en los bares de España se puede fumar.

Ya caída la noche, hicimos planes para explorar el ambiente nocturno de Madrid, pero con más de 24 horas sin dormir y un vuelo agotador, en realidad no me quedaban suficientes energias para una buena parranda, asi que decidimos dejarlo para otra ocación.

De modo que mi primer contacto con la ciudad de Madrid ocurrió el Domingo, un precioso día de sol a 15 grados centrigrados sobre cero, mucho caminar, muchos bares, muchas "tapas", deliciosos cafés, constantes comidas... No voy a contar los detalles, sería demasiado largo. Sí les digo que nada de lo de aqui me es ajeno, me siento como un hijo extraviado en dos siglos de historia que decide finalmente regresar a casa, porque la casa de la madre es siempre la casa del hijo. Ahora puedo entender mejor eso de la "madre patria"... porque así es que se siente cuando uno camina por estas calles de Madrid.



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