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He creado este espacio para compartirlo con familiares y amigos, aunque no descarto la posibilidad de que otros visitantes se encuntren a gusto y lo puedan disfrutar tambien...

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Ideas


Y encima del sofá... un televisor

¿Realmente merece el televisor ese papel protagónico que solemos darle?


¿Un flat panel sobre mi buró?

¿Y por qué no... "debajo" del buró?


Entrevista a Roberto Sanmartin (tito de Habana Blues)

Caballero que la entrevista no la hice yo....ojala...la hizo un tipo en españa, llamado Pedro Callejas del Rey.

Pero carajo, vamonos todos para españa...y ya...asi estamos con el resto de lo que esta pasando en el mundo.




Yisell  (01-19-2006)

Pues resulta que me impresiono mucho su actuacion entre muchas cosas...y pensando que era musico y no actor...me decidi a buscar mas informacion sobre el y aqui esta en forma de ...(Nada que voy hacer copy and paste y el PDF lo sube en otro momento)

Roberto San Martín siempre recordará lo que ha supuesto 2005 para él. Por varias razo-nes. Es el año en que estrena con éxito su primer gran filme, Habana Blues, nominado a cuatro Goyas. Es el año en que entra a for-mar parte del reparto de Aquí no hay quien viva, la serie más vista en España. Y es el año en que rueda con grandes de la talla de Imanol Arias, José Coronado o Verónica For-qué. Este cubano de 28 años es uno de los jóvenes talentos del cine español, pero él aún no se hace a la idea: sigue recordando su amada isla, y mira hacia el futuro con esa misma incertidumbre que le llevó en la juven-tud a empezar a estudiar Francés, Diseño Gráfico, Empresariales y Hostelería antes de dejarlo todo para ser actor.

  Cero grados centígra-dos asolan el barrio madrileño de Lavapiés. “¡Carajo, qué frío hace, brother!”, comenta Ro-berto San Martín, con su mar-cado acento habanero, poco después de encontrarnos. “Para pillar este clima en Cuba ten-drías que esperarte a finales de enero y subirte al pico más alto de toda la isla”, añade el actor mientras se frota las manos con fuerza. “¿Un café para entrar en calor?”, propongo yo. “Mejor una cervecita”, respon-de él. Entramos en una acoge-dora cervecería cercana y por fin, Roberto se puede deshacer del tosco -pero elegante- abrigo y acomodarse en la mesa a una temperatura más asequible. To-do preparado para una hora de conversación. Es consciente de que está en una entrevista, y sin embargo habla con soltura. Cada una de sus palabras rezu-ma de una intranscriptible natu-ralidad. Fuera, el ambiente es gélido. Dentro, cálido y honesto. Co-mo su personaje del hippie Ya-go en la serie de moda. Usted es el nuevo fichaje de Aquí no hay quien viva, una serie que cada miércoles ven me dijo, así, bajito: “¡Vaya! El famoso Yago” (risas) ¿Y qué sintió cuando aquel hombre le reconoció? Me dio risa por la manera en que me lo dijo. El chico me lo dijo así, tranquilo, suave, ¡y en buena onda! Pensé: “Coño, ya me reconoce uno” (risas) Uno... por ahora: seguramen-te sus compañeros de la serie le habrán dicho que no pue-den ir por la calle tranquilos. Y además lo he visto. Con Ma-ría [Adánez] coincidí en Ali-cante: ella estaba haciendo tea-tro y yo filmando la película [La Dama Boba], y fuimos to-casi ocho millones de especta-dores. ¿Es ya consciente de lo que se le avecina? He tenido la suerte de que los capítulos de la nueva tempora-da han hecho récord en la serie. Las veces que he salido han sido las veces que más la ha visto España. Pero, chico, toda-vía no soy consciente. Yo salgo a la calle muy poco, porque tengo mi rutina: me levanto, voy al gimnasio, me marcho a filmar, entro por mi casa, me hago la comida... Soy como un ama de casa que trabaja. Aun-que… el otro día, iba por la esquina de mi casa y un tipome dijo, así, bajito: “¡Vaya! El famoso Yago” (risas) ¿Y qué sintió cuando aquel hombre le reconoció? Me dio risa por la manera en que me lo dijo. El chico me lo dijo así, tranquilo, suave, ¡y en buena onda! Pensé: “Coño, ya me reconoce uno” (risas) Uno... por ahora: seguramen-te sus compañeros de la serie le habrán dicho que no pue-den ir por la calle tranquilos. Y además lo he visto. Con Ma-ría [Adánez] coincidí en Ali-cante: ella estaba haciendo tea-tro y yo filmando la película [La Dama Boba], y fuimos todos los de la película a ver la obra. Y cuando salimos, nos íbamos a ir a un bar y de cami-no la reconocieron un grupo de adolescentes. No te voy a con-tar lo que se formó, pero se for-mó una grande; de ponerse la cosa violenta. Terminamos en el hotel, porque no se podía salir con esa niña a la calle. ¿Le asusta que eso le pueda pasar a usted en un futuro? No, yo no creo que… (se lo piensa). Yo no estoy preparado para eso. Si eso es la fama, no estoy preparado. En absoluto. ¿Qué tal se lleva con María Adánez, su novia en la serie? Con María me llevo muy bien. Precisamente hoy le estaba co-mentando que se veía que había química entre nosotros. Nos llevamos muy bien, nos enten-demos muy bien y nos conoce-mos muy bien...sin conocernos. “ACTORES ESPECTACULARES” Como antes ha dicho, viene de Alicante de rodar La Da-ma Boba, adaptación de un texto de Lope de Vega con todos sus diálogos en verso… A La Dama Boba le agradezco mucho la oportunidad de traba-jar en verso, aunque le tengo mucho miedo al resultado final.

upongo que ese miedo es ló-gico, teniendo en cuenta que le das la réplica a actores de la talla de José Coronado, Silvia Abascal, Verónica Forqué… Claro. Es otra cosa que le agra-dezco a La Dama Boba: poder trabajar con ese colectivo de actores. Actores espectaculares. Silvia Abascal es una de las mejores actrices que he conoci-do en mi vida, y he conocido muchísimas. Es una mujer que me ha impresionado. Tiene veintitantos años pero parece que tenga ochenta, o dos mil. También tienes pendiente de estreno una comedia, La se-mana que viene (sin falta), junto a Imanol Arias... A Imanol además lo conoce-mos en Cuba: es todo un ídolo.

allí. Y cuando vine a España, yo sabía que iba a rodar la pelí-cula, pero nadie me había dicho con quién. Y fue llegar al aero-puerto y me dicen: “Te vamos a presentar a Imanol”. “¿Qué Imanol?”. “Imanol Arias”. “¡¿Yo voy a trabajar con Ima-nol Arias?!”. Una locura, ¿me entiendes?. Además, conocer a Imanol ha sido un lujo: es un tipo muy humilde, muy buena gente… y además me ha ayu-dado mucho. Los zapatos con los que yo me fui al Festival de Cannes me los prestó Imanol Arias. De verdad. Y después me los regaló. Y son con los que me voy a todos lados, cuando tengo que ponerme za-patos (risas). Son casi como un amuleto para mí...

MAMÁ, NO QUIERO SER ARTISTA Leyendo sobre usted, me lla-mó la atención que, aunque su madre es actriz, usted se negó a ser actor hasta ya bien crecidito. ¿Por qué? Mi mamá es allá una actriz muy famosa. Ser el hijo de Su-sana Pérez en Cuba es como ser aquí el hijo de Victoria Abril, o algo así. Y eso me abrumó toda la vida. Durante mucho tiempo estuve que no quería, que no me interesaba... ¿Y qué le hizo cambiar de idea? En realidad fue el, de pronto, no tener nada que hacer. Empe-cé a estudiar Diseño Gráfico; me lo dejé. Luego Administra-ción y Dirección de Empresas; también me la dejé. Más tarde seguí con Francés, para des-pués poder hacer Hostelería. Estuve apunto de ser cocinero, porque era lo que más me gus-taba. Pero me cogió una época en que me dije: “No, espérate”. Había algo que no iba bien. Y un día apareció un director de teatro en mi casa, buscando a mi madre, y me encontró a mí. Me cogió para un papel sin diá-logo, empecé a ir a los ensayos, me empezó a gustar... Estuvo de hecho muchos años haciendo obras, ¿se puede decir que el teatro fue su es-cuela de interpretación? Sí, se puede decir que sí. Pero yo trato de aprender de donde sea. Uno aprende haciendo tea-tro, haciendo televisión; haciendo cosas buenas y haciendo cosas malas. Hasta observando a la gente sentada en el metro se aprende... La verdad es que yo cada día me sorprendo más de ver cómo me están saliendo las cosas tan bien en este trabajo, porque yo no tengo ningún tipo de escue-la. Mi única escuela la forman mis compañeros de trabajo, y mi mamá, de la que he aprendi-do muchísimo. Pero trato de aprender de todas partes. Cuénteme cómo le llega la oportunidad de trabajar en Habana Blues, su primera gran película. Bueno, yo por entonces presen-taba un programa musical, al que llamaron los productores buscando músicos que pudie-sen actuar, o actores que pudie-sen hacer de músicos. Para mí quizá podría haber un papel secundario y me dijeron que me tirase una foto. Me acuerdo que aquel día era domingo y tenía mucha resaca, porque había estado toda la noche de fiesta, y fui a tirarme la foto ¡con una cara...! (risas) Claro, aquello ya lo di por perdido...Hasta que un día me llaman y me dicen que me quieren ver... Y cuando finalmente le esco-gen no como secundario, sino para un papel protagonista ¿Cómo asume uno esto? ¿Con entusiasmo o con res-ponsabilidad? En ese momento, con muchísi-mo entusiasmo. Me acuerdo que llegué a casa e hice la típi-ca broma de “No, no me la die-ron” (risas). Y los tuve como dos minutos a todos serios, casi llorando, hasta que ya les dije: “Que sí, que sí me la dieron”. Y ya fiesta, música, ron… tú sabes. Ese entusiasmo tan gran-de no lo he vuelto a sentir. Es curioso que Tito, su perso-naje en Habana Blues, al final de la película, toma la misma decisión que usted: la de emi-grar de Cuba a España para trabajar... Es cierto. Y eso es porque, tan-to para Tito como para mí, tra-bajar es lo más importante. No necesito nada más. ¿Nada más? Desde que estoy en España, he descubierto la cantidad de co-sas que no necesito. Si tú vas a mi apartamento, no te parecerá que viva nadie, porque no hay nada: sólo hay un colchón, un edredón, un televisor -¡que no puede faltar!- y un DVD. Ya. Ni he tenido tiempo para traer los muebles, ni coche para irme al IKEA… Me he dado cuenta que no necesito de casi nada. Necesito trabajar. ¡Y que venga mi mujer! Ahora está en Cuba. Pero no quisiera que, cuando venga, viva como vivo yo aho-ra (risas).

DENTRO DE DIEZ AÑOS... ¿Cómo le gustaría entonces verse, en lo personal, dentro de diez años? En lo personal, si todo sale bien, con la misma mujer con la que estoy, y con por lo me-nos dos chiquillos: un varón y una hembra, o dos hembras, ¡porque dos varones, no! ¿Y en lo profesional? Me gustaría haber dirigido al-guna película. Y, como actor, me gustaría haber tenido la oportunidad de escoger libre-mente un personaje. ¿Como le gustaría ver a Cuba dentro de diez años? Lo único que pido para Cuba es que la gente no viva esperando a que pase algo, porque no va a pasar. Las cosas no pasan: se hacen pasar, hay que hacer que ocurran. Querría que los cuba-nos saliesen de ese círculo vicio-so de “no sé qué hacer con mi vida”. Allá, hay chicas que se prostituyen porque creen no te-ner otra cosa mejor que hacer. Y a Fidel Castro, ¿qué le pide? Yo no le puedo pedir nada a Fidel. ¿Sabes por qué? Porque no me escucharía. Pero creo que, para él, ya va siendo el momento de escuchar.

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