De aquí a veinte años

Después que todo pasa, las guerras se vuelven párrafos. Los estudiantes se los aprenden para el examen y los olvidan después. ¿Cual fue el inicio de la guerra? ¿No fue la toma de Bagdad en 2001? ¡No, eso fue en 2003! Ah, ya me acuerdo, fue el atentado de Nueva York en 1911... ¡No, eso fue en 2001, pero el día 11 del mes 9!

El atentado del 9/11, aún nos duele, pero de aquí a veinte años nadie recordará que la conexión entre este y la guerra de Irak fue inventada por la administración Bush: Sadam Husein, ni poseía armas de destrucción masiva —como se hizo creer— ni mucho menos tenía intenciones de atacar a Estados Unidos en forma alguna; él estaba feliz oprimiendo a los chiítas allá en su feudo.

Tampoco se acordarán del conflicto de Gaza, la primera "invasión en defensa propia" de la historia, y mucho menos podrán conectarlo con la guerra de Irán, que tampoco fabricaba armas nucleares pero igual, como pretexto de invasión, funcionó.

Y es que las mentiras son recursos circunstanciales, solo sirven a las necesidades específicas del momento; por eso la historia no se ocupa de registrarlas. Son los resultados los que cuentan, y son los vencedores quienes los registran, a fin de cuentas.

A Europa, siempre la verán involucrada en la Cruzada; olvidarán que la gente desfiló por las principales ciudades del mundo en protesta contra esa misma guerra; que en España, el Partido Popular (PP) perdió su chance de reelección justamente por eso. Recordarán tan solo a una Europa unida, aliada de los Estados Unidos, lanzando bombas sobre Irán y sobre Siria.

Y vivirán los estudiantes del futuro en un mundo libre de terrorismo islámico —ojalá—, aprendiendo nuevos nombres, en la tele, de enemigos chinos, coreanos o esquimales, quién sabe, ya lo he dicho: esta guerra no es la última de la historia, es tan solo la más reciente, la guerra que nos ha tocado vivir.