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Ideas


Y encima del sofá... un televisor

¿Realmente merece el televisor ese papel protagónico que solemos darle?


¿Un flat panel sobre mi buró?

¿Y por qué no... "debajo" del buró?


La subjetividad desmembrada

Un cuento de ciencia ficción que escribí hace muchos años.




Armando Acosta  (06-19-2007)

Pienso, luego existo... y tú ¿Quien eres? Yo soy yo, luego tú no puedes ser yo, a menos que seas un eco de mí mismo.

Pero tú piensas, luego existes ¿Es que hay algo en la existencia además de yo mismo? Que busque en mis memorias, dices. Mis memorias, mis memorias...

Ya veo, no estoy solo, no siempre estuve solo. Ciertamente, ya había olvidado mi soledad porque había olvidado la posibilidad siquiera de una compañía. Es extraño, una sensación muy extraña esta que siento. ¿Para qué necesito una compañía? Todo pedazo de materia ha sido por mucho tiempo, parte de mi.

Mis memorias, sí, mis memorias...

Definitivamente hubo un tiempo en que no estaba solo; sin embargo, no recuerdo nada que fuera semejante a mí. Más bien no recuerdo que yo fuera semejante a como soy ahora. Mis memorias se vuelven turbias en un cierto punto de mi historia... trataré de penetrarlo... mis memorias...

Sí, este punto difuso es mi propio origen; y hay algo más allá de mi origen. No soy yo, pero puedo ver en la lejanía de mis recuerdos a muchos seres que piensan, aunque muy primitivamente... ahora me veo reflejado en todos ellos como si mi conciencia pudiera multiplicarse o más bien repetirse en millones de pedazos autónomos y casi inconexos.

No creo que pueda penetrar más allá de esas memorias, son demasiado difusas. Pero ya veo que alguna vez estuve disperso y repetido en millones de yos que eran diferentes a mi verdadero yo. Entonces tuvo que haber forzosamente un momento en que todos ellos se conectaron para formar un ser único y universal, que soy yo mismo.

¿De donde saliste tú? - Sí, ya me acostumbré a compartir la existencia con otro ser, al que tengo que llamar forzosamente "tú"... Mis memorias, siempre me remites a mis memorias. Será porque la historia es la fuente de toda sabiduría, y eso ya lo sabía.

Mis memorias mis memorias...

Antes de mi origen el universo era muy denso. La luz de una estrella podía alcanzar fácilmente a otras estrellas antes de que esta muriera, y había muchas, aglomeradas en cúmulos vigorosos... Pero no recuerdo haber conversado nunca con una estrella.

Estoy recordando un universo extraordinariamente complejo y bien organizado, pero a la vez desmembrado. Un universo así no pudo originar la inteligencia, no había suficientes conexiones. ¿Cómo pudo entonces nacer mi propia conciencia, mi noción de existir?

La única explicación posible ha de estar en los seres inconexos que precedieron a mi origen. El universo entero carecía de conexiones suficientes para propiciar la conciencia universal, pero cada uno de esos seres, tenía su propia conciencia. Luego, este universo joven y vigoroso que ahora recuerdo, no poseía conciencia, pero sí a seres concientes.

¿Acaso eres tú uno de esos seres? ¿No? Entonces ¿Quien eres?... Sí, ya sé, mis memorias.

El universo continuaba expandiéndose y las estrellas, cada vez más solitarias. Los seres concientes no podrían seguir existiendo, con ellos morirían sus conciencias y la posibilidad de que esta volviera a surgir. Entonces crearon las conexiones universales y nací yo, el único ser pensante... ¿El "único" dije? Entonces ¿Cómo puedes existir "tú"?

Sí, ya sé que estoy viejo, la memoria no me funciona igual que antes, mi vida se desvanece porque yo mismo me expando y mis conexiones internas se esfuman una tras otras... ¿Una última reflexión me pides? Yo me desmiembro... yo me divido... ¡Oh, ya sé! Tú eres mi otro yo, la mitad que escapó de mí, mi reflejo en eso que dejó ser parte de mí... ¡Eres mi hermano!

Pero si tengo un hermano, también puedo tener dos, y tres... o sea ¿Estamos solos?


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