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Y encima del sofá... un televisor

¿Realmente merece el televisor ese papel protagónico que solemos darle?


¿Un flat panel sobre mi buró?

¿Y por qué no... "debajo" del buró?


Los republicanos subestimaron al público




Armando Acosta  (11-05-2008)

A las once de la noche, CNN, la principal cadena noticiosa del país, daba por ganador —y nuevo presidente de los Estados Unidos— a Barack Obama. Una hora más tarde, las proyecciones se convertían en datos reales: 338 votos electorales (frente a 159). Una victoria arrolladora.

¿Qué les pasó a los republicanos en este año? Muchas cosas, pero sobre todo, una pésima campaña electoral. Porque McCain tenía mucho a su favor: experiencia, carisma, buena oratoria, reputación de "rebelde" dentro de las filas de su partido. Mas lejos de apoyarse en sus virtudes, la campaña se distrajo en vender ideas fáciles a los votantes.

Subestimaron al público. El primer gran error fue elegir a Sarah Palin como vise presidente. Muy bonita, carismática, pero nada contundente. El segundo error fue enfocarse en el descrédito de su oponente tildándolo de socialista, induciendo el "miedo al cambio". Y el colofón estuvo en la venta de Joe the Plumber como símbolo del pueblo trabajador. Nada sustancial a fin de cuentas.

No se puede triunfar con fórmulas manidas en un tiempo en que la gente está ávida de ideas novedosas. El solo hecho estar comprando la idea de "cambio" propuesta por Obama, debió darles a los republicanos un indicio de qué se podía vender y qué no. Pero no supieron verlo; trataron al público de hoy como al de hace cuatro años. Por eso perdieron.

Y no solo por eso. Esta campaña no solo fue perdida por McCain sino además —y sobre todo— ganada por Barack Obama; su campaña fue brillante. Limpia en primer lugar: No usó fondos públicos sino solo donaciones y acumuló una fortuna. Certera, en segundo lugar: Le dijo al público justo lo que estaban ávidos de escuchar: ideas nuevas, nada (o muy poco) de ataques personales. Contundente, en principalísimo lugar: Obama explicó una y mil veces su visión, sus planes, sus soluciones, y empleó para ello todos los medios a su alcance de manera innovadora y creativa.

En resumen: Obama supo sincronizarse con el público y con su tiempo. Por eso ganó.

Por ver queda cómo será su desempeño como presidente. Oportunidades de fallar, tiene muchas, porque los retos que enfrentará como cabeza del país, son enormes. Así que la contienda no termina aquí; es a partir de ahora —y a lo largo de cuatro años— que sabremos a ciencias ciertas si hemos elegido a un líder o a un simple vendedor de ideas.


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