Silvio en el GESI

El Grupo de Experimentación Sonora del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) se formó en abril de 1969 bajo la dirección del guitarrista Leo Brower. Uno de los objetivos era componer música para películas cubanas. En el grupo se formaron jóvenes creadores como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Noel Nicola, entre otros.


  1. Preludio de Girón (1975)
  2. El Rey de las Flores (1969)
  3. El hombre de Maisinicú (1972)
  4. Madre (1974)
  5. Fusil contra fusil (1968)
  6. La era está pariendo un corazón (1968)
  7. Discurso fúnebre
  8. Un hombre se levanta
  9. Para llegar al cielo
  10. El viejo obrero

Preludio de Girón

El aire toma forma de tornado
y en él van amarrados
la muerte y el amor.
Una columna oscura se levanta
y los niños se arrancan
los juegos de un tirón.
Abuela tus tijeras son rurales
y cortan otros males
pero este viento, no.
Guárdate tu oración, amigo viejo,
e invoca a Peralejo,
que nos viene mejor.

Nadie se va a morir, menos ahora
que esta mujer sagrada inclina el ceño.
Nadie se va a morir, la vida toda
es un breve segundo de su sueño.
Nadie se va a morir, la vida toda
es nuestro talismán, es nuestro manto.
Nadie se va a morir, menos ahora
que el canto de la Patria es nuestro canto.

Delante de la columna, al frente,
donde ha viajado siempre
la mira del fusil,
que hable la fértil puntería,
que esa garganta envía
mi forma de vivir.

Con la muerte todas las cosas ciertas
grabaron una puerta
en el centro de abril.
Con la Patria se ha dibujado
el nombre del alma de los hombres
que no van a morir.

(1975)

«Preludio» es la primera de tres partes de una obra conjunta que habla de la invasión de Playa Girón por tropas mercenarias entrenadas y financiadas por Estados Unidos. Las otras dos, «Batalla» y «Victoria», fueron compuestas por Eduardo Ramos y Sara González respectivamente.
Cuenta Silvio: «Esta basada en una comparación de un tornado, de un torbellino, de una tromba que en Cuba los campesinos llaman rabo de nube, con los hechos de Girón.»


El Rey de las Flores

Al Rey de las Flores
lo conocí por la tarde, hace algún tiempo.
Me llamo la atención su tono
de arcoiris en la piel
y su corona de papel.

El Rey de las Flores
tiene su pueblo en un bosque muy remoto,
dos pulgadas detrás del sol.
Cada inquilino en una flor
y en cada piso está el amor.

El Rey de las Flores tiene lagartos
que cantan de salto en salto,
tiene batallones de abejas chiquitas
y arañas, babosas y aves bonitas.

El Rey de las Flores trabaja y trabaja,
su pueblo también trabaja.
Derrumba los bosques de hierba, tan altos.
Navega en los charcos de agua del campo.

El Rey de las Flores
tiene sus fábricas dentro de la tierra.
Cada obrero hace una flor
que en primavera crecerá;
si no, una mosca las lloverá.

Sobre los floridos campos del Rey de las Flores
veo a mi hijo y llamándolo hay una voz:
quedó partido en dos mitades
por una bomba que calló.

(1969)

El Rey de las Flores es un personaje inventado por el hijo de un amigo de Silvio. En esta canción Silvio, con su peculiar forma de recrear las cosas, nos habla de la tragedia del pueblo de Vietnam. El Rey de las Flores es Ho-Chi-mihn.


El hombre de Maisinicú

El hombre bebe una copa ancha,
aunque no cabe el peso de su extraña gracia,
y brinda por la muerte de su abril.
Después se sube a un sitio inexpugnable
y canta un canto que suena agradable,
mientras por dentro vuelve a maldecir.
El hombre niega de su rica tierra,
es su propio enemigo en esta nueva guerra:
el hombre vió su rostro sucumbir.
Que se abra bien la casa de la historia,
que se revise el trono de la gloria
porque un hombre sin rostro va morir

¡Oh qué sensación,
no tener rotro y contemplar el mundo
con ojos tan profundos
como con ojos de guardián del sol!
¡Oh que sensación
no tener rostro al enfrentar la muerte,
correr la doble suerte
de rastreadores y de perseguidos,
teniendo tanto de estrella escondido!

Cuánto millón de rostros no tendrá
el que nos regaló la claridad.

(1972)

Esta canción fue el tema de la película homónima que cuenta la historia de Alberto Delgado Delgado, agente de la seguridad del Estado cubana infiltrado en las filas de la contrarrevolución que operó a principios de los años 60 en las montañas de la Sierra del Escambray.


Madre

Madre, en tu día
no dejamos de mandarte nuestro amor.
Madre, en tu día
con las vidas construimos tu canción.
Madre, que tu nostalgia se vuelva el odio más feroz.
Madre, necesitamos de tu arroz.
Madre, ya no estés triste, la primavera volverá,
madre, con la palabra libertad.
Madre, los que no estemos para cantarte esta canción,
madre, recuerda que fue por tu amor.
Madre, en tu día
¾Madre Patria y Madre Revolución¾,
Madre, en tu día
tus muchachos barren minas de Haiphong.

(1974)

Cuenta Silvio: «En el año 72 o 73, no recuerdo, un domingo que era el día de la madre en Cuba ¾el segundo domingo de Mayo¾ yo, como buen hijo que soy, iba a casa de mama, Argelia, a almorzar y a pasarme el día con ella.
Pero se me ocurrió pasar antes por la oficina de Prensa Latina. Allí un amigo me enseño los cables que acababan de llegar del mundo y en estos decía que el imperialismo, en un esfuerzo desesperado por detener el aprovisionamiento de la República Democrática de Vietnam, había puestos minas en las desembocaduras de los ríos y de los puertos, y que en las primeras 48 horas habían caído casi 200 muchachos de la brigada de la juventud trabajadora Ho Chi Minh, jóvenes entre 13 y veintitantos años.
Como era el día de las madres y yo estaba tan seguro y tan tranquilo en Cuba, y ellos estaban metidos en el agua, a veces estallando con las minas, pues me regrese a mi casa y les hice esta canción que se llama
Madre.»


Fusil contra fusil

El silencio del monte va
preparando un adiós.
La palabra que se dirá in memoriam
será la explosión.

Se perdió el hombre de este siglo allí,
su nombre y su apellido son: fusil contra fusil.
Se quebró la cáscara del viento a sur
y sobre la primera cruz despierta la verdad.

Todo el mundo tercero va
a enterrar su dolor.
Con granizo de plomo hará
su agujero de honor, su canción.

Dejarán el cuerpo de la vida allí,
su nombre y su apellido son: fusil contra fusil.
Cantarán su luto de hombre y animal
y en vez de lágrimas echar, con plomo llorarán.
Alzarán al hombre de la tumba al sol
y el nombre se repartirán: fusil contra fusil.

(1968)

Canción dedicada a Ernesto Che Guevara al igual que La era está pariendo un corazón, América, te hablo de Ernesto y Hombre.


La era está pariendo un corazón

Le he preguntado a mi sombra
a ver como ando para reírme,
mientras el llanto, con voz de templo,
rompe en la sala
regando el tiempo.

Mi sombra dice que reírse
es ver los llantos como mi llanto,
y me he callado, desesperado
y escucho entonces:
la tierra llora.

La era está pariendo un corazón,
no puede más, se muere de dolor
y hay que acudir corriendo
pues se cae el porvenir
en cualquier selva del mundo,
en cualquier calle.

Debo dejar la casa y el sillón,
la madre vive hasta que muere el sol,
y hay que quemar el cielo si es preciso
por vivir,
por cualquier hombre del mundo,
por cualquier casa.

(1968)

Canción dedicada a Ernesto Che Guevara al igual que Fusil contra fusil, América, te hablo de Ernesto y Hombre.


Discurso Fúnebre

Ayer mataron a un lobo
en la puerta de mi casa
con la cabeza vencida
sobre la acera sonada
observaba la bodega
donde peleaba y dormía
con la pupila vidriosa
miraba pasar el ida
y los niños de su mundo
hablaban en voz muy baja
de su mirada

Para el resto de la tierra
ahí había un perro muerto
un perro que en unas horas
estaría descompuesto
había que limpiar la acera
de aquella mancha oscura
para el resto de la tierra
un perro muerto es basura

Pero los niños jugaban
y volvían a su lado
siempre callados

Lobo, yo si te recuerdo
echado al camino
con el sol curándote,
lobo deshecho
ya andará la noche
batallando con tus enemigos

Lobo, yo si te recuerdo
yo también sabia
donde como y cuando
dormías tu sueno
para esos asuntos
no he crecido mucho todavía

Como no iba a recordarte
si estas ahí desde mi niñez
en un paisaje diferente pero igual
si a todos nos paso una vez

Como no iba a recordarte
si tu misterio es mas feliz
que muchas cosas que tenemos que contar
a costa de una cicatriz

Como de un hierro caliente
que deja la memoria ardiente
si la nobleza de tu muerte
y sin un beso con mas suerte
que no sea la de maldecir


Comentarios: Héctor Velarde

[ Silvio Rodríguez ]

Última revisión: 08/04/98