Este judio está en la cinagoga implorando por un milagro.

"Dios mio, si yo me ganara la loteria esta semana, pudiera hacerle una boda a mi hija como ella se merece, y tambien podría darle una vida digna a mi fiel esposa y a mis otras hijas solteras, y podría hacer crecer mi negocio como debe ser. Por favor, Dios mio, concédeme este milagro.

Dios lo mira miserecordioso y le responde:

"Tu deseo es legítimo y te será concedido... pero por lo menos gástate un peso en el billete de la loto ¿No?"