Este judio recidente en Estados Unidos, nota que su hijo se está alejando de las tradiciones judias, por lo que decide enviarlo a Israel. Pasados unos años, el hijo regresa agradecido.

- Padre, que bueno que me hayas enviado a la tierra de nuestros ancestros, fue una experiencia maravillosa... pero tengo que confesarte algo: Estando en Israel, me convertí al cristianismo".

El padre, desconsolado y siguiendo la tradición de los Patriarcas, acude a su mejor amigo en busca de consejos, pero este le responde:

- Es increible que hayas acudido a mi. Yo una vez también envié a mi hijo a Israel y regresó convertido en cristiano!

Siguiendo la tradicion de los patriarcas, ambos van donde el Rabino y le cuentan del problema. Y el Rabino les responde:

- Es increible que ambos hayan acudido a mi, pues yo... bueno, hace muchos años yo tambien envié mi hijo a Israel regresó convertido en cristiano... Hemos de acudir a Dios mismo.

Los tres se arrodillan frente al altar y resan profundamente, y en sus resos le cuentan a Dios de la pena que los aturde. Entonces las nubes se abren encima de sus cabezas y se escucha la voz de Dios:

- Es increible que hayan acudido a mí. Hace muchos años yo también envié a mi hijo a Israel...