Hace doce años...

Ese catorce de abril de 1993 Armando y yo cruzamos la frontera, además de junto a cientos de mejicanos, junto a seis integrantes más de un grupo de músicos -nosotros el staff- la llegada del conjunto a la capital de sol fue un boom noticioso local, buen comienzo para la carrera de la cantante.

No obstante cuando se decidió “cruzar el charco”- bueno, al frontera, ya se sabe- no se tenian garantias de nada de eso, de cierta manera más que a la tierra de la prosperidad Armando y yo veniamos a conocer a nuestras tias, abuela y primos y, por supuesto escapar de la sórdida suerte de un pais de escaceses.

Sin hacer un examen demasiado largo podiamos concluir que nuestra vida, marcada inevitablemente por el sino del inmigrante -aunque esto para el cubano llegado a USA es diferente a otros casos- ha ido decursando de manera imprevisible a veces e impredecible otras y en un camino más o menos lógico de acuerdo al nuestras edades y “status”…

…“Status”… llegamos a Estados Unidos con cien dólares prestados devueltos al otro día del lado de acá… al mes o algo recuperamos esos cien dolares aunque a manera de regalo; pero ganado en el primer concierto donde la cantante se presentaba a la “sociedad miamera”- en Bay Front Park junto a Willy Chirino-

Recuerdo todavia muy claramente la primera madrugada- llegamos un jueves en la madrugada- donde se hicieron miles de cuentos de la reciente aventura y donde nos encontramos con parte de la familia… casi sin dormir fuimos al otro dia a la emisora de radio donde dariamos personalmente la noticia y repetiriamos algunas de las historias hechas en privado… más tarde nos abordarían los canales de televisión local y nos comeriamos el primer bisté cubanoamericano en el restaurant “Ayestarán”.

Pero para hablar de doce años no se pueden dar tantos detalles… qué pudiera decir que quepa en una cuartilla o dos para no aburrir…

Armado y yo pasamos por las prueba de fuego de restaurantes, cafeterias, almacenes… fuimos “llamado a filas” – a integrar de nuevo al grupo- donde Armando estuvo unos meses más, yo me quedé con ellos hasta el 97 mientras Armando estudiaba programación en su primera computadora y trabajaba arreglando estos equipos para unos hindúes en el downtown.

Yo me vincule con la Ceramic League of Miami y asi tuve un espacio mayor para hacer terracotas que el florida de la casa de tia Dalia, me fui a vivir a un eficiency, se me partió una pierna trabajando en un escenario en Miami Beach -me perdi estar en el escenario con K.C. and the Sunshine band- vino nuestra madre en lancha, nos recogimos todos en el ala norte del duplex de la Pequeña Habana, comencé a embarrar lienzos, ya estaba exponiendo en Coral Gables; Armando se le da una oportunidad de trabajar como programador; yo estoy viajando por varias ciudades de Estados Unidos, resto de America y fui a España dos veces como utilero del grupo de musicos y por fin me separo de ellos para poder pintar con tranquilidad, termino lléndome para Washington DC,-después de hacerme cashier en K’mart- expongo en la capital, en Virginia y New York; Armando se compra la casa, alli regreso a Miami y vivo sin pagar renta un par de años, nos quedamos desempleados los dos; Armando tiene contratos con la televisión, yo salgo a limpiar alfombras de cruceros con una pequeña compañia y puedo conocer varias islas del Caribe, me integro a los Viernes Culturales de la calle Ocho y alli conozco a Rubby…. Uf….

…. Uf… no no se puede resumir esto… se han quedado muchas cosas: el grupo los mismos; los amigos que fueron llegando despues: Joaqui- que después se casó con Lily he “hicieron llegar” a Carmen Viviana y Manuel Alejandro-; Tejuca, Villamil, mi trabajo con Silvia Dorffman, los Busto -quienes propiciaron mi estancia e Washington DC, Joaqui en Newark, Joaqui en el Kmart del NorthWest y viviendo con nosotros; llega Rogelio, Corujo en Vineland… la visita del gordo que no se queda… Nancita llega a Miami!... todo esto no tiene orden… ¿y dicen que veinte años no son nada y doce qué serán?… tengo que sentarme a escribir esto con calma… se los prometo… No sé siquiera si los escribiré aqui en Vero Beach, si se lo enviaré a Armando a su apartamento en el NortWest, si lo leerá Tejuca en Hialiah o Corujo en La Pequeña Habana, su hijo Ollantay en Fort Laudedale, el violinista Carlitos- hijo de Amparo- en Tallahasse,… por el momento es suficiente para armandoacosta.com.

Ver tambien: 10 Aniversario de mi llegada a Estados Unidos.