Nov.12 de 1991
La misma oscuridad y el repetido silencio, unos segundos dedicados a la adaptación de mis pupilas a la oscuridad antes de recibir la guardia, mientras el Segundo Oficial me daba detalles orales de la situación que posteriormente yo comprobaría en la carta náutica, como la visibilidad no era buena el radar se encontraba encendido y la silla-
del puente junto a él, mi timonel en el otro extremo del puente permanecía en silencio, quizás pensando en su pasado como yo o tal vez en su próxima reunión del Partido, el círculo de estudio, los planes de trabajos, los análisis que siempre realizan de lo que nunca se resuelve, en fin, los pensamientos de todos esos cabezas huecas sin criterios.
Collejo trajo el café y se puso a limpiar el puente mientras yo ploteaba las posiciones obtenidas por el satélite, cuando subió el contramaestre le ordené poner al personal de cubierta
a limpiar un poco las manchas de los mamparos de proa y de las torretas de las grúas.
En el comedor Irma me recordó nuevamente que debíamos sacar el tabaco de contrabando de nuestros escondites, para dárselo al amigo que se encargaría de venderlos, yo le respondí que no se preocupara pues teníamos hasta el día de mañana para esa operación. Estos se escondían en los lugares más ilógicos que se puedan pensar, no haré mención de ellos porque delataría la labor de los que antes fueron mis compañeros de trabajo. Solo mencionaré una ocasión, fue cuando ayudé a uno de mis amigos a esconder su contrabando en el techo del camarote del Político, lo hicimos porque el tipo era un hijo de la gran puta, hoy lo confieso por la seguridad de que esto no volverá a suceder, los políticos ya no existen como tal, cayeron de la misma manera que lo hizo el Campo Socialista, eso fue algo que se había copiado de ellos y al final el dólar pudo vencerlos.
Le llevé desayuno a Zenaida y como siempre la tenía que obligar a ingerirlo, después continuábamos durmiendo hasta el mediodía, no me explico como podía dormir tanto esta Fiñe.
Luego de almorzar pusimos música y nos acostamos nuevamente como Adán y Eva, esto me gustaba muchísimo y ella no perdía la oportunidad para encaramarse encima de mí.
-¿Sabes una cosa?-
-No, si no me la cuentas.-
-Mañana es mi cumpleaños.-
-Entonces te prometo que vas a tener el cumpleaños más inolvidable de tu vida.-
-Cuando lleguemos a puerto mañana podemos salir y celebrarlo en tierra, yo tengo unos dólares escondidos en el camarote, para festejarlo.-
-Mejor hacemos una cosa.-
-¿Qué cosa?-
-Lo celebramos aquí, en la intimidad del camarote, como lo hemos estado haciendo hasta ahora.-
-¿Y eso por qué?-
-Porque mañana yo voy a salir a moverme en un negocio de joyas, si me pasa algo quiero que no tengas problemas para que puedas continuar hasta España.-
-Eso me pone muy nerviosa.-
-No es para que te preocupes, ya lo he hecho en otros viajes.-
-De todas maneras no podré estar tranquila hasta que no regreses.-
-Debes estarlo para que no me trasmitas ninguna energía negativa.-
-Entonces ponte esto para que te proteja y te de suerte.- Terminando de decirme esto se quitó un pulso de plata que tenía puesto.
-¿Eso que es?-
-Es mi pulso de Obatalá y como sabe que yo te quiero, ella te va a proteger.- Como no me entraba por la mano lo abrió y lo volvió a cerrarlo una vez que estuvo colocado en mi muñeca derecha.
-Ven acá, si por una de las casualidades de la vida yo caigo preso y tu tienes que continuar viaje, ¿de qué forma te lo hago llegar?-
-No se lo des a más nadie, yo te voy a dejar la dirección de mi mama en Cuba para que se lo mandes.-
-¿Tú crees que esto funcione?-
-Por lo menos no te hará ningún mal.-
-¿Y eso no te afectará, en tu santo?-
-Ya lo consulté, úsalo y confía en mí, además, cuando vuelvas por la cocina trae un huevo para hacerte una limpieza esta noche.-
-Yo lo voy a traer pero te confieso que nunca he creído mucho en estas cosas.-
-Ven acá, ¿quién trajo ese búcaro de flores que tienes sobre el librero.-
-Me lo trajo Isabelita antes de la salida, porque lo recomendó el padrino de religión de Irma.-
-Ya me lo imaginaba, no es común ver flores en el camarote de un hombre solo.-
-Eso no tiene nada que ver, a mí me gustan mucho las flores.-
-Si, pero tú sabes que no es habitual en los cubanos por un problema de machismo.-
-¿Quién te dijo que yo soy macho?-
-Eso no hace falta preguntarlo, te sale por los poros.-
-Estás equivocada, yo soy el último bohemio de esa isla.-
-Y a ese bohemio no le gustaría hacer el amor.-
-¿Otra vez?-
-Otra vez si no es que se te descargaron las baterías.-
-No sé, comprueba tú si quieres, me parece que tu hambre es de años.-
-Tu lo dirás jugando.- Apenas finalizando de decir esto me dio un provocador beso y se fue deslizando hacia abajo, hasta llegar a mis tetillas donde comenzó un exquisito malabar con sus labios y lengua muy erótico, yo sentía como la presión me aumentaba y ella lo podía sentir bajo su vientre, siguió bajando hasta donde se había propuesto, aquellos malabares eran realizados con mayor maestría, casi desesperado le pedí que invirtiera su posición, y así continuamos ambos hasta el final, en esa postura permanecimos por mucho tiempo, me agradaba su olor a hembra.
A las tres y media nos bañamos juntos, me daba placer enjabonarle todo el cuerpo y frotarnos mutuamente, después, partí para una de mis últimas guardias, allí comenzaba una dura batalla con mi ser, dudaba de mi propósito por abandonar el país, estaba embriagado por las relaciones con esta mujer, esto me estaba sucediendo muy a menudo, mucho más que cuando era joven, pero ahora resultaba peligroso, daba muestras de debilidad ante la carne fresca y esos eran síntomas inequívocos de mi madurez. Próximo por alcanzar mi meta y una simple muchachita era capaz de hacerla fracasar, por momentos me imaginaba rodeado de una nueva familia, Zenaida sentada en el piano y los otros hijos tocando diferentes instrumentos, mientras yo, viejito y blanquito en canas dirigía aquella loca orquesta. Miraba hacia atrás y chocaba con la mirada incriminadora de mis hijos y esposa. Las ultimas horas se convirtieron en una lucha constante con mi conciencia, por un lado, el angelito que me recordaba cual era mi misión y por el otro, el que me hablaba de los placeres de la carne, el sexo, el amor. Hubo instantes muy difíciles en los cuales no sabía a quien de los dos oír, cuando tenía un poco de lucidez le daba la razón a Irma por su nerviosismo, ella mejor que yo conocía el poder de persuasión que tiene el culo de una mujer.
A las ocho de la noche pase por el salón ante las mismas bromas irónicas de algunos tripulantes, mientras me encaminaba a calentar el sándwich y preparar un poco de leche, debió haberse hablado mucho después de mi partida, la gente se preguntaría constantemente cómo era capaz de mantener a dos mujeres en el mismo barco sin ningún tipo de problemas,
estoy seguro que algunos hubieran querido preguntarme la fórmula para alcanzar tal éxito.
No me explico como era posible que la Fiñe no se aburriera de estar todo el dia dentro del camarote, creo que era el temor de encontrarse con Vázquez lo que la mantenía en este cautiverio, no me ofendía esa situación que me evitaba problemas de los que no estaba en condiciones de enfrentar. Luego de merendar me pasó un huevo que había traído a la hora de comida por todo el cuerpo y me pidió que lo lanzara al mar de espalda hacia él, concluida la limpieza nos echamos en la cama como llegamos al mundo.
-Has pensado en la proposición que te hice.-
-¿En cuál de tantas corazón?-
-En la de quedarnos en España para crear una familia.-
-¿Pensaste tú en todas las cuentas que te saqué ese día?-
-Te dije que la edad no era un obstáculo que pudiera entorpecer nuestras relaciones.
-Ahora eres muy joven para hablar de lo que pueda ser el futuro.-
-Yo sé que es muy difícil que me creas pues solamente llevamos unos días de relaciones, pero no me equivoco si te digo que te estoy amando, esto que me pasa contigo supera al capricho, no lo llegue a sentir con mi esposo, a quien conocía desde hacia muchos años.-
-Te creo, nunca he dudado de lo que me has dicho, veo que me lo demuestras en la intensidad con que te entregas en cada acto sexual, yo también te estoy queriendo y contigo me siento cómodo, pero piensa que esta pasión con la que nos estamos amando hoy se irá apagando.-
-Esteban mira a tu alrededor y encontrarás a miles de parejas en las que el tiempo no ha influido para nada, se aman como nosotros pudiéramos hacerlo.-
-Este es un sueño donde se corre el riesgo de triunfar o perder, por ese motivo no se puede tomar una decisión sin antes haberlo pensado muy bien.-
-Yo sé que todo marchará bien mi amor, empecemos una nueva vida.-
-Fiñe, tú tienes tus ilusiones y yo no quiero ser un obstáculo para ellas, vas a cumplir un contrato y aquello no será el final del camino, querrás seguir, desearás triunfar en tu carrera como no lo pudiste hacer en Cuba, para eso tienes toda una vida por delante, yo no quiero ser parte de un fracaso que luego me condenarías eternamente.-
-Yo estoy dispuesta a renunciar a todo, quiero tener mis hijos, los años no pasan por gusto y tengo la seguridad de que serás un gran padre, el hombre que yo necesito.-
-No siempre lo que deseamos está al alcance de nuestras manos y esas son las malas jugadas que el destino nos pone en el camino, tal vez para enseñarnos a luchar hasta vencerlas. Si el destino quiere que nosotros nos unamos para siempre, esto se realizará sin presionarlo, el mundo no parará de girar y en una de sus locas vueltas nos encontraremos de nuevo, entonces podrás tener la seguridad de que esa vez será hasta la eternidad, porque el destino quiso que así sucediera.-
-Piénsalo, todavía tienes tiempo, esto que te he propuesto no me atrevería a planteárselo a cualquier hombre, para mí tú significas mucho, eres algo fuera de lo común te lo aseguro y cuando llegue el momento de separarnos, lo haré con el corazón destrozado, créeme que te amo.-
-Yo te quiero mucho mi niña.- Reinó por instantes el silencio y con él apareció el beso que nos avisaba que debíamos hacer el amor, hoy tendría que ser diferente, hoy lo haríamos por ultima vez y yo lo sabía, hoy celebraríamos su cumpleaños y yo le había prometido, que nunca en la vida lo olvidaría, hoy tenía que sumar todo lo que hasta ese día hicimos, lo obsceno, lo vulgar, lo-
artístico, lo sensual, lo erótico, lo fantástico, lo dulce y romántico, lo tierno, lo rudo y violento, hoy tenía que ser el mas puto entre los putos para lograr un grado de éxtasis, que la convirtiera en puta también, mientras más locos fuéramos, mucho más inolvidable sería este momento para ambos, más seguridad tendríamos de que este sublime acto pasaría a formar parte de los tesoros que tan cuidadosamente guardábamos en un cofrecito durante toda la vida, y que sería la única propiedad que nos acompañaría durante el largo viaje que emprendemos, la muerte.
Después de aquel interminable momento quedamos acostados, su cabeza sobre mi pecho, tenía la costumbre de cruzar una pierna sobre las mías, siempre durmió a mi izquierda, del lado de la pared, así yo no la molestaba cuando me levantaba para la guardia. Durante mucho tiempo continuamos en silencio, a partir de ese momento me daba la impresión de que se encontraba triste, no sé por cual razón yo pensaba que ella tenía idea de mis intenciones, la intuición femenina es asombrosa y de eso no tenía la menor duda.
Para mí era un momento doloroso también, doblemente más penoso, la quería y sabía que ese cariño estaba perdido, muchos fueron los momentos en que deseaba ciegamente decirle que si, pero esos impulsos se quebraban cuando aparecía la imagen de mi familia y los momentos amargos que les esperarían a partir de mi deserción. Quería proponerle que se quedara conmigo en Canadá, pero la duda, la desconfianza, el temor a un fracaso, me aconsejaron que no lo hiciera.
Sentí como corrían lágrimas sobre mi pecho, lágrimas que se vertían en silencio y aquello aumentó mi dolor, le pasé las manos por su cabellera suavemente y de mis mejillas aparecieron lágrimas también, lágrimas que fueron derramadas por el abandono de mi familia, mis amigos, mi Patria, mi profesión, mi casa, mis vecinos, lágrimas porque no sabía que me esperaría a partir de entonces, cuánto tiempo pasaría sin verlos, lágrimas por el odio que llevaba dentro y no me dejaba vivir tranquilo, por haber dejado de ser quien soy y por querer volver a serlo. No sabía si volvería a verlos.
Solo cuando intentó darme un beso en las mejillas se dio cuenta de que yo también lloraba como un niño, los hombres también lloramos cuando cargamos mucho dolor adentro.
-¿Qué te pasa cariño, por qué lloras?-
-Olvídalo Fiñe, pero prométeme que no le dirás a nadie que me viste llorando.-
-No te preocupes, te prometo que no se lo diré a nadie.-
-¿Sabes una cosa?-
-¿Qué?-
-Te deseo muchas felicidades, ojalá puedas cumplir cien años más.-
-¿Quieres que te diga otra? Este será inolvidable, hoy me has dado el mejor regalo que he recibido en toda mi vida.-
-Yo te lo había prometido.-
-Eres un pícaro, siempre me sorprendes con algo.-Nos besamos mas calmados y tratamos de dormir algo.
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