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IdeasY encima del sofá... un televisor
¿Realmente merece el televisor ese papel protagónico que solemos darle?
¿Un flat panel sobre mi buró?
¿Y por qué no... "debajo" del buró?
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Esteban Casañas Lostal (11-21-2002) Contenido-Atención a toda la tripulación, deben reunirse en el salón de tripulantes para comenzar el sondeo.- Estas ordenes, recibidas por el sistema de comunicación interior del buque, anunciaban el inicio de un proceso de tortura psicológica seguido, durante las partidas y llegadas de los buques de travesía cuando se dirigían o arribaban del extranjero, situación, que de pasarse una sola vez en el supuesto caso de que fueras pasajero, no te llamaría la atención y lo verías como algo normal, pero repetida durante decenas y decenas de ocasiones en más de 24 años navegados, constituyen un verdadero tormento, más aún, cuando sabías que esta inusual práctica solo era llevada a cabo, en el recién fenecido Campo Socialista pero con menos rigor que en Cuba y Corea. El barco, la motonave "Viñales" de pequeño porte era refrigerado, automatizado y propiedad de la naviera española Castellana S.A., arrendado a Cuba con opción de compra. Había terminado sus operaciones de carga, a las 10:25 AM y se encontraba listo para partir a dejar su preciada carga de langostas, camarones y pescado en Canadá, España, Francia e Italia, para luego permanecer fletado durante un año en Marruecos. El personal que efectuara el sondeo, está integrado por guardias del Ministerio del Interior, que por lo general proceden de las provincias orientales del país, acompañados de sus perros Pastores alemanes. Esta comparsa llegó al buque aproximadamente a las 20:30, aquí no importa de que valor es el flete, ni el precio de la mercancía, en este país por encima de todos los intereses económicos están las normas, las reglas, disposiciones, reglamentos, orientaciones, decretos, y toda cuanta estupidez se les ocurra a los compañeros militares que gobiernan y tristemente han arruinado al país. Somos llamados uno a uno, el Oficial de Inmigración observa el pasaporte, luego con extremada pastosidad mira tu rostro, voltea las hojas detenidamente tratando de encontrar algún error que pueda malograrte el viaje, es como si sintieran envidia, después, cuando no descubrió nada anormal, te observa de nuevo el rostro y te entrega el pasaporte mientras te ordena dirigirte a tu camarote para que le efectúen el sondeo. Unas veces viene uno solo de los guardias con el perro, otras veces vienen dos o tres, el can olfatea todo el camarote en busca de personas escondidas y como siempre, antes de salir a repetir la operación con otros te piden algo, cualquier cosa les viene bien, cigarros, jabón, pilas de linternas, medias usadas, etc., solo faltaba que el perro también pidiera algo, pero al parecer el animal tiene más vergüenza o menos necesidad que su amo. Aún debemos permanecer en los camarotes porque falta por venir el otro perro, el guardia que te registra todas las gavetas, los bolsillos de la ropa que tienes colgada dentro de la taquilla, carteras, libros y cuanto lugar le parezca apropiado para esconder dólares, tabacos, direcciones en el extranjero, pornografía, libros de escritores prohibidos en Cuba y todo aquello que ellos consideran una violación de las leyes revolucionarias, que por lo general es todo. Esta inspección la realizan con la lentitud que los caracteriza, buscando un síntoma de nerviosismo que te delate, ellos nunca están apurados, cumplen la rutina para la que fueron programados, los apurados siempre hemos sido nosotros los que deseamos salir a respirar fuera de este infierno. A éstos hay que vigilarlos durante su inspección, porque de vez en cuando te roban algo. Cuando existe la delación de la sospecha de algún contrabando, las cosas se complican y aplican otro programa, es entonces cuando entre dos o tres de estos individuos, te desarman todas las paredes y techos del camarote, ordenan quitarte la ropa, zapatos y si por una fatal casualidad te encuentran algo, despídete, no eres persona más nunca. Después, si el sondeo fue negativo, al final, éstos también te piden algo, aquí todo hace falta, estos tipos a veces dan lástima. El sondeo no termina aquí, faltan por registrar los pañoles, cuarto de máquinas, botes salvavidas, gambuza, cocina, neveras y todo lugar donde pueda esconderse alguien, donde pueda esconderse algo, todo está prohibido, todo está perseguido. Cuando termine el sondeo pueden haber pasado dos, tres o cuatro horas, todo depende de la información que hayan recibido. Esta agonía es mucho más dolorosa cuando regresamos de viaje, éste es el recibimiento que nos da nuestra patria después de un largo y generalmente penoso viaje. Luego de los grandes sustos a los que nunca nos acostumbramos, nuestros contrabandos estaban seguros no los habían descubierto. Así hoy y tal vez mañana, siempre ocurre lo mismo y los que ayer fuimos honestos, nos corrompemos y poco a poco sin darnos cuenta nos vamos convirtiendo en vulgares delincuentes. No importa el cargo, puedes ser Capitán, Marinero, Jefe de Máquinas convertido en un contrabandista o en un simple ratero, la necesidad corroe, el hambre desespera, todo se pierde en este sistema. Viene la larga espera, no todo ha terminado, falta la llegada del Práctico para sacar al buque del puerto, otra cadena de dificultades, cuando no tienen la lancha rota, faltan los caberos, no tienen remolcadores o simplemente debes esperar por cuatro maniobras antes de la tuya y aunque esto suene increíble, todo sumado puede provocar una demora de hasta un día para poder salir del puerto, esto es sin considerar que La Habana es el principal puerto de Cuba. De nada ha servido que todos los días se hayan reunido a las 10:00 AM, los que dirigen las- operaciones del puerto habanero y planificado la salida de tu barco para las tres de la tarde, todos saben que es mentira, pero algo hay que informarle al Ministro Romay alias el Conejo y ex-Capitán de la Marina Mercante a través del canal 10 del VHF por medio del Puesto de Mando del Ministerio de Transporte, todo esto que importa, si de todas formas el Ministro de lo único que tiene conocimientos es de barcos y su fundamental preocupación es que los marinos se encuentren afeitados sin preguntarse si los marinos tienen cuchillas de afeitar, y mientras gasta su tiempo en una preocupación tan grande e importante como la barba de los marinos, los trenes se descarrilan, los aviones se caen, los autobuses se paran, etc.,etc., pero todos debemos estar sin barbas y la culpa de lo demás, la tienen los americanos con su empecinado bloqueo. Así marcha este país, así marchó el Campo Socialista mientras el capitalismo agonizaba según ellos. El tiempo avanza lentamente y poco a poco los tripulantes van desapareciendo de los pasillos y salones, es tarde y la mayoría se ha ido a dormir, ya nadie puede bajar a tierra, el buque se encuentra despachado por la Capitanía del Puerto y en el portalón dejaron de guardia a un soldado que impedirá el acceso y las salidas de cualquier persona. Todos sabemos que esta espera no tiene límites pues han existido ocasiones en que han sobrepasado las doce horas, increíble, pero el que lo dude que le pregunte a los Prácticos de La Habana, siempre que lo hagan, que sea en privado y traten de que el Práctico no sea militante del Partido porque le responderá lo contrario. Yo no me acuesto, no puedo dormir, cualquier detalle te puede delatar aunque todo lo hayas planificado cuidadosamente y es en estos momentos, cuando más desconfías de todo y de todos. Hago un recorrido por el buque, paso por el portalón, trato de encontrar algo anormal pero todo esta quieto, parece que todavía no me he acostumbrado a esta espera, nada me es normal, el reloj no camina y de esta gente se puede esperar cualquier sorpresa. Mi temor no era que yo mismo fuera a traicionarme, mi deserción era un secreto que compartía con otra persona y en Cuba compartir un secreto de este tipo es un peligro muy grande, nunca se sabe donde está presente la traición. Regreso a mi camarote y dejo la puerta abierta, a los pocos minutos aparece la diminuta figura de Zenaida, quien desvelada por el nerviosismo de la partida me pide conversar un rato. Esta chica que va como pasajera con nosotros hasta Alicante, tiene un contrato en Madrid como pianista por tres meses y me explicó que ella tenía que pagarse su pasaje, optando por realizarlo en barco por ser mucho más barato, ya que el Ministerio de Cultura se negó a cubrir ese gasto. Lo más curioso de todo esto es que por el trabajo de ella, el gobierno cobrará en dólares y ella solo recibirá una ínfima parte, esto sucede en todos los contratos de los profesionales y técnicos cubanos, viene siendo algo así como una nueva modalidad de trata de esclavos, solo que a la mayoría para distinguirlos de la antigua forma de esclavitud, siempre se le otorga un diploma o una medalla y con esto se le cierra la boca a la gente que no puede rechazar la condecoración u orden, por ser ésta una actitud contrarrevolucionaria y tampoco puede hacer reclamación de lo que le corresponde por derecho, de suceder cualquiera de las dos situaciones, entonces te planchan como dicen en Cuba y más nunca puedes salir a ningún lado, no solo eso, ya eres considerado persona no confiable, etc.,etc. Zenaida es muy chiquitica, delgadita, creo que no llega a pesar 100 libras, parada no me llega a la altura del pecho, pero con un pelo lacio y negro como el azabache muy bello, a ella lo que le falta en estatura le sobra en simpatía, muy alegre, inquieta, toda una niña de 28 años pero sobretodo, muy sincera. A esta fiñe como la comencé a llamar desde que la conocí ayer por la tarde, hoy parecía que nos conocíamos de toda la vida, muy pronto la comunicación entre ambos fue de fácil fluidez. Su mama y hermana me pidieron mientras se despedían que la cuidara durante el viaje y les prometí que así lo haría, le mostré las fotos de mis hijos y las de mi esposa, ella me mostró los collares de santería que colgaban de su cuello y al darse cuenta del interés que mostré, me habló de su santo Obatalá y yo escuchaba con mucha atención sin poder creer lo que oía. Nos separamos mientras la espera continuaba, pero antes me pidió que la despertara para ver la salida del buque. -Atención a toda la tripulación, ocupando puestos de maniobra.- Primer Oficial, llamar al camarote del Capitán.- Tomo el teléfono y marco el número 11, al segundo timbrazo, sin decirle quien era comienza a impartir órdenes con la lengua algo amarrada producto del alcohol, pero, como eran conocidas por haberlas oído durante tantos años las oí simplemente por educación. -Oye Casañas, ve aligerando los cabos a proa y en popa, dejando solo un largo y spring hasta que lleguen los remolcadores.- -Ok recibido, largo y spring en proa y popa hasta que lleguen los remolcadores.-Colgué el teléfono y me dirigí al puente de mando encontrándome con el Segundo y Tercer Oficial, sintonizamos los walky-talkies e impartí las órdenes correspondientes para iniciar inmediatamente la maniobra de salida del buque, según lo acordado con el Capitán, mientras él seguía en su camarote bebiendo con los Prácticos, es muy posible que esta operación la hayan repetido en todos los barcos por donde pasaron durante el tiempo de guardia, muchas veces, las maniobras se demoran por este motivo. Una situacion como ésta es normal en Cuba, el alcoholismo, forma parte de la vida cotidiana del ciudadano y los Prácticos no escapan, ellos también tienen necesidades y piden algo, una cebolla, latas de carne, cigarros, etc., pero no solo lo hacen por ellos, algunos son solidarios y piden por los marinos de los remolcadores, los caberos, etc., es una lucha constante por la supervivencia. -Puente , proa.- Me llama el Segundo Oficial por el Walky-Talky. -Adelante proa, aquí el puente.- -Vamos a comenzar a aligerar los cabos.- -Atención proa y popa, voy a soplar la máquina y cuando les ordene, comenzamos a aligerar.- -Recibido en proa.- -Recibido en popa.- -Timonel, conecta los servomotores y prueba el timón.- -Conectando servomotores y probando el timón.- Me contesta el timonel de guardia. Pongo ambos radares en stand by, prendo el ecosonda, el VHF y conecto el pito del buque, como toda esta operación se hace en la consola, tomo el teléfono y llamo a la sala de control de máquinas. -Jefe, te habla el Primer Oficial, vamos a soplar máquinas.- -Muy bien Primer Oficial, cuando estemos listo, te paso el mando de la máquina, para la consola del puente.- -De acuerdo Chief, comenzamos.- Muevo el telégrafo hasta la posición despacio avante, mientras observo por el tacómetro, que la máquina respondió a la orden dada, confirmándolo también por la humareda que envolvió toda la parte superior del buque y que es normal, cuando la máquina está fría, esta operación solo dura unos segundos, luego ordeno por el telégrafo, despacio atrás y el resultado fue positivo, ahora con menos humo. Suena el teléfono de la consola. -Casañas, te paso el control de la máquina principal para la consola del puente y estamos listos para maniobrar.-Terminando de hablar con el Jefe de Máquinas, suena una intermitente alarma en la consola que elimino oprimiendo un botón, quedando establecido el control de la máquina principal del buque desde el puente, dejando de flashear aquella molesta luz y el ruido. -Proa y popa, aquí el puente, comenzamos a aligerar los cabos.- -Proa aligerando hasta quedar con largo y spring al muelle.- -Ok proa, recibido en el puente.- -Popa aligerando también.- -Ok popa recibido y procede.- -Popa, prepara el mejor cabo que tengas para dárselo a un remolcador.- -Recibido en popa.- -Proa, abre la válvula para poner el agua de la cadena del ancla.- -Recibido en proa, válvula abierta.- -Su atención motonave Viñales, aquí remolcador Tifón.- Se oye por el VHF. -Adelante Tifón, aquí Viñales.- -Muy bien Viñales, me dirijo hacia la popa de Uds., tengan listos un cabo en pendura.- -Ok Tifón, estamos listos.- -Popa, avisa cuando tengas firme el remolcador.- -Recibido en popa.- -Puente proa.- -Adelante proa.- -Quedamos con largo y spring al muelle y el ancla de estribor fondeada con cuatro grilletes.- -Muy bien proa recibido, continúa en stand by.- -Puente, popa.- -Adelante popa.- -Tenemos largo y spring al muelle y firme el remolcador por el Panamá.- -Okey popa, stand by.- Tomo el teléfono y le comunico al Capitán, que estamos listos para maniobrar y me ordena continuar la maniobra con el Práctico. Al momento entra el Práctico en el puente acompañado por un escolta y comenzamos la maniobra. -Primer Oficial, ordene largarlo todo en popa.- Dice el Práctico. -Popa, puente.- -Adelante puente, aquí la popa.- -Popa, larga todo y avisa cuando esté libre la propela.- -Proa, larga el largo y engrana la cadena para subir el ancla.- -Puente, popa._Libre la propela.- -Proa, larga el spring y comienza a levar el ancla.- Poco a poco, fueron desapareciendo los lazos que nos unían a este infierno, parecía que este momento nunca llegaría, hoy, por cosas de la vida, se me antojaba verlo todo más profundamente, nunca se me olvidará la imagen de aquel puerto oscuro, triste, pestilente, destruido, aquella ciudad corroída, apuntalada, desteñida, que dormía y se hacía la disimulada, se negaba a despertar para despedirnos, dejábamos una ciudad avergonzada, lo que antes fuera un orgullo del Caribe, hoy no se alejaba mucho de las ciudades más tristes del mundo. El repiquetear de la campana en proa me hizo volver a la realidad, anunciándome que el ancla ya estaba a bordo y ahora nada nos ataba a esta tierra. Comenzó el proceso de salida del puerto pesquero, auxiliado también por el remolcador "Polargo" en demanda del canal de salida del puerto de La Habana. (Años más tarde, este remolcador participaría en el horrendo crimen del hundimiento del remolcador 13 de Marzo, frente a las costas de La Habana, con más de cuarenta seres humanos a bordo y hasta hoy los asesinos están libres). Sube al puente el Capitán, acompañado de tres Prácticos más con los que se encontraba bebiendo en el camarote, todos se despiden y se retiran para bajar a la lancha que ya se encontraba por la banda de babor a la altura del muelle Sierra Maestra Nr.3 sur, el otro continúa con el buque hasta la pila de Neptuno, donde desembarcará junto con el escolta. Qué curioso, el Práctico escoltado, qué sistema, el escolta vigila al Práctico, éste vigila al escolta, todos nos vigilamos, qué mierda. Esto fue lo que importamos del Este, solo quedan unos pocos, que solos están. Por fin bajan el Práctico y su compañero, nos deslizamos lentamente por el canal del puerto habanero, un largo pitazo y como respuesta el silencio, a babor, una ciudad muerta, no transita un solo auto, en el muro del malecón, dos o tres desvelados pescadores pita en mano, llenos de esperanza, quizás rogando a Dios para que se les pegara algo, no importa el grado de contaminación de las aguas, más contamina el hambre, cuando pasamos frente al Castillo de la Punta, el panorama era igual de desolador, antes era el último punto donde disfrutábamos del carácter jaranero del cubano, casi siempre pasábamos con potentes linternas o con la lámpara de hacer señales y alumbrábamos a las parejas de enamorados que elegían este punto para hacer el amor ante la escasez de hoteles y posadas, entonces les gritábamos; -¡Cabrón, dale para una posada! ¡Suéltala hijo de puta!- Y de la orilla siempre nos gritaban; -Marineros, tarrúuuu, ahora voy pa tu casa a singarme a tu mujer, maricones.- En ocasiones se sacaban el pene los muy degenerados y todos nos reíamos, esto sucedió durante muchos años. Casi siempre dejábamos la Patria entre risas, partiendo hacia lo desconocido, muchas veces a jugarnos la vida por nada, solo ganábamos setenta y cinco centavos de dólar al día y aquella situación no limitaba la alegría que siempre distinguió el carácter del cubano. -Su atención Mambicuba Habana, esta es la motonave "Viñales" que te llama.-La voz del Capitán rompió el silencio que reinaba en el puente, llamando a la Empresa por el VHF. -Viñales aquí Mambicuba, adelante.- Respondió el operador de guardia, su voz era familiar. -Mambicuba, nos encontramos de través con el Morro a las 02:30 de salida para Canadá.- -Recibido Viñales, les deseo un feliz viaje y mucha suerte.- -Muchas gracias Parrita, saludos y quedamos libres.- -Libres.- Con esta palabra se terminó la comunicación con la Empresa, bonita palabra para concluir la conversación, pero cuan lejos de la realidad que vivíamos, ironías. -Full avante.- Ordena el Capitán y transmito esta orden a la máquina principal por medio del telégrafo, voy observando por el tacómetro como aumentan las revoluciones del motor principal, pero no alcanzando la velocidad que se ordenó. -Primer Oficial, ordene al personal de proa y popa, que pongan todo a son de mar y retiren maniobra, que no se olviden de recoger la escala del Práctico.- -Muy bien Capitán.- -Continúa con los rumbos planificados, que yo me voy a dormir, no aguanto mas.- No había terminado de pronunciar estas palabras y ya se encontraba saliendo del puente de mando. -Proa y popa, aquí el puente, pongan todo a son de mar y retiren maniobra, popa retira la escala del Práctico.- -Puente la proa poniendo todo a son de mar y retirando maniobra.- -Puente la popa ya recogió la escala y tiene todo a son de mar, retiramos maniobra.- -Muy bien proa y popa quedamos libres.- No hubo comentarios, me imagino que con el agotamiento que tenían, estarían locos por irse a descansar. Suena el teléfono de la consola del puente y me solicita el Jefe de Máquinas que por medio del telégrafo vaya disminuyendo revoluciones, hasta poner la máquina en poca avante, porque tiene problemas en unas válvulas de escape y es muy probable de que tengamos que parar. Le informo de lo sucedido al Capitán por teléfono y me ordena poner rumbo perpendicular a la costa, para alejarnos de ella y que parara la máquina a una distancia prudencial. -Timonel, pon rumbo 000.- -Cayendo a rumbo 000.- -Avísame cuando estés a rumbo.- Mientras por el radar, noto que la distancia a tierra eran solo unas escasas tres millas. -Rumbo 000.- Me informa el timonel y compruebo que el repetidor de giro del radar, no tiene error. Poco a poco, vamos alejándonos de este infierno, metro a metro, cable a cable, muy lentos, como si algo nos mantuviera atados a esta tierra y se empeñara en no dejarnos escapar. ¿Qué deuda podemos tener con ella? Si le hemos entregado lo mejor de nuestras vidas, nuestros hijos. ¿Por qué, no nos deja salir en paz? ¿Qué más desea de nosotros? Muchas preguntas me vienen a la mente pero las voy desechando todas, pues debo concentrarme en mi trabajo, no todo se ha logrado y la presencia de lo que me hace huir, está latente y al alcance de la vista. El teléfono vuelve a sonar y el Jefe de Máquinas pregunta si ya podemos parar para realizar la reparación de las válvulas. -Mira Jefe, el viento esta muy fuerte y en dirección de la tierra, a esta velocidad no nos alejamos de la costa, yo creo, que es mejor aumentar hasta media avante la velocidad para poder parar cuando estemos a unas siete millas de distancia como mínimo.- -Muy bien Casañas, ve aumentando poquito a poco y llámame cuando estemos en posición.- Ambos colgamos y fui aumentando la velocidad según lo acordado, luego, voy al radar y obtengo una posición que después ploteo en la carta náutica, de pronto, el Capitán a quién yo creía durmiendo, entra en el puente convertido en un mar de furia, yo seguía trabajando en la carta. -Coño caballeros, esto es increíble, nunca me había sucedido algo igual. Me han robado un par de zapatos de salir y no puedo precisar si fueron los de las Autoridades o los Prácticos. ¿Qué mierda está pasando en Cuba, es que ya nadie tiene vergüenza?- Yo no le presté la más mínima atención, ni le di mi opinión, me dirigí a la fuente donde colocaban los bocaditos de la guardia, comentando por dentro; << ladrón que roba a ladrón, merece 100 años de perdón.>>, el hambre comenzaba a molestarme y debía permanecer de guardia hasta las 08:00, pero que desilusión más grande, al llegar a la fuente noto que estaba vacía, o sea, mientras yo atendía los pormenores de la maniobra de salida, y en cuestión de segundos, aquellos Prácticos que subieron a despedirse en el puente, se volaron todos los bocadillos, no comenté nada, para no echarle mas leña al fuego y dar motivo a que el Capitán permaneciera más tiempo en el puente, total, esto era insignificante, comparado con las cosas que suceden a diario en el país. El Capitán se retiró por falta de quórum y cuando estuvimos a las siete millas paré la máquina y encendí las luces de buque sin gobierno, todos estaban durmiendo, en el puente, el timonel de guardia y yo, en maquinas los que estaban solucionando la situación, el cansancio y la tensión del día me fueron venciendo y me senté, no lo hacía desde muchas horas antes. Desde aquel mismo instante, mi mente comenzó a trabajar febrilmente, a esta triste hora comienzas a recordarlo todo, primero lo más próximo, ayer, cuando terminaron las operaciones de carga y repentinamente apareció un poquito de combustible, para que saliera el buque, después de casi dos meses solicitándolo. La cantidad que habían asignado, no satisfacía las condiciones de estabilidad del buque para la travesía más corta hasta Canadá y después de un millón de preguntas estúpidas realizadas por el VHF, le dije al operador del buque, que si tenía que partir en esas condiciones, yo pondría mi equipaje en el muelle y no iría a viaje, no confiaron en mis argumentos y mandaron a un Capitán a verificar si era cierto lo que yo informaba, todo lo que pudo corroborar, mediante varios cálculos que hice delante de él en la computadora del barco. Al final y varios días después, aumentaron un poco el combustible, pero solo garantizaba la llegada a Canadá, lo demás, a mí no me importaba, recuerdo, que el combustible fue extraído de otro buque surto en el puerto. A medida que pasaban los días, no digo los días sino los minutos, estábamos más jodidos en aquella trampa gigante, la ruina era cada vez más latente y las promesas sobre el futuro funcionaban menos, la arrogancia y el orgullo que identificaba a los comunistas se iban perdiendo. Me pongo de acuerdo con Alexis, un camarero que tenía auto y que vivía en Alamar, para ir con él hasta el barrio en cuanto apareciera un Oficial que me aguantara la guardia y poder recoger un poco de ropa. Por otra parte, el Capitán del buque no se aparecía por el mismo desde el día de ayer y todos los papeles de la carga estaban sin firmar, tampoco cambiaba la fecha y hora de la salida, la tripulación se irritaba más cada minuto que pasaba, pero este no era un asunto mío, él tenía la costumbre de tener al personal encerrado a su antojo y ni el Sindicato ni el Partido tenían huevos para reclamarle nada, en realidad casi nadie tiene huevos para hacer ningún tipo de reclamación en Cuba. A eso de las dos de la tarde, partimos en el auto de Alexis un grupo compuesto por Luisito el técnico de refrigeración, Macías un marinero de cubierta que fue uno de mis mejores amigos durante mis últimos años en Cuba, Aguirre “el cabezón” que era engrasador y yo, todos teníamos el propósito de recoger algo y despedirnos de la familia. Cuando llegamos a mi casa, solo se encontraba mi esposa, recogí alguna ropa y le pedí que preparara un poco de café, serví un trago de ron a granel para Alexis, Luisito y otro para mí. Mi hija estaba para el Vedado y Estebita se encontraba en casa de su novia en La Habana. Traté por todos los medios de no quedarme solo, en realidad no tenía valor para enfrentar la mirada de Elena, después de 20 años juntos, compartiendo toda una vida, el matrimonio llega a compenetrarse tanto que me parece que se llegan a leer los pensamientos de tu pareja y no quería que ella se diera cuenta de lo que yo tenía preparado, lo ignoraba, desgraciadamente la vida allá es así, no se puede confiar en nadie por muy cerca que se encuentre de ti, cualquier indiscreción podía suponer una prisión a la cual yo no estaba preparado para soportar, también, hay que sumarle a todo esto, todos los errores de infidelidad cometidos antes de mi partida y de lo que es capaz de hacer una mujer herida por despecho, ya sobre mí pesaba una amenaza de este tipo y no deseaba fracasar. Al final nos despedimos con un beso, beso que solo servía para despedir un duelo, no sé cuál de los dos murió en aquel entonces, no sé si los dos estábamos muertos. Escapé, aunque con ella el rostro me traicionaba, no importa que en Cuba llegues a dominar la profesión o el arte de la hipocresía, porque así se vive, pero yo no nací con ese don y menos para utilizarlo con los míos, no soy ese artista de la mentira, mi mente continuaba limpia, no lograron doblegarla, subordinarla irreflexiblemente a las ideas y caprichos de un tirano, no pudieron esclavizar mi pensamiento. Por ello escapaba, huía de lo limpio y puro de mi hogar, donde no podía aplicar la profesión aprendida durante muchos años. Los nervios me traicionaban, los vecinos saludaban con gritos, que triste es partir dejando lo que amas, ir hacia la nada. Poco a poco sigues viajando con la mente dentro del tiempo, se analizan los días de estancia en Cuba, esto ocurre cada viaje pero con menos importancia, el timonel se quedó dormido, pero en realidad eso no me llama la atención, voy al radar para comprobar la posición del buque y observo que hemos abatido muy poco, me siento nuevamente. Ahora me viene a la mente cuando fui a la prisión de Micro X a visitar a mi hermano menor, una variante cubana de los campos de concentración nazis, irónicamente enclavada en el mismo barrio donde yo vivía, que horror, cuanta juventud pudriéndose, solo le faltaban el crematorio y la cámara de gases, cuanta humillación para mi pueblo, allí se encuentra como una amenaza contra toda manifestación de rebeldía, precisamente en mi barrio, un barrio obrero, allí se marchitan nuestros hijos. ¿Qué hacen sus padres? ¿Qué hacen sus hermanos? ¿Qué hace mi pueblo?. Mas de 500 almas que se pudren por el solo delito de renegar su suelo, no han robado, no han matado, mas bien los han matado a ellos que viven una muerte lenta con muy poquito de aliento. Después de varios cacheos entro y creo estar soñando, yo también he trabajado para construir esto. Cuanta vergüenza sufrí ante mi hermano, sufrí por sus compañeros, él, que me veía como un ejemplo, cuanta vejación se sufre, no han podido encerrar el dolor y el odio de tantas madres, esposas, hijos y familiares, ese odio anda suelto y es necesario unirlo. Mas de cinco meses sin juicio por querer dejar su suelo y la historia se repite hasta lo eterno, tenemos que agrupar las historias, debemos salvar lo nuestro, tenemos que enterrar el miedo, cuánto me he abochornado de mi generación, cuánto hemos embarrado a la historia con estiércol. Creo que aquella visión de la realidad fue el puntillazo, ya había soportado tanto que no recuerdo pero debía tener nervios, tenía que lavar mi mancha, poner mi granito de arena para destruir aquello debíamos extirpar el mal de las mentes, hay que abrir nuevamente el cielo. El timonel continuaba dormido y no me importaba, prefería estar solo con mis pensamientos, lo miraba y no sé que sensación sentía, su apellido era Collejo, lo conocía desde el año1967,cuando entramos juntos en la marina desmovilizados del ejército, de profesión borracho, ladrón, chivato, pero, Secretario del Partido, era contrabandista pero aquello no importaba, siempre que estuvieras plenamente identificado con el proceso, si eras maricón y no simpatizabas con el gobierno, eras un gran maricón, pero si por el contrario eras comunista, dejabas de serlo para convertirte en un compañero. Seguimos al garete, parece que las cosas se han complicado en el departamento de máquinas, el Morro se mantiene a unas siete millas, estamos abatiendo al oeste, ya es de día pero el silencio se mantiene, la tripulación sigue durmiendo y ahora me viene a la mente el viaje anterior. No puedo tener idea de como pudo haber estado trabajando la mente del Capitán Enrique López Sánchez. Resulta, que se encontraba trabajando como Capitán Inspector, del Departamento de Seguridad para la Navegación de nuestra empresa y le dan un viaje de estímulo con su señora, no sé aún, si este viaje era debido a su próxima jubilación y para qué cansarlos, sale de viaje con nosotros. López y Anita, subían todas las mañanas al puente, donde establecíamos, lo que para mí era una agradable conversación, no sé por qué me inspiró tanta confianza, pero el tiempo que me restaba de guardia, lo empleábamos en hablar mal del gobierno y en comentar las noticias que yo escuchaba de radio Martí y la Voz del CID, en Cuba estas emisoras se oían en privado y muy bajito de volumen, aquí, aunque constituía un verdadero reto, nunca dejé de oírlas. A la llegada al puerto de Alicante, López se va a visitar a unos familiares que tenía en Valencia, donde se pasa dos días, a su regreso se entera de que la reparación de garantía del buque programada para este viaje, se había suspendido para el próximo por encontrarse de vacaciones el personal del astillero. Continuamos viaje para Marsella en Francia y después de descargar el buque, nos quedamos fondeados frente al puerto en espera de que nos asignaran carga para Cuba, recibimos la orden a los dos días de proceder al puerto de Castellón de la Plana para cargar mil toneladas de cebollas. Durante todo el trayecto López se mantuvo en constante comunicación con su hija en Cuba, muy preocupado por la reservación que tenían para Varadero, mientras tanto, los días pasaron y llegamos a Castellón, donde permanecimos fondeados doce días, esperando que arribara la cebolla al puerto, sumando todos los días desde que el buque terminó su descarga en Marsella, hasta que atracamos en Castellón, computaban aproximadamente los días que el buque emplearía en la mencionada reparación. El día de la salida del barco de Castellón, López y Anita no aparecieron mas, esa noche en Noticias de España de la Voz del CID, anunciaban su deserción y solicitud de asilo político en el aeropuerto de Barajas, donde arribaron en escala hacia Polonia su hija y la nieta, por poco me muero de la risa, aún hoy, no puedo tener idea del susto que debieron pasar, cuando vieron a punto de esfumarse, todo lo que tan bien habían planificado durante años, me alegré en el alma, porque todo les haya salido bien, hoy se encuentran en Orlando, Florida. La cosa no termina aquí, a la arribada del buque a La Habana, un conocido de la Seguridad del Estado, me dice que un grupo de tripulantes y yo nos encontrábamos en candela, se manejó el nombre de otro Capitán que trabajaba con López y al que querían embarrar dentro de este caso, como yo no tenía relaciones con él y no saber si se trataba de una trampa, no me atreví a decirle nada, es difícil decirlo, pero hasta ese momento desconocía de que había gente en la seguridad, que no estaban totalmente de acuerdo con el sistema, tal vez estuvieran resentidos por el fuerte golpe que sufrió este órgano cuando el caso de Ochoa. Aquel Capitán del que hice mención se encuentra en estos momentos en el exilio, de esto me enteré en la última visita a Miami, peor aún, dicen que se encuentra preso por tráfico de drogas en un barco. Durante la estancia del buque en el puerto, se desata una intensa cacería de brujas, se realizaron muchos interrogatorios, intimidación, amenazas, y a todos los interrogados les preguntaban por mí, la realidad era de que no tenía otra alternativa que la deserción como me habían recomendado. Uno por uno van llamando a interrogatorio a un grupo de tripulantes, en la oficina del Director- de la Empresa Raimundo Calero junto a agentes de la Seguridad del Estado, preguntas van, amenazas vienen, lo cierto es que algunos de ellos fueron desenrolados del buque, todos saben que el fin se aproxima y que desde ese momento llevan una marca en el expediente, como una cicatriz que nunca sana y que son los primeros candidatos a ser expulsados de la flota, ahora que están vendiendo los barcos, como están vendiendo al país. -Como verán, aquí hay democracia y se respetan los derechos humanos, por eso los llamamos, uds. son jóvenes y pueden rectificar su actitud, a otros no los llamaremos y tomaremos otro tipo de medidas.- Palabras como estas fueron expresadas por Calero Director de la Empresa de Navegación Mambisa en aquel entonces. Es una verdadera pena que este hombre, siendo tan- buen Capitán, se dejara enrolar en una nave que esta haciendo agua e irremediablemente se va a pique y estará tan lejos que sus llamadas de auxilio no se oirán. Hablar de democracia a estas alturas, que lástima haber defraudado tanta admiración que sentí por él cuando años atrás, navegamos juntos por más de un año a bordo del buque "Ngola" de la República Popular de Angola, fue muy buen Capitán, amigo y compañero. Pero la vida en Cuba es así todos los que tienen algún carguito, deben expresar lo que no sienten, para poder conservar la posición y el trabajo. ¿Democracia? ¡Carajo! Que vacía suena esta palabra en la boca de un cubano, ¿quién la conoce?, ¿quién sabe donde vive?, ¿derechos humanos, a qué le llamaran ellos así?, acaso conoce nuestro pueblo los derechos elementales del hombre, cuando poseer la carta universal de los derechos humanos en Cuba es un delito político condenable por ley, es que derecho humano según el concepto comunista, es el derecho a la educación y a un hospital de mala muerte a cambio de nuestro silencio, nuestro miedo, perder el trabajo, la cárcel, etc. Suena cómico, de humor negro estas palabras en boca de quienes han enlutado al pueblo, convirtiéndolos en una mansa manada de corderos robotizados, coño, cómo no se le ocurrieron algunas de las estúpidas palabras que han puesto en boga como; idoneidad, opción cero, período especial, espíritu de contingente, internacionalismo, en fin, toda esa porquería sin sentido que tienen a todo el mundo con los estómagos vacíos. Continuamos al garete pero el fin de la guardia se acerca, tomo la posición del buque por radar, lleno el diario de navegación y le entrego la guardia a Chantres el Tercer Oficial, tengo tanta hambre que no atino a lo que me dicen por el camino hacia el comedor. Una vez en el comedor, intercambié algunos detalles con Irma para la fuga, ella era la camarera del comedor de oficiales y el compromiso de ayudarla en su deserción lo hice por solicitud de Isabelita, una mujer con la que mantenía relaciones extra-matrimoniales en La Habana, claro, que esta decisión la tomé después de pensarlo muy bien, por el alto riesgo que debía correr ante el peligro de una delación, a Irma yo la conocía muy bien como subordinada mía, pero aún así, siempre se desconfía de cualquiera, en realidad, en Cuba no confiamos en casi nadie. Después de desayunar y mientras me fumaba un Popular, observo un poco de nerviosismo en ella. Estoy extremadamente cansado, me voy al camarote y una vez en la cama, cierro los ojos pero increíblemente no duermo, comienzo a mirarme por dentro, es algo como una larga pesadilla, ahora viene a mi mente, la imagen tierna y dulce de Isabelita, con la que compartí muchos momentos buenos y desagradables, ella fue a despedirse de mí en el puerto y como toda despedida, también fue muy triste. Isabelita tenía un exquisito cuerpo, al menos ajustado a mis exigencias sexuales, ella era una mujer bien trigueña y de una cabellera abundante, sus brazos mostraban unos bien pronunciados vellos y la experiencia me había demostrado que así sería en casi todas las partes de su cuerpo, no me engañé cuando nos desnudamos, su monte de Venus era exageradamente grande y tupido, bien negro, contrastando con la blancura de su cuerpo, sus senos eran firmes a pesar de tener más de treinta años, Isabelita nunca había parido y debió ser una de las razones para que se mantuvieran en ese estado, desde su ombligo partía una fina hilera de bellos hasta su pelvis capaz de volver loco a cualquier hombre, luego, era de esas mujeres que lubrican exageradamente cuando hacen el amor, tanto, que estando encima de mí corría por mi ingle y me mojaba completamente los testículos y las nalgas. Cuando hacíamos el 69 yo trataba de acomodarme siempre encima de ella, de lo contrario, toda su leche (como decimos los cubanos) podía correrme por toda la cara, era algo asombroso aquello, creo, la única vez en la vida que lo he observado, sin embargo, me volvía loco. Aquellas relaciones, no se rompieron y sé cuanto sufrió en sus relaciones conmigo, no aquel - sufrimiento causado por unas malas relaciones, sino, el que se siente ante la impotencia de saber que lo deseado es imposible de poseer para siempre, ella conocía de la existencia de mi familia, formada desde hacia más de veinte años y mi resolución a no abandonarla, resignándose a su papel de querida, nuestros encuentros amorosos fueron la más alta manifestación del deseo y la pasión, en ningún momento nos sentimos defraudados, en realidad encontré en ella mucha comprensión y apoyo. Fueron muchas las ocasiones, en las que partí de su casa cargado de alimentos comprados en la bolsa negra para mi familia, la situación era en extrema difícil para el pueblo y en la medida que pasaba el tiempo, me daba cuenta que desaparecían algunos valores humanos entre la población. Llegué a comprar comida que era robada de los círculos infantiles, al principio sentía desprecio por esta acción, luego no, yo mismo le encontraba variadas justificaciones. << Si no la compro yo, irá a vendérsela a otra persona que la comprará sin pensarlo dos veces>> Mi razonamiento no estaba equivocado, cada día era más difícil encender la cocina, además, todo lo que se vendía en la bolsa negra era producto de algún robo, no se podía vivir con muchos escrúpulos, la miseria nos había conducido hasta este callejón sin salida. En mi cama y sin poder conseguir el sueño, siento por las pequeñas vibraciones del buque, que soplaron la máquina principal, después, la arrancada normal y el aumento paulatino de las revoluciones del motor, calculo que deben ser aproximadamente las 09:30 am, continúo despierto, pero no quiero abrir los ojos para evitar ver la hora en el reloj de mi camarote, con los recuerdos que van apareciendo es suficiente, ahora el buque vibra más fuerte debajo de mí, es señal de que pusieron toda velocidad avante, nada podrá detener mi huida. Van quedando muchas cosas detrás de ti, cuántas cosas bellas, tu tierra, tus amigos aunque sean pocos, tus familiares, tus vecinos, los niños que viste crecer en tu cuadra junto a tus hijos y hoy son hombres, cuántos años pasaran para que volvamos a vernos, quizás, si la suerte no me acompaña, nunca mas. Se me antoja ver desaparecer en el horizonte como en otras muchas ocasiones, el edificio del hospital Almejeiras, en aquel lugar pase parte de mi infancia, creo que la etapa más bella, en ese lugar existió por muchos años, la Casa de Beneficencia y Maternidad de La Habana, mi hogar por mas de cinco años, rodeado del amor de dulces monjitas, es difícil de creer que se hable bien de un orfelinato. Después de almuerzo, la pianista pasó por mi camarote pero no le preste mucha atención, porque independiente del estropeo que aún conservaba del día anterior, yo tenía que preparar los planos de carga del buque y quería hacerlos con el ordenador que poseía en la oficina de carga a mi disposición, también era importante mantener la misma actitud que siempre había tenido ante mis responsabilidades. Como era habitual, me di una ducha a las tres y media para comenzar mi guardia de navegación a las cuatro de la tarde. La rutina de ver la posición del buque en la carta náutica, chequear las temperaturas de las bodegas en el termógrafo que poseíamos en el puente y luego la misma monotonía de siempre, más grande aún, cuando estás haciendo guardia con un individuo al que detestas por su condición de delator. Mi timonel era el secretario del Partido en el barco y fue uno de los causantes de que llamaran a interrogatorio a miembros de la tripulación en La Habana, este tipejo había sido combatiente de la Sierra Maestra, pero ninguna de sus condiciones mencionadas, lo excluían de ser un vulgar contrabandista de tabacos, durante mis guardias yo tenía la peligrosa costumbre de sintonizar a dos estaciones de radio, que transmitían para Cuba desde los EU, me refiero a La Voz del CID y Radio Martí, eran las más potentes, se podían captar en el Mediterráneo o por las islas Hawai cuando navegábamos con destino al continente asiático, y los timoneles se distraían con la programación y las noticias de nuestro- País que nuestras emisoras no difundían por la extremadamente férrea censura existente, Collejo, que ese era el apellido de este individuo con el que me encontraba ahora, también se deleitaba oyendo a estas emisoras subversivas, como las llama el gobierno, sin embargo, delató a todos los que la escuchaban y hasta el momento no me explico, por cual razón yo no fui llamado a esos interrogatorios, o mejor dicho, me tomó varios años comprenderlo, pero esto lo dejare para el resumen de este libro. Recuerdo que unos días antes de salir, entré en el camarote del político usando mi llave maestra, y encontré una agenda donde el muy cabrón tenía los nombres de todos los que habían sido llamados a interrogatorios, y el de los que no fuimos interrogados, cual no sería mi sorpresa, al encontrar en la mencionada lista, el nombre de Collejo también, o sea, que el señor Político, tenía al secretario del Partido bajo control, esta sociedad no cree en nadie, no recuerdo si fue el electricista Marañón quién subió al puente, y el tema de la conversación fue casualmente ,sobre la campaña de alfabetización y la primera zafra de recogida de café. Como estábamos navegando frente a las costas de Miami, no podía mantener una conversación estable por lo congestionado del tráfico, empeoraba esta situación, que se encontraba lloviendo muy fuerte y la visibilidad se reducía por momentos obligándome a permanecer cerca del radar, por la banda de babor me paso un majestuoso barco de pasaje, algo así como una ciudad flotante, bellamente iluminado, tanto me impresionó, que le avisé a la tripulación por el intercomunicador del puente, tenía si no me equivoco, cerca de 11 cubiertas. La pianista subió al puente a verlo, para ella aquello era una novedad, pero también pude notar la impresión que le causó ver trabajando a todos los equipos de nuestro puente, no sería para menos, nuestro barquito era nuevo y dotado de los equipos más modernos de navegación que existían en el mercado, Durante todo el trayecto navegado, la situación, para nosotros los marinos era normal, no así para Zenaida, quien vomitaba todo lo que ingería debido al balanceo del barco. Cuando terminé mi guardia, conversamos de cosas sin relevante importancia y nos despedimos, me acosté para tratar de dormir, lo necesitaba y deseaba de todo corazón, pero con solo cerrar los ojos, se iniciaba en mi mente una extraña visión retrospectiva de todo lo que fuera mi vida, no sé si le ocurrirá lo mismo a las personas en su ocaso, se viaja a una velocidad increíble por el tiempo, haciendo solamente breves paradas para tratar de enmendar errores y perdonarse uno mismo, sencillamente, no se puede dormir. Ya eran las doce de la noche, el buque comenzaba a balancearse violentamente, también se hacía sentir fuertes cabezadas, producidas por un mar desorganizado con la marejada de una dirección y la mar de leva de otra, ahora llovía torrencialmente y todo se caía dentro del camarote, me levanté y puse la radiograbadora sobre mi cama, ahora, conciliar el sueño era más difícil, los bandazos podían sacarte de la cama, me asusté en varias oportunidades, yo sabía que el buque no tenía mucha estabilidad, creo que en situaciones como ésta, el único que se desvela a bordo es el Primer Oficial, ya que si se comete algún error en los cálculos para cargar el barco, puedes provocar un fácil naufragio. Nov.7 de 1991 A las cuatro de la mañana entro de guardia, la situación en el puente era terrible, nada se mantenía en pie, cuando las cabezadas eran muy fuertes parecía que el radar ARPA se iba a desprender de su base. A esta hora del día yo no hablo mucho y por ese motivo el tiempo se hace muy largo hasta las seis de la mañana, hora en que comienzan a llegar los visitantes y el timonel bajaba por café fresco. Por lo general, el primero en levantarse era el electricista Marañón y después lo hacía el contramaestre Raimundo, siempre se establecía una conversación de tema libre en la que a veces participaba si no estaba ocupado, también aprovechaba este momento para darle algunas órdenes al contramaestre, sobre el trabajo a realizar en la cubierta del buque. Esta guardia me la pase parado al lado del radar y no- pensé en nada. A las ocho de la mañana y después de entregar la guardia, llevo tanta hambre, que siempre salgo disparado en dirección al comedor, y desde el pantry le dirigía alguna broma a los cocineros, camareros y cuanta persona me encontraba en los salones, revolviendo el ambiente del área en cuestión de segundos. Hoy, mientras desayunaba, me puse de acuerdo con Irma la camarera para ir a dormir a su camarote, la gente debía tener la impresión de que nosotros manteníamos relaciones sexuales, para de esta forma, limpiar un poco la pista a la hora de la salida a tierra en Canadá. Como el barco iba fletado por un año para Marruecos, era lógico, que cada cual trataría de enamorarla para asegurarse un buen colchón durante este largo tiempo, y las invitaciones para salir le sobrarían muy pronto. Después de desayunar me acosté para tratar de dormir un poco, pero resultaba muy difícil por los movimientos bruscos del buque, cuando estás conciliando el sueño algún bandazo te despierta y en ocasiones te levantas mucho más agotado que cuando te acostaste. Llegaban de nuevo muchos pasajes de lo vivido, tal parecía que me despedía de la vida. Al mediodía, más estropeado que cuando me acosté, me levanté para ir al comedor y comprobé que la situación seguía siendo la misma o quizás un poco peor, no se pudieron montar las mesas porque todo se caía con los bandazos, el horno le fue arriba a Vicent el cocinero y le produjo una quemadura que me mostró y aún así no dejó de cocinar, las lozas del piso de la cocina y el pantry no eran anti-resbalantes, resultando muy peligroso andar por ellas durante un mal tiempo, ésta es una de las negligencias de quienes asistieron a la construcción del buque y no supervisaron bien su trabajo. Otra vez comimos con el plato en la mano, pero nada me asombra, cientos de veces sucedió lo mismo en años anteriores. Con la gente me entero de que la pianista no paraba de vomitar por los mareos y me propuse no molestarla. Abrí mi oficina y todo continuaba regado por el suelo, tampoco me interesaba actualizar ninguno de los documentos que corresponden a mi cargo, constantemente me preguntaba para qué, si de todas formas ya no tenía la obligación de cumplir con nadie. Con los fuertes bandazos todo rodaba por el suelo, cerré la puerta de la oficina pensando que cuando todo terminara, volvería para recogerlos y clasificarlos, entré en mi camarote a esperar la llegada de la hora de la guardia. A las cuatro de la tarde de nuevo en el puente, vienen muy pocas visitas y gastas muchas energías agarrándote de cualquier pasamanos para no caerte, en estas condiciones es imposible sentarse y como hablo poco con el timonel, el tiempo se demora en pasar. A las ocho de la noche y antes de salir del puente, le dije al timonel Lázaro que a las cuatro de la mañana fuera a despertarme al camarote de Irma, esto se lo dije bajito y con un poco de misterio. Él me miró con picardía, confiándole esto, yo estaba dándole participación en mis asuntos particulares, lo estaba convirtiendo en algo así como mi cómplice, enseguida mordió el anzuelo, sin saber que estaba muy lejos de la realidad, el gordo Lázaro era buena gente pero muy comunicativo y aquel defecto yo lo necesitaba para llevar adelante mis propósitos. Irma estaba en el salón de tripulantes, también se encontraban otros marinos, así que aproveché esta situación para hacerle una señal que pudiera ser captada por todos, ella se levantó y fuimos hasta mi camarote donde estuvimos conversando un ratico, luego bajamos al camarote de ella con mi almohada y frazada bajo mis brazos. Esta es una situación estúpida, porque ella se podía quedar cómodamente en el mío, pero aquello no llamaría tanto la atención. Su camarote era extremadamente pequeño pero lo era aún más, debido a que ella lo tenía habitado por todos los santos de su devoción, acomodé mi frazada en el escaso espacio libre del piso, pero aquí también fue imposible pegar un ojo, además de los bandazos y lo duro del piso, hay que agregarle la atmósfera asfixiante por las velas que le tenía encendida a los santos, y una fuerte acidez estomacal que estaba sufriendo. Cuando vi que eran las cuatro de la mañana cerré la puerta de su camarote con seguro y con la llave maestra abrí la enfermería por algunas pastillas para calmar mi estómago. Camino a mi camarote me encuentro con el gordo que había terminado su guardia. -Coño compadre, te dije que me despertaras en el camarote de Irma.- -La verdad es que pensé que todo era jodedera tuya.- -¿Cómo voy a utilizar una broma de ese tipo?- -Está bien, no te pongas bravo, ya lo sé para la próxima.- -Si, pero mira la hora que es y yo nunca he relevado tarde.- Nos despedimos y entre a mi camarote para lavarme la cara y peinarme un poco, serían las cuatro y cuarto de la mañana cuando abrí la puerta del puente. |